Capítulo 4

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A la mañana siguiente, los dos finalmente estaban en el avión, por lo que Katie decidió comenzar a revisar las preguntas que Gilbertson les dio a estudiar.

-Bien, el lado positivo es que ya sé todas estas preguntas sobre ti. La mala noticia es que tienes tres días para aprender todo esto sobre mí - dijo Katie mientras leía las preguntas, agradecida de no tener que aprender más sobre el idiota que estaba a su lado. Dirigió su vista a la pequeña televisión del avión con Dr. Strange transmitiendose.

-Dame eso- ordenó Keith mientras le quitaba la carpeta a Katie, contento porque finalmente tenía algo que hacer en el avión. Keith pasó las páginas mientras repasaba las palabras- ¿Conoces todas las respuestas a estas preguntas sobre mí?

Katie asintió, levantándose y acercándose al rostro de Keith, quedando a escasos centímetros, sonriéndole de forma escalofriante.

- Asusta, ¿no es así?

Keith se apartó de Pidge y sonrió.

- Lo que da miedo es ese enorme grano en tu frente.

Katie puso los ojos en blanco y puso algo de espacio entre los dos mientras Keith continuaba leyendo.

-¿Cuáles son las cosas que odio?

Katie se puso cómoda y comenzó a hacer una lista de cosas con dedos.

-Almendras, emociones humanas, sushi, Steven Yeun, niños felices...

-Eres hilarante. Aquí tienes una buena pregunta, ¿tengo cicatrices?

Katie miró por la ventana.

-Tienes una en tu abdomen.

Keith levantó una ceja.

-¿Cómo lo sabes?

Katie se encogió de hombros.

-En una ocasión te vi cambiando tu ropa, y estoy bastante segura de que tienes un tatuaje.

-Oh, ¿estás bastante segura?

Katie asintió.

-El año pasado, tu dermatólogo llamó y me preguntó por tu cita de láser Q-Switch, elimina los tatuajes, pero cancelaste la cita, así que lo conservas- Keith asintió sarcásticamente- ¿Qué es? ¿Armas? ¿Caligrafía japonesa? ¿Alambre de púas? - Keith puso los ojos en blanco y no dijo nada- Sabes, es emocionante para mí experimentarte así.

-También te amo, tonta.

Katie volvió a ver al Doctor Strange mientras el piloto hablaba por los altavoces.

-Señoras y señores, abrochense los cinturones de seguridad. Estamos comenzando nuestro descenso en Juneau.

Keith dejó la carpeta y comenzó a ponerse el cinturón de seguridad.

-¿Juneau? Pensé que íbamos a Sitka.

Katie se puso el cinturón de seguridad y, al mismo tiempo, puso los ojos en blanco.

-Iremos a Sitka.

-¿Cómo llegaremos a Sitka? -preguntó Keith desesperado.

Katie solo sonrió maliciosamente.

-Ya verás.

Llegó la hora de subir a un avión pequeño.

-Te odio en muchos niveles.

Katie se echó a reír cuando Keith trató de evitar vomitar en el avión tembloroso. Salieron de Juneau en un avión pequeño ya que era la única forma de llegar a Sitka, lo que a Keith no le gustaba en absoluto, pero tenía que hacerlo.

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