Capítulo 14

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Narra Natalie

¿cuánto tiempo pasó desde ese nuevo comienzo? Los días pasan veloces cuando te la pasas muy bien con alguien. Debo admitir que fue una gran idea conversar con Anthony sobre todo lo que había pasado. No había sentido la alegría de tener un amigo varón en .... bueno, ¿mucho tiempo?

La verdad es que nunca había tenido un amigo hombre desde que tengo memoria. Mi capacidad social era tan baja que solo tenía una sola amiga, pero desde que ella se hizo novia de Anthony, debo decir que fue una fortuna para mi.

Me siento feliz de saber que ya puedo salir a caminar o a jugar con dos personas. Mi cuerpo se siente bien ante tal pensamiento.

Anthony es una buena persona en casi todos su esplendor. El único error que tiene es que a veces se comporta de manera ególatra y eso irritaba a Eros y a mi, pero después lo pasamos desapercibido.

Tal parece que ahora puedo sentarme con alguien en la cafetería, pero sinceramente siento que eso le afecta a Anthony de alguna manera, pues las miradas se clavan en él. A veces quisiera decirle que podía irse a donde quisiera. Aunque mi soledad vuelva.

─Natalie─ me llamó─ estás nadando en la nada─

─¿que?─ salí de mis pensamientos y me di cuenta de que estaba caminando por pura inercia. Estábamos de camino a nuestros respectivos hogares, ya era tarde y las clases habían terminado.

─Amigo, te perdiste en tus propios pensamientos─ me dijo Anthony, que afortunadamente caminaba enfrente mío como una barrera para que no chocara con nadie.

Iba a pronunciar algo pero sus amigos llegaron de repente entre toda la gente, se recargaban en él y su tono de voz era muy eufórico. Esos tres chicos parecen amigos de toda la vida.

─¿que onda, ojos miel?─ me decía uno con cabello ondulado más o menos largo. Yo no le dije ni una sola palabra.

─¿peda en mi casa?─ habló el de cabello negro, ese era más bajito que los otros dos. Yo no había entendido a que se refería con "peda".

─Mateo, no digas eso así derrepente─ según Anthony lo había dicho en voz baja.

─¿Que? Estaría bien que viniera con nosotros a una peda─ Siguió diciendo el chico que se llama Mateo.

Y ahora estaba en frente de una pequeña discusión entre amigos de la vida, uno decía que dejara de decir la palabra "peda" mientras que los otros decían que debían llevarme a una de esas. Me sentía bastante incómodo respecto a eso, tanto que decidí irme sólo hasta la puerta.

─Oh, Natalie, te veo el lunes─ me dijo Anthony antes de que saliera e irme a casa sólo.

Narra Eros

Era la hora en que debía armar un plan perfecto.

Me encontraba en mi baño pensando las mejores ideas para que pueda ejecutarlas. En serio que me estaba tardando aquí adentro.

Se me había ocurrido la idea de que yo misma le mandara un mensaje a ambos para que coincidieran en un sólo lugar, pero eso sería poner en riesgo todo. Mejor cambié la receta por algo más realista.

Ellos se llevan bien en este momento, si hago tal cosa ellos simplemente conversarian de manera inocente y sería todo. No habría acción ni nada por el estilo.

Me estaba saliendo humo por mis ojeras, estaba pensando demasiado en un plan que debería de ser fácil armar. No quería echar a perder una bella oportunidad.

Mi celular sonó en ese instante en el que iba a salir de mi fuente de ideas. Era mi abuelo.

─Abuelo, que gusto que llames─
Me senté en el suelo.

─Presentí que necesitabas una llamada mia─
No es por hacerla de asombrosa ni nada pero... Mi familia tenía algo mágico con los presentimientos y el romance. Son la mejor familia del mundo.

─Si. Justo necesitaba una llamada tuya─ mordí mi labio.

Narra Natalie.

No sabía qué es lo que le había pasado a Eros como para quedarse encerrada en la escuela. Era una de las raras veces en la que Eros le pasaban estas cosas, siempre trataba de ser la primera en irse de su escuela porque dice ella que su casa era mucho mejor que ese lugar al que le llama prisión. Pero debo admitir que tiene un buen promedio a pesar de que se la pasa pensando en lo que sea que piense.

¿Por qué no se lo había pedido a su novio en vez de a mí? él con gusto hubiera venido.

Pero me encontraba aquí, caminando entre los pasillos porque no me pude resistir decirle que no a mí mejor amiga.

Mis pasos sonaban por todo el lugar oscuro, no había absolutamente nadie. Empezaba a pensar que esto iba a ser una especie de broma y rogaba que no fuese así.

Mi mente ya estaba empezando a formular un montón de pensamientos raros que podrían pasar en este lugar, deseaba con todas mis fuerzas que no hubiera dicho que sí a esta tonta "misión".

Además de que no escuchaba ningún sonido aparte de mi suela de zapato. Trataba de marcarle a su celular pero no me contestaba. Estaba a punto de irme cuando se escuchó una puerta abrirse. Recibí como un choque eléctrico por todo mi cuerpo por el miedo que me había provocado ese sonido.

Mi celular sonó provocando que un chillido saliera de mi boca. Era Eros.

─¿dónde diablos está?─ le pregunté.

─ Natalie, me quedé enredada entre las cuerdas del telón del escenario de la sala de teatro─

─¿cómo es posible de que te hayas quedado enredada?─ corrí por los pasillos en busca de ese dichoso teatro. Yo no sabía la ubicación de las salas de esta escuela, a luchas me sabía por dónde era la mejor entrada para un robo.

Escuché como se le cayó el celular y se terminó la llamada. Eso me había causado mucha risa.

Busqué y busqué por todos los pasillos la sala del teatro, pero no lo logré, en cambio, había encontrado la dirección, los baños, el laboratorio, la piscina, etc. Pasé por una bodega que, en algún momento creí haber escuchado algo, pero sin embargo me fui ya que pensé que era una rata o algo así.

Seguí caminando hasta que me encontré con la puerta con un letrero de metal que decía que era la sala de teatro. La abrí y puede ver lo grande que era. Me apresuré a buscar detrás de esas cortinas gigantes para ver si estaba Eros. Quería ver esa escena en donde ella estaba enredada entre las cuerdas. Sería muy gracioso.

Narra Anthony

Sin duda había aceptado ayudar a mi novia en el conflicto que estaba. Para ser honesto me sorprendía y me ponía a pensar cómo es que se había quedado enredada en esa cuerdas.

Ignoré aquellos pensamientos y me dediqué a caminar para encontrarme con esa puerta que decía Teatro en un letrero de metal. No parecía la gran cosas cuando estas afuera, pero una vez que entras te asombraras de lo grande que llega a ser este espacio entre toda la escuela.

Por cierto, había entrado por la reja, obviamente saltando como un profesional de las Olimpiadas. Evité los guardias y guardé silencio para que no sospecharan que había un héroe en acción. Según Eros, ellos tampoco sabían que ella estaba aquí, por eso me pedía ayuda urgente.

Fui detrás del telón para buscar a Eros y me llevé la sorpresa de que Natalie también estaba aquí. Casi se cae al suelo por lo asustado que se había puesto.

─¿Natalie? ¿que haces aquí?─ le pregunté ayudándole a levantarse.

─Lo mismo que tu, me imagino─.

─¿por Eros?─

─Asi es─ se sacudió el polvo.

─¿y donde está?─

─Eso también me pregunto─

Un sonido atrapó nuestras curiosidad y corrimos a ver que había sido tal cosa.

La puerta se había cerrado sola. Nuestras piernas corrieron hasta esa puerta y tratamos de abrirla.
Pero fue inutil.

Estábamos atrapados.

EL CHICO DE LAS ZAPATILLAS DE BALLETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora