Omnisciente.
Miraba las tiendas grandes del centro comercial en Los Ángeles, sonriendo ampliamente mientras tomaba la mano de su hijo para que no se le perdiera, habían salido juntos a dar una vuelta luego de que Camila tuviera una guerra con Olivia por uno de sus tantos berrinches y aunque Lauren intentó intervenir en su discusión de madre e hija ninguna de lo permitió Camila le grito y Olivia le lanzó por un juguete en la cabeza, Louis también intentó intervenir pero le fue de la misma manera que a su mami por lo que ambos se miraron y salieron de la casa a dar una vuelta al centro comercial, entraron a la gran tienda de juegos donde Louis tenía una sonrisa más que gigante en esos momentos mirando cada artículo que había en la tienda, Lauren miraba la sonrisa de su hijo con satisfacción pensando en el pequeño o pequeña que venía en camino a sus vidas y lo feliz que le haría a Louis saber que su pedido había sido respondido.
-¡Mami mira!.- le apunta un gorro de Mario Bross, era hermoso. -¿Me lo compras?.- dice con sus ojos brillando y Lauren sabía que era difícil resistirse a eso.
-Hmm...- piensa la mujer por un momento pero al de nuevo la cara de su hijo hacía que su corazón se derritiera aún más.
-¡Hay de la princesa Peach para Olivia!.- le apunta sonriendo ampliamente, Lauren lo miro enternecida para asentir levemente.
-Esta bien, se los compraré pero te lo paso cuando lleguemos a la casa.- una idea atravesó por su mente en esos momentos, a pesar de que Louis quería protestar supo que ya estaba pidiendo mucho por lo que felizmente se acercó al vendedor pidiendo los gorros para él y su hermanita.
-¿Te gusta la princesa Peach?.- cuestiona el hombre de unos treinta año barbón y robusto, típico vendedor de tienda de juegos.
-Si me gusta, pero el gorro es para mi hermanita aunque yo también me lo pondría porque es genial.- dice orgulloso de sus palabras y el chico lo miro burlón.
-Pero ese es sólo de niña.- le contraataca, pero el pequeño negó molesto. -Es rosado y una princesa, sería raro que ocuparas uno.- declara, encendiendo la ira en Louis y aunque Lauren quería darle un golpe de argumentos sabía que su hijo lo iba a hacer por ella.
-No es raro, porque las cosas no tienen géneros y si un niño quiere jugar con una muñeca, o princesa, o una niña con pelotas y pistolas, todos podemos jugar con que queramos porque nadie tiene derecho a definir algo sin saber los gustos de los demás, el que me guste la princesa Peach no me hace menos hombre o el que juegue a las muñecas con mi hermana, me hace ser genial.- declara decidido mirando desafiante al hombre que lo miraba con la boca abierta mientras que Lauren estaba llena de orgullo.
-Se nota que tu mamá te ha enseñado bien.- dice el mismo vendedor cambiando su postura de inmediato. -¿Quieres algo más que las gorras?.- pregunta el joven, Louis negó sonriendo caminando lejos de él para que su mamá pagara pero antes Lauren habló.
-¿No tiene para recién nacido?.- pregunta en un tono serio, el hombre asintió de inmediato sintiéndose intimidado por la mujer, es que eso emanaba Lauren cuando estaba molesta pero también con superioridad ante la respuesta de su hijo.
-¿Cual personaje?.- Pregunta tomando los gorros de Louis y Olivia.
-Luigi.- declara Lauren sin más, el chico asintió para llevarla a la caja donde Lauren pagó teniendo la idea perfecta para decirle a sus dos pequeños hijos que iban a tener otro hermanito.
Salieron de la tienda con una sonrisa en su rostro mientras Louis le decía que el vendedor era un tonto, que no sabía nada de la vida y que le había caído muy mal pero aún así estaba feliz porque habían comprado el gorro que tan lindo encontró. Lauren camino con su hijo hasta la heladería comprando un helado para el pequeño, ella no comió porque la forma que le gustaba el helado era en el café, y no solo, algo extraño pero así era ella. Volvieron a la casa una hora más tarde rogando para que la batalla que tenía Camila con Olivia haya pasado, era día Sábado una semana y media luego de que supo que su esposa estaba embarazada por cuarta vez.
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Volviendo a sentir, Camren
FanfictionAlrededor de los treinta años los adultos suelen estar casados, con al menos un hijo en promedio, algunos tienen más otros menos. No era la excepción de la pareja historia, estaban casadas con tres hermosos hijos, hasta que un accidente cambió su vi...