Conduje en silencio de vuelta al parque, sin decirnos mucho.
Cuando llegamos a la extensión de hierba me indicaste que aparcara al lado de la acera y así lo hice.
Abriste la puerta y bajaste al pavimento, llevando tu cuaderno contigo.
Una vez ambos hubimos salido del coche y estábamos juntos en la calle, hablaste.
-Bueno, ¿y qué quieres que haga exactamente?
Tuve que pararme a pensar durante un segundo ya que fotografiar gente no era mi especialidad.
Y, mucho menos, chicas guapas.
-Bueno, me gustaría capturarte tal cual eres, ¿sabes?
Asentiste, intentando comprenderlo.
-Entonces… -Continué. –¿Te importa sentarte en el banco donde estabas antes y, yo que sé, hacer lo que haces normalmente?
Encogiste los hombros y te sentaste, cruzando las piernas.
Abriste el libro y empezaste a leer, resulta que era una novela.
Tu pelo cayó de nuevo en cascada por tu cara e hice una foto.
Lo apartaste con una mano y acomodaste un par de mechones tras tu oreja, y saqué otra foto del proceso.
Dos fotos después, te dije que había terminado.
-¿Ya? –Preguntaste, sorprendida.
Asentí y parecías algo triste o decepcionada.
-¿Estás seguro de que no quieres más? ¿A lo mejor en otro sitio?
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Eve es yo. Yo soy Eve. Sabe que no tiene que dejar a Ashton escapar.