Capítulo 8

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A la mañana siguiente, los dos dormían pacíficamente en sus respectivos rincones de la habitación: Katie dormía rígida en la cama mientras Keith estaba desparramado por todo el piso.

De repente, Katie se despertó y se sentó en la cama. Katie miró a su alrededor, dándose cuenta de que todavía estaba en Alaska, se volvió hacia su mesita de noche y buscó un reloj, pero mientras buscaba, accidentalmente tocó el control remoto que cierra las persianas y las cortinas, haciendo que mostrasen la luz del sol.

Katie agarró frenéticamente el control remoto y lo picó continuamente, intentando detener las cortinas antes de que mostraran demasiada luz solar. Una vez que se detuvieron, Katie se sentó resignada en su cama, ​​luego sintió curiosidad y se arrastró hasta el borde de la cama, intentando vislumbrar a Keith.

Estaba durmiendo tranquilamente y su camiseta roja estaba levantada, exponiendo sus abdominales. Katie suspiró aliviada de que él no la había atrapado mirándolo y retrocedió en su cama otra vez. Cuando Katie se giró para guardar el control remoto, vio su cabello desordenado y su rostro pálido en el espejo de la mesita de noche.

-Oh, Dios- exclamó Katie, tratando frenéticamente de arreglarse el cabello con las manos, agarró el brillo de labios de un lado de la mesa. Lo golpeó ligeramente con el dedo y se frotó los labios un poco, intentando darles vida. Con sus dedos limpió la piel alrededor de sus ojos y golpeó ligeramente sus mejillas para enrojecerlas.

Mientras se recostaba para "dormir", oyó un golpe en la puerta, haciéndola volver a sentarse. Desde detrás de la puerta, podía escuchar a su madre.

-Servicio de habitación. Desayuno para la feliz pareja.

Los ojos de Katie se agrandaron al darse cuenta de que Keith y ella no dormían en la misma cama y que sus padres seguramente sospecharían.

Katie comenzó a susurrar frenéticamente.

-¡Keith! ¡Keith! Keith -Keith solo respondió con un gemido cansado, pero Katie sabía que ya no estaba completamente dormido -¡Keith! - Katie lanzó una almohada, haciendo que él se despertara y la mirara directamente con confusión. Ella frenéticamente comenzó a señalar hacia la puerta- Mi mamá está en la puerta. Sube aquí.

Keith se quedó confundido en el piso procesando lo que Katie acaba de decir. Una vez que escuchó otro golpe, se levantó y le arrojó la almohada de vuelta a Katie, quien la dejó a un lado. Keith tiró la manta sobre la que estaba durmiendo encima de ella y ella trató frenéticamente de guardarla.

-No la manta para bebés. Quítela, quítela, quítela.

Keith se colocó justo debajo de las mantas y se acomodó mientras Katie colocaba las mantas encima de las dos. Keith luego miró bien a Katie.

-Espera un segundo. Espera - comentó mientras tomaba sus manos en un intento por calmarla.

- ¿Qué?

Keith se acercó a su cara y entrecerró los ojos.

-¿Estás usando maquillaje?

Katie se congeló, pero logró responder rápidamente.

-¿Qué? No. Por supuesto que no.

Katie le dio la espalda a Keith, provocando que ella no notase la sonrisa que él llevaba cuando vió que Katie se había maquillado por él.

-Está bien, entonces, ¿qué hacemos?

Katie comenzó a retroceder hacia él, pegando su espalda al pecho de Keith.

-Sólo abrazame.

Keith asintió.

Pero en el momento en que sus cuerpos se tocaron, Katie saltó hacia el otro extremo de la cama.

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