Parte 20: Entre rejas sin honor

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20-Entre rejas sin honor

**Byakuya**

-¿Nani? ¿Una incursión en prisión?-Miro algo desconcertado al jefe del departamento de policía que asiente nuevamente con la cabeza.

-Kuchiki-san, tú eres el mejor de mis hombres, idóneo para esta misión-

-¿y cuanto tiempo tengo que permanecer en la cárcel rodeado de alimañas? Se darán cuenta enseguida de que no soy de los suyos.

-Estoy seguro de que te las apañarás para actuar como un "preso" más. Estoy tras la pista de uno de los jefes de narcóticos que tenemos dentro de la prisión y quiero averiguar cuáles son sus contactos en el exterior. Ese hombre....es peligroso. No sé ni cómo hemos conseguido atraparle esta vez, prácticamente se dejó...y temo que esté haciendo tratos con otros prisioneros de la mafia que tenemos encerrados. Kuchiki...tú eres un ex militar con experiencia, sabes defenderte y actuar mejor que nadie. Usa toda tu tenacidad e inteligencia en este caso...y hablaremos de hacerte los honores después-

-No quiero más medallas absurdas...simplemente seguir trabajando y tener un sueldo digno para mantener mi vida. Eso es todo-

Me retiro con una leve reverencia hacia mi departamento y cojo toda la información necesaria para prepararme. Tch! Maldición.... ¿cuánto tiempo voy a estar haciéndome pasar por preso? No puedo aguantar muchos días sin tenerme que "auto controlarme" y no pienso dar un espectáculo ante esas ratas encarceladas...solo espero descubrir las intenciones de este narco y poder volver a mi vida de siempre, a mi soledad...

Al día siguiente, tras coger una maleta y meter lo imprescindible, reviso las fotografías de los sospechosos mientras el coche patrulla me lleva hasta la cárcel a las afueras de Tokio. Observo con detenimiento la fotografía del principal sospechoso: Zaraki Kenpachi. No sé porqué me da que este hombre no es realmente humano....al menos su rostro y esa expresión que tiene prepotente me hace desconfiar plenamente. Tengo un mal presentimiento de todo esto ¿Cómo un hombre de su complejidad se ha dejado atrapar por unos pocos policías? Está tramando algo dentro de prisión....y mi misión es frenarle los pies. Mi jefe se despide de mí nada más dejarme delante de la puerta de la cárcel donde dos guardias me enganchan de las esposas que hay sobre mis muñecas.

-Si tienes algún problema, uno de los nuestros trabaja como guardia, te ayudará-

-¿quiere decir que puedo recurrir a él si necesito un tiempo de descanso para mí solo?-

-Claro. Te buscará con la excusa de interrogarte, así los presos no sospecharán. Te dejará un cuarto para que puedas descansar o manejar información, desde ahí te pondrás en contacto conmigo. Mucha suerte Kuchiki-san-

Gruño molesto cuando uno de los guardias me golpea el pecho obligándome a dejar mis objetos personales en una pequeña caja metálica. Me entrega de mala gana el uniforme de preso y camino rodeado mientras ellos van abriendo cada verja para conducirme a mi celda. Ya puedo oír los gritos de los presos desde sus celdas silbar e insultarme, aunque no me gusta nada lo que están diciendo.

-¡¡¡OÉ CHICOS!!!! ¡¡¡Tenemos carne fresca!!! ¡¡Una muñeca preciosa!!!-

Tch! Malditos...si pudiera usar mis poderes os mandaría a todos bajo tierra, pero he de controlarme. Sé defenderme sin usar ningún poder sobrenatural, no me pillarán con la guardia baja. El guardia me empuja dentro de la celda tras quitarme las esposas y me mira con desdén. Como se nota que no sabe quien soy en realidad.

-Ponte el uniforme y dame tu ropa. ¡¡¡Vamos!!!-

Suspiro exasperado y me quito la ropa poniéndome rápidamente el uniforme sin pasar desapercibida la forma en que el guardia me está mirando. Hasta ellos están corruptos...no me extrañaría que sodomizaran a algunos presos con tal de obtener favores...es repugnante. Me ato el pelo en una coleta baja para que no me moleste y me siento sobre la destartalada litera mirando de reojo hacia la puerta de verjas. ¿no tendré un compañero de celda? Mucho mejor, no quiero tener que golpearle la primera noche cuando intente sobrepasarse...no es que presuma de que vayan a intentar forzarme, pero por desgracia es el efecto que causo entre tantos imbéciles.

"¿Batallitas?"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora