Hemos dado en la introducción algunos autores clásicos y actuales, muy importantes, que son la base de nuestras ideas en lo erótico y filosófico, tales como Nietzsche y su Genealogía de la Moral en cuanto a los orígenes de la moral cristiana de la pornografía, Feuerbach y el Joven Hegel (no el viejo) aplicados a la enajenación o alienación de la pornografía; Spinoza (desde el Budismo Zen) y el diálogo segundo del Breve Tratado sobre el problema del progreso, Diógenes, Epicuro y Aristipo junto con las obras de Carlos García Gual en lo tocante a los filósofos griegos, Marcuse con una visión actual de epicureismo contra las necesidades falsas, Joseph Campbell en cuanto al nacimiento del mito del individuo, El Marqués de Sade en cuanto a la negativa de la modernidad judíacristiana por incluir el derecho al goce sexual. Wittgenstein y Gottlob Frege sobre los sistemas lógicos, etc. —No es nuestra intención escribir un libro académico—, por eso no hay notas de pie de página ni referencias doctas a libros, autores y obras específicas. Eso ha sido muy criticado por muchos, haciéndose la afirmación de que nuestro libro no es riguroso, y por ende carece de solidez. Bueno, es cierto: no es riguroso, no fue escrito como tesis universitaria, ni nos interesa que lo sea.
A pesar de los muchos años de vida académica que hemos vivido —no creemos en la Universidad ni en la Academia— en tanto que ambas son concebidas como la gran fábrica de nuevos burgueses, «profesionales» justificados por una racionalidad muy dudosa. —Es la verdad, eso es la universidad: una patética fábrica de pequeño-burgueses. Entran como parroquianos, y salen igualmente catequizados para cumplir con una Misión o Cruzada al modo de un neo-cristianismo del progreso y «la Justicia Social». La Universidad es una fábrica de nuevos curas y misioneros de la modernidad y de sus posmodernidades. Produce unas ciertas especies —bastante raras— de seres humanos, ungidos con unas titulaciones con el fin de que se sientan moralmente superiores, para que puedan ser llamados a profesar como apóstoles de la superstición del desarrollo, empezando por el del individuo aburguesado. Se ungen de lo que ellos llaman «La Razón»para poder calumniar como irracional a todo lo que sea diferente a ellos. En especial son un campo estéril para sentir y comprender el sentido no lineal del tiempo que les niega tajantemente su mitología del progresismo. El conocimiento es lo que menos importa. Es tan cierto esto, que el derecho al acceso a la universidad y la educación pública en realidad ha pasado a querer decir: el derecho a la oportunidad de ser un trepador social. Un derecho que exigen todos los hijos de clase media arribista. El derecho sagrado al arribismo. Disimulan su codicia insaciable bajo un pedante aire «modernizado» y «librepensador». Listos para darle «la vuelta al mundo» y tomarse una foto frente a la Estatua de la Libertad, en su delirio de «éxito y gran cultura». Dispuestos a «cambiar el mundo» sin el menor deseo (socrático) de —cambiarse primero a sí mismos—. Sienten que ya tienen «la razón», y "aquello que tiene la razón ya es perfecto y no necesita un cambio interno sino llevar a cabo una acción misionera externa: para conquistar el mundo". De ahí se sigue su religión pionerista y su necesidad de ser «transformadores». Por eso suelen hablar de estar tras «proyectos de alto impacto». Siempre enfocados en la acción externa porque carecen de todo interior. Viven fuera de sí, embalados hacia afuera sin poderse detener. Lo más cercano a explorar el interior y la inmanencia es darse un pase de cocaína, o hacer una toma de hongos en una especie de psiconáutica como las que propone «Amarna Miller». Así que careciendo de toda interioridad solamente les resta predicar su Cruzada por el Progreso externo perpetuo, sin haberse quitado todavía de encima la miseria interna del alma que llevan por donde quiera que caminan. Y que impide que jamás progresen a pesar de todo el desarrollo que imaginen alcanzar: pues corren tras un espejismo—.
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REFUTANDO A AMARNA MILLER:Filosofía Para la Felicidad y el Goce Sexual.
No FicciónEl origen de los problemas sociales es sexual. No la lucha de clases como dijo Marx. Y debe resolverse sexualmente para evitar la catástrofe. Las ideas de individuo y progreso son mitos religiosos. El éxito personal es la obsesión moderna pero esa b...