IV

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Minghao le había llamado bastante alterado y no entendió del todo lo que con su atropellado coreano quiso decirle, pero comprendió mejor cuando le llegó un mensaje con una dirección de hospital. Tomó el primer taxi que encontró disponible y en menos de quince minutos entraba por las puertas automáticas del establecimiento.

A lo lejos vio a Seungcheol, estaba en el mesón de informaciones.

—¿Cuál es la habitación? —Escuchó decir a su líder.

La muchacha entrecerró los ojos frente al monitor del computador. Seungcheol reparó en la presencia de Mingyu al momento que la chica comenzaba a hablar.

—Aquí está —dijo con voz calma—. Jeon Wonwoo, habitación cuatrocientos seis.

Wonwoo...

Mingyu corrió hasta los ascensores presionando los botones con prisa y brusquedad. Los números se movieron muy despacio para su gusto y buscó con la mirada las escaleras de emergencia. A lo lejos oyó a Seungcheol gritar su nombre; no respondió ni esperó. Comenzó a subir los escalones de tres en tres, tan rápido como sus largas piernas le permitían.

Le faltaba el aire llegando al tercer piso pero no se detuvo. Llegando al cuarto fue fácil saber en qué dirección estaba la habitación de Wonwoo; Jihoon, Seokmin, Chan, Minghao y Jeonghan estaban en medio del pasillo. Con una última carrera llegó hasta la puerta y la deslizó encontrando al resto de los miembros.

Wonwoo dormía, una aguja le perforaba el brazo derecho a la altura del codo y otra en el dorso de la mano izquierda, tenía una delgada sonda en su nariz y los labios resecos y heridos.

Hansol y Seungkwan le hicieron espacio, Mingyu se acercó cayendo de rodillas junto a Wonwoo mientras tomaba con delicadeza su mano libre.

No supo qué le hizo comenzar a llorar en silencio con el rostro escondido entre la colcha y la mano casi fría de Wonwoo. Quizás fue el susto y angustia de haber pensado lo peor, tal vez fue la imagen tan frágil y desprotegida que entregaba el mayor tendido en esa fea cama clínica, o quizás la impotencia por no haber estado para él en aquel momento. Mejor dicho, el no estar para Wonwoo en absoluto.

Cuando oyó la puerta cerrarse a su espalda y se supo solo en el cuarto, susurró:

—Hyung, perdóname...    

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