PARTE TRES: LÓGICA DEL CRISTIANISMO ALIANZA CON LA PORNOGRAFÍA INDUSTRIAL

46 0 0
                                    

PARTE TRES

LA LÓGICA DEL CRISTIANISMO

Y SU ALIANZA CON LA PORNOGRAFÍA INDUSTRIAL

Fig.46. Santificación de la desdicha.

En reiteradas oportunidades, a lo largo de este libro, hemos indicado que el concepto central para entender a la pornografía Industrial es el concepto de: extravagancia sexual, es decir, lo sexual entendido como deporte acrobático e histriónico. La pornografía hace posible que sólo —a unos pocos— se les facilite el derecho a practicarlo.

Hemos enfatizado, que la industria de la pornografía tiene la pretensión irracional —y contraria la filosofía hedonista—, de que sus miembros son profesionales, de modo que la extravagancia sexual y la proeza sexual puede ser desarrollada por estos profesionales únicamente. A pesar de que se disfracen de peritos —son lo son—. Cualquiera que sea entrenado, y que reciba todas las facilidades —como un niño adoptado— para realizar la expresión sexual extravagante, histriónica, acrobática y deportiva lo podrá hacer, ya que no depende de sí mismo sino de una organización que lo respalda. Los miembros de la industria —no— tienen un derecho legítimo para ejercer la extravagancia sexual, ni para expresarse eróticamente a través de una actividad con características acrobática y deportivas, pues obtienen ese derecho gracias a la resignación sexual de la masa, y de la doble moral de la misma.

En palabras de Spinoza: toda la población está inmanentemente capacitada —a partir de Dios o la naturaleza—para expresar la sexualidad —no solamente como una actividad secreta y mediocre—, sino con toda «extravagancia», si se quiere, y como acrobacia sexual: bajo unos marcos de seguridad socialmente garantizados.

Para muchos, es extremadamente difícil aceptar que la pornografía pueda ser comparable con la actividad sexual cotidiana, que es, comparativamente, muchísimo menos extravagante, careciendo de los elementos de extremada belleza, lozanía y juventud que recluta la pornografía industrial. Sin embargo, pensar así es fruto de la de la propaganda del porno. Cuando la pornografía industrial nos propone una sexualidad extremadamente extravagante, donde se da despliegue teatral e histriónico de la abundancia sexual, trata de enseñar a los demás seres humanos, que no se metan en eso. —«Solamente déjenlo para una pequeña élite de personas capacitadas para expresarse sexualmente de manera deportiva»—. Segregación sexual.

Nosotros podemos demostrar que, efectivamente, esta segregación fue posible solamente gracias a la lógica del cristianismo. El cristianismo dio lugar a una organización de la sociedad donde unos pocos gozan de un caudal de recursos venidos de las personas que no se sienten capaces de ser felices sexualmente, por eso miran porno a escondidas, o en antros. Personas que conforman un lumpen sexual, que —no creen en sí mismas— como para poder expresar su sexualidad a la luz el día, políticamente, de una manera descomunal y extravagante, —quizás un poco monstruosa como el dios Pan—. No es cristiano hacerlo, es malo hacerlo, la gente mediocre prefiere ver porno, cree que la sexualidad debe ser mediocre, secreta y carente de todo tipo de espectacularidad que no sea la de la pareja: para otro fin «más grande» que el placer.

En este capítulo, aprenderemos que la lógica del cristianismo nos hizo evitar pensar el sexo, como bien lo dice Alian de Bottom. Precisamente, esa es la ideología que la pornografía industrial: quiere enseñar a —no— pensar el sexo, gracias a que cuenta con recursos ilimitados, —y sobre todo—con tiempo libre suficiente, precisamente, para pensar el sexo por el resto de la humanidad. Se quiere que población no pueda pensar ese tema. Los deja a todos entretenerse con porno a escondidas, para que luego sigan siendo buenos cristianos. Para que se levanten, no a practicar el sexo-como deporte, fuera de una pareja establecida y sin los compromisos del amor, sino a que se levante juiciosamente —a progresar y castigarse—. El progreso, de nuevo nos enfrentamos a esa mitología que no le aportará nunca una verdadera satisfacción instintiva al ser humano.

REFUTANDO A  AMARNA MILLER:Filosofía Para la Felicidad y el Goce Sexual.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora