Omnisciente.
Subir las maletas al auto, cerrar la puerta de la casa, conducir al aeropuerto era las tres cosas que hacía para ir rumbo a unas vacaciones inolvidable con sus hijo y su esposa aunque lo último solo fuera un título por un contrato que habían firmado hace algunos años porque ahora en lo sentimental estaba muy lejos de serlo, aún así irse de vacaciones era bueno para ellas, para los niños y en especial como familia, necesitaban un escape de su realidad después de toda la tragedia que pasaron con respecto a Luke y también por el desastre de su matrimonio con Camila, merecían el descanso y aclarar sus mentes. Hawái era el destino Perfecto, donde el ambiente natural y la relajación que ofrecía era un buen lugar para distraer la mente de todos, disfrutar del sol, de las playas, excursiones al bosque y poder respirar tranquilas sin personas a su alrededor, esperando que quizás tomar una buena decisión para su familia, en especial para ella porque a pesar de que había avanzado suficiente en los papeles del divorcio no podía hacerlo por completo porque su corazón no deseaba separarse de Camila y perderla para siempre porque a pesar de todo la seguía amando cegándose por momento a la idea de que la mujer sentía o sintió cosas por otro hombre, eran los momentos cuando la morena intentaba acercarse a ella de manera tímida como cuando se conocieron, llenando su corazón de esperanza pero luego recordaba todo y su corazón se derrumbaba sabiendo que no estaba bien porque una gran parte de ella pensaba que Camila lo hacía solo por miedo a perder su familia y en especial por sus hijos pero no porque la amaba por completo, no podía seguir de esa manera pero aún así no se arriesgaba totalmente a darle un final, quizás el viaje sería fundamental para tomar esa decisión.
Es que esas semanas habían sido rutinarias y sin mayor novedad en su vida, tan solo trabajaba hasta las tres para algunas veces salir a tomar café con Barbara conversando sobre todo pasando tarde realmente divertidas conociendo aún más a la chica, y sabiendo que había sido un Ángel en su vida en los momentos Tan difícil que pasaron para luego volver a su casa estando con sus hijos, dando toda su atención a ella ignorando la presencia de Camila, solo cruzaba palabras con ella si era muy necesario hacerlo como hablar del viaje pero nada más, no había ninguna muestra de cercanía hacia su esposa, más bien solo había rechazo de su parte, cuando llega el momento de estar sola en la habitación Lauren no hacía nada más que acostarse intentando dormir lo más rápido posible sin siquiera desearle buenas noches a la morena, porque Lauren ya no podía seguir arrastrándose en busca de Camila como tantas veces lo hizo en el pasado, donde intentaba de todas las formas sentirla cerca para sólo obtener un rechazo de su parte, incluso ver cómo se texteaba con Matthew olvidando su presencia, ella no podía seguir luchando por alguien que no demostraba nada, ella se había rendido totalmente con Camila hace algún tiempo.
-¡Estamos volando!.- gritó con emoción el pequeño Louis sentado a un lado de Camila alzando sus brazos alegremente, Lauren odiaba ir a la ventana por lo que estaba sentada a un lado del pasillo, Olivia quería estar con su hermano por ende estaba a un lado del niño que miraba por la ventana dejando a Camila a un lado de Lauren supervisando a sus dos hijos.
-Ojalá tu mamá hubiera estado tan Feliz de haber volado por primera vez.- recuerda Lauren sacando un libro de su bolso para leerlo durante el vuelo.
-No fue mi culpa... tenía miedo que el avión se cayera.- dice la morena levemente sonrojada, Louis poca atención le ponía a las mujeres mirando por la ventana más que maravillado mientras que Olivia miraba videos en el celular de Lauren mientras daba algunos aplausos. -Fue hermoso ir a Nueva York para nuestra luna de miel.- recuerda con nostalgia, y a tan solo tres días de su aniversario de matrimonio los recuerdos para la morena estaban a flor de piel.
-Lo fue, más si éramos felices, cuando solías amarme.- ataca Lauren abriendo la página del libro apoyándolo en sus piernas, Camila soltó un suspiro negando con la cabeza.
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Volviendo a sentir, Camren
Hayran KurguAlrededor de los treinta años los adultos suelen estar casados, con al menos un hijo en promedio, algunos tienen más otros menos. No era la excepción de la pareja historia, estaban casadas con tres hermosos hijos, hasta que un accidente cambió su vi...