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YUURI K

Y así un nuevo día de mi fatídica vida estaba dando comienzo.

Recuerdo que esa mañana precisamente estábamos haciendo limpieza del colegio antes de irnos de campamento, a mi parecer seguía siendo una idea absurda dejarnos en medio de la nada solo con nuestros insintos de supervivencia y una fogata.

No, corrijo la frase; A mi parecer SIGUE siendo una PÉSIMA idea DEJARME EN MEDIO de la NADA solo con mis instintos de supervivencia y un acosador de cabello blanco suelto. ¡Mis gritos de auxilio no pueden ser escuchados ahí!

— Creo que estás exagerando, además, ¿Qué probabilidad de que entre todos los alumnos de todo los años de todo el instituto sea con Viktor precisamente que te emparejen?

— Yo digo que la cerda está jodida.

— ¿Y qué se supone que hace Yurio aquí?

¡Que NO ME DIGAS YURIO, TÚ... CERDO! ¡¿QUÉ NO TENGO PERMISO DE SENTARME AQUÍ, EN UNA MESA PÚBLICA?! ¿DÓNDE ESTÁ TU NOMBRE ESCRITO? — Se cruzó de brazos, de cierto modo era adorable verlo haciendo pucheros por sentirse ignorado.

— No necesitas gritar, Yuri. — No sé en qué momento llegó Otabek y se sentó al lado de él, cubrió a Yuri con una manta y lo obligó a pegar la cabeza de la mesa, por un momento todos pensamos que lo nockeó al escuchar la manera en la que golpeó y se quedó quieto. — Discúlpenlo, se pone intenso cuando tienen sueño.

Y entonces Otabek levantó la sábana, dejando ver el rostro roncante de Yurio dormido. — ¿Es decir que Yurio siempre tiene sueño? ¡Eso explica por qué ayer le dio mi sandwich a una rata que estaba en el basurero de la cafetería! No tuve corazón para quitársela, ¡Lo necesitaba más que yo!

— No, Phichit. Esas son las cosas que se piensan pero no se dicen.

— ¿Así como el hecho de que Viktor y tú estaban ...?

Y de repente Phichit tuvo que marcharse luego de que lo pateara lejos.

Otabek ni se inmutó, imgino él sabrá lidiar con cosas como estas.  — ¿Y eso que Yurio está cansado? ¿Hay mucho trabajo en el club de patinaje?

— Sí, bastante, pero está cansado porque no se bebió su leche. — Me respondió. Pero se detuvo en seco. — ¿Tan mal sonó?

Creó que estaba juzgando la expresión que puse al escuchar semejante oración. — Sí, demasiado.

Carraspeó la garganta con incomodidad, no tenemos mucho en común como para entablar una conversación. — Escuché que querías unirte al club de patinaje sobre hielo, ¿Es verdad?

— Tan rápido corren los rumores? — De verdad eso es aterrador. — Pues sí, pero necesito mejorar mi promedio en matemáticas.

Entonces es por eso que Viktor anda contigo. — Por un momento el tono de su voz me sonó como si en su cabeza pensara ''Con razón''. Luego se acomodó sobre la silla. — Creas o no él tuvo el mejor promedio de matemáticas en todo el colegio, es el más indicado para pedir ayuda.

Já, precisamente me cuesta creer eso en estos momentos.

— Bueno, ¿Y cómo te preparas para el campamento? Este será su último año ¿Verdad? — Fue como si hubiese tocado un tema que no debía, porque el rostro inexpresivo de Otabek se desanimó y recostó sobre la mesa. — ¿Por qué el cambio de humor?

Pero no me respondió al instante. — Que sea mi último año lo hace más dificil.

— ¿Hace dificil qué?

— Confesarme, duh.

— ¡¿Te gusta alguien?!

Hizo un gesto para que guardara silencio. — Siempre que intento hablarle  solas simplemente huye y comienza a insultarme, ¿Eso quiere decir que no le gusto?

— Ci-cielos, yo no lo sé.

En fin, se suponía que seguiríamos en contacto cuando yo entrara a la universidad. Pero se irá de vuelta a su país natal Rusia el próximo año y ya no nos vamos a ver de nuevo.

— ¿Rusia? Entonces... Un momento, Otabek ¿Cuál es la persona que te gusta? —Él no me lo dijo directamente, simplemente guió su mano hacia la cabellera rubia de Yuri con un rubor en su rostro. — ¿Y cómo te hace sentir eso?

Sonrió con debilidad, triste. — Estoy bien mirándolo desde lejos, quiero apreciarl tanto como pueda. Así podré sobrevivir con su recuerdo.

Fue realmente penoso para mí, Otabek poco después se llevó a Yurio dormido como una princesa, ambos se slatarían las clases.

Imagino hay personas que tienen situaciones ralmente duras.

— ¡YUURI! — Sentí escalofríos al escuchar aquella molesta voz resoplándome la nuca. — ¡Te extrañé! ¿Me extrañaste?

Luego recordé que yo tabién tenía mis propios problemas que atender.

— Definitivamente no,

Senpai [Victuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora