Capítulo XI

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Loki rió ante todas las ideas de venganza que llegaban a su mente de forma alocada, ráfagas de imágenes y diálogos dirigidas especialmente a una persona en particular. Ya no había barreras que lo detuvieran en su siempre deseo de recuperar su libertad íntegra, arruinar a las personas que lo habían condenado y destruir la felicidad de los que se aprovecharon. Odín era el que encabezaba la lista, y llevaba años planeando su muerte, pero todas sus ideas se congelaron y se desvanecieron cuando conoció a Thor, él había borrado de su corazón la ira y el rencor. Aún más sabiendo que la persona a la que odiaba y a la que quería matar era el padre de éste, sus puños se aflojaron y su corazón decidió que amaba más al rubio Príncipe que a su venganza. Todo cambió cuando fue abandonado nuevamente. Ésta vez, su alma consciente de lo que significaba amar, el dolor fue terrible por ser traicionado por esa persona y el fuego en su interior encendió con mayor intensidad.

El lobo gigante aulló con fuerza, provocando un vandeval resonante de bramidos y gruñidos que, con ecos, se esparcieron por todo el bosque nevado, alborotando a las criaturas salvajes. Loki sonrió mientras tomaba del interior de un pequeño frasco un cabello largo y rubio. Dejando caer el recipiente, estiró el cabello con las dos manos y lo sopló. Con sus ojos cerrados susurró algunas palabras y al abrir sus ojos el cabello se comenzó a consumir en un fuego azul brillante. Dejándolo arder en el aire, el Jotun, con su piel oceánica y sus ojos granate, volteó a mirar a su fiel amigo.

—Tu eres un ser de destrucción, Fenrir. ¡Así que destrúyelo todo! —Gritó con ánimos de guerra, haciendo que el animal se removiera con ansiedad y excitación. El cabello rubio se consumió por completo, dejando unas pequeñas cenizas que al caer al suelo comenzaron a desprender un humo denso que comenzó a arremolinarse y ascender, girando alrededor del cuerpo de Loki y el lobo, cada segundo con más intensidad. Cuando el cuerpo entero de la gran bestia fue cubierta, el remolino se disipó con un ruido explosivo y ambos desaparecieron. El ruido de graznidos, aullidos y gruñidos aún continuaban como alardes y gritos de victoria.

Con un golpe duro acompañado de un estruendo poderoso, ambos aparecieron como imponentes figuras en el puente arcoiris de Asgard, Bifröst. Soltó una carcajada de satisfacción al ver que su hechizo había funcionado a la perfección y palmeó a su gran lobo, a la altura de la pata, pues mas alto no podía. Su regocijo era notorio en sus rojos ojos y su ansiedad le provocó un pequeño escalofrío que subió por su columna.

—Es hora de destruirlo todo. Que no quede nada en pie. Y tu Fenrir, tienes un trabajo muy divertido, tu te encargarás de derrotar al viejo. —Le dijo mirando hacia arriba, a los ojos amarillos y rasgados de su fiel criatura. El lobo abrió sus fauces y mostró sus dientes blancos y afilados.

El estruendo de su llegada al mundo magnífico y próspero de Asgard atrajo a un puñado de soldados en doradas armaduras y con aspecto defensivo, empuñando sus armas. Uno de los soldados habló en elevado tono, pero Loki no le prestó atención. Se giró y los miró cuando otro le gritó con autoridad, sonrió de lado. Antes de que pudieran hacer algún movimiento, Fenrir echó a andar, corriendo a grandes zancadas, haciendo que algunos soldados se tiraran al suelo y otros quedaron inconscientes por el golpe contra el gran cuerpo de la bestia, que ya no paró su andar, acercándose a la ciudad con velocidad. Materializando un báculo, Loki golpeó a los soldados que comenzaban a levantarse, dejándolos tendidos en el suelo sin sentido. Con tranquilidad comenzó a caminar hacía el castillo, siguiendo los pasos de su lobo. Conjuró un hechizo y desde la distancia pudo ver como el lomo de Fenrir se cubría con una pesada armadura. Eso le servirá para protegerse de las armas más fuertes. La bestia ya estaba en la base de la ciudad, pisando sin cuidado las casas, edificios y caminos, derribando todo a su paso, provocando gritos de auxilio y llantos de dolor. Canción para sus oídos.

El ejercitó Asgardiano no tardó en ordenarse y ponerse a la defensiva contra el lobo destructor y otro escuadrón, notando la presencia de Loki, comenzó a desplegarse para interceptar y atacar al Jotun agresor.

El Espejo. [Thorki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora