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YUURI K

Phichit estaba comiendo en la cocina, Viktor y yo solo nos mirábamos cabizbajos luego de que me pusiera ropa decente mientras que mi madre -Quien llegó de manera repentina a mi casa- Mostraba toda su desaprobación.

— ¿Es que no puedo dejarte solo porque ya metes tipos raros extranjeros en casa? Ya veo por qué insistías tanto en empezar a vivir solo.

Negué con la cabeza repetidas veces — ¡No es lo que parece!

— Si es lo que parece.

— ¡Tú cállate, Viktor!

Me miró a mí, lo miró a él y se llevó las manos a la sien para frotársela en un gesto de desaprovación, casi podía sentir el regaño que estaba por soltar de sus labios.

Creo que es la hora. — No entendí al principio por qué había dicho eso, hasta que noto cómo saca algo de su bolsa de compras; Un condón. — Es momento de hablar sobre educación sexual.

No sé qué fue mas impresionante, el que haya contestado de esa manera o mi rostro desfigurándose.

Tal vez el hecho de que Viktor se la estaba pasando realmente bien con la situación.

Ese maldito pervertido.

— Hijo, yo entiendo que tengas tus necesidades. Pero ¿Estas seguro de que quieres... Saciarte de esta manera? Sabes que existen juguetes, en tu cuarto de adolescente puberto tenías muchos dentro de un cofre de color dorado cerrado con una llave que siempre guardaste debajo del tapete y una colección de revistas porno. Y no porno de mujeres precisamente. Siempre supe que mi hijo era gay, pero creí que sería mas del closet y ahora me topo con un supermodelo que se lo está tirando, hijito ¿Desde cuando le consumes la flor a mi bebé? — Quería morirme, porque le hablaba a Viktor.— Su traserito desde pequeño siempre ha sido muy sensible y me preocupa que. . .

¡Mamá ya basta, él no tiene por qué saber nada de eso! — Interrumpí su plática rojo de la verguenza, Viktor se reía y mi madre me señalaba con el dedo.

— ¡A mí no me mandes a callar! Tengo que decir las cosas de frente para que tu novio sepa con lo que se está metiendo.

¿Es idea mía o eso sonó completamente ofensivo?

— Gracias por avisarme del delicado trasero de su hijo, señora. Prometo cuidarlo.

— Oh cariño, puedes decirme mamá ahora.

— Gracias, mamá. ♥

— ¡¿Podrían ustedes dos dejar el complot en mi contra?!

Ignorando mi presencia y obviando mi comentario, continuaron con su conversación com si nada hubiese pasado. ¿Lo peor? Que mi mamá lo invitó a cenar el sábado por la noche y me hizo acompañarlo hasta la plaza a unas cuadras de casa, a esas horas de la noche y con el frío que hacía.

— Tu mamá me ha caído bien. — Comentó de la nada, no le respondí. Probablemente se percató de mi enojo en cuanto me crucé de brazos porque se detuvo.

No supe qué era lo que iba a hacer, hasta que de la nada su abrigo estaba sobre mis hombros. Completamente cálido, su aroma me abrazó por completo y he quedado como en un estdo de trance.

— No quiero tu abrigo.

Impidió que me lo quitara. — Quédatelo, tienes frío ¿Verdad?

¿En serio lo había notado?

— Te lo devolveré mañana en clases.

No hubo respuesta, solo me miró por un par de segundos. Hasta que se movió de manera torpe y sus brazos me rodearon, apretándome contra él y con mi cara yendo directo a su pecho. No puse resistencia y dejé que me abrazara por un rato.

— Mañana. . . ¿Podemos...?

Obviamente yo no había entendido aquella pregunta a medias. — ¿Podemos qué?

No, nada. — Respondió mirándose las manos para despedirse con un ademán.

Será tonto.

 Viktor. — Se volteó cuando lo llamé. — Si pasas a buscarme después de las 7:00am te mandaré al demonio.

La sonrisa que emitió le hizo resaltar un chispazo de felicidad en el rostro, asintió enérgico antes de marcharse con una despedida.

''Allí estaré'' Me dijo antes de perderse entre tanta gente.


Senpai [Victuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora