Omnisciente.
Lauren salía de la oficina escuchando a la mujer a su lado hablar alegremente mientras una leve sonrisa se formaba en su rostro ante el ánimo de la persona, a pesar de que su vida no estuviera en el mejor momento esa persona alivianaba su carga por un momento, imitando a su jefe luego de haber tenido una larga reunión, ahora ambas se dirigían a un café para conversar sobre la vida, sabiendo que quizás era algo bueno hablar con alguien que no supiera el desastre que tenía en su matrimonio, sobre su hijo perdido y todo el revoltijo que había vivido desde la muerte de Luke, tan sólo hablar con alguien fingiendo estar todo bien, distraer su mente y poder disfrutar un buen momento. Claro que con Barbara lo era, la mujer era alegre, animada y casi le recordaba a Camila cuando se conocieron hace unos años atrás cuando estaba en su primer año en la Universidad, pero nadie se comparaba a su esposa y lo sabía, ella eran única, a pesar de todo la seguía amando desde el primer día, pero Barbara le estaba dando el ánimo que necesitaba ese día para sonreír al menos una vez con alguien más que lo fuera sus hijos, necesitaba hacerlo por su propio bienestar.
Barbara era linda, lo había notado cuando llevaba alrededor de un mes trabajando con ella, tenía unos ojos hermosos y una sonrisa perfecta que iluminaba todo el lugar pero también tenía un carácter duro lleno de seguridad siendo una gran abogada cuando entraba en ese rol, además de que siempre vestía muy bien reflejando sus atributos de la mejor manera, tenía pechos de un tamaño normal pero un trasero abundante, junto con unas piernas hermosas que llamaban la atención de cualquier persona, la mujer ganaba miradas a donde fuera y lo sabía, lo había notado cada vez que un cliente llegaba al bufete o incluso con sus compañeros y alguna que otra compañera de trabajo, era una mujer hermosa pero aún así no se comparaba a Camila según su corazón, no para verla con otros ojos.
-Abogada Jáuregui, cuénteme qué hay sobre Lauren la verdadera chica detrás de esa seguridad en su oficio.- comienza a decir Barbara divertida, habían forjado una cercanía en esas semanas que podría ser una amistad en un futuro quizás, y bueno Lauren necesitaba alguien así en su vida.
-Lo normal para alguien que va a cumplir veintinueve años.- se encoge de hombros. -Estoy casada y tengo tres hijos.- dice en un tono normal.
-Tú esposo debe ser demasiado afortunada de tener a alguien como tú.- la halaga de inmediato. -Y tus hijos deben ser hermosos.- Lauren sonrió con cierta nostalgia.
-Lo son y es esposa.-le asegura, Barbara le sonrió aún más. -¿Y qué hay de ti?.- pregunta no intentando indagar bastante en su vida.
-Tengo una hija, y un divorcio a cuesta.- le comenta aún sonriendo, Lauren hizo una mueca al escuchar la palabra "divorcio".
-¿Puedo saber porque te divorciaste?.- pregunta con cuidado.
-El era un adicto al juego, apostó absolutamente todo lo que teníamos, hasta nuestra casa fue cuando me di cuenta que debíamos dejarlo.- dice con cierta rabia en su voz, Lauren la miro comprensiva sabiendo que no debió haber sido fácil. -Ahora él está en tratamiento pero también me di cuenta que nuestro matrimonio el amor no existía y bueno él nunca estaba presente para su hija... se perdió el parto por estar en el casino.- termina de decirle.
-Era un verdadero idiota.- declara Lauren con seguridad.
-Hay veces que las cosas no funcionan, y solo debemos dejarlo, por más que intente luchar para mantener nuestra familia era difícil siendo que él no estaba en la misma pagina que yo, más cuando insistía que la culpa era mía por no entenderlo.- suelta un suspiro, Lauren no pudo sentirse identificada con eso.
-¿Cuando te rendiste además de lo sucedido con la casa?.- pregunta con interés, Barbara hizo una mueca pensando.
-Cuando me dijo que no lo hacía feliz, que prefería estar jugando antes de estar conmigo, supe que no podía seguir forjando algo que no resultaba, y que por mi propia salud debía separarme, a pesar de que mi hija Emma sufriera, pero ella estaba sufriendo más con las contantes discusiones que tenía con mi ex esposo, ha sido lo mejor para nosotros.- dice convencida la mujer.
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Volviendo a sentir, Camren
FanfictionAlrededor de los treinta años los adultos suelen estar casados, con al menos un hijo en promedio, algunos tienen más otros menos. No era la excepción de la pareja historia, estaban casadas con tres hermosos hijos, hasta que un accidente cambió su vi...