Capítulo VII

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Fue incalculable la tristeza que sintió al cerrar la puerta roja que había dejado abierta momentos antes al entrar apresuradamente en busca de Loki. Sintió el peor de los fríos y un profundo vacío en su corazón al dejar atrás a su amigo y amor. ¿Por qué debía sufrir así? Nuevamente estaba encerrado y él, como Príncipe de Asgard haría hasta lo imposible para darle libertad y hacerlo feliz...costara lo que costara. Sus pisadas fuertes y firmes resonaban en el estrecho y poco iluminado pasillo como voces que le advertían con horror el futuro cercano. Apresuró el paso y cruzó sin mirar a los hombres desmayados y heridos, después de todo ninguno corría peligro de muerto...aunque tal vez el guardia que Fenrir había mordido necesitaba atención urgente. Pero su ira, su dolor y su concentración solo estaban centrados en una cosa. Con el andar de un futuro Rey colérico, atravesó pasillos, subió escaleras, y abrió puertas con ferocidad. Su andar solo tenía un destino. Pero al estar a tan solo unos veinte metros de distancia de las imponentes puertas que daban a la Sala de Tronos, el apresurado repiqueteo de pasos lo pusieron en alerta. Eran Guardias, una docena de ellos y todos y cada uno de ellos estaba dispuesto a detenerlo por órdenes de su Padre. Caminó tranquilamente hacia ellos dispuesto a dar pelea, no había nada que pudiera detenerlo. Esos guerreros eran lo mejor de lo mejor, pero él también era EL mejor de todos. Estaba desarmado, tenía varios cortes que había ocultado a la perfección de los ojos verdes de Loki, pero la sangre comenzaba a manchar la ropa y a hacerse evidente. Aun así, eso no era nada comparado con su determinación de enfrentar a Padre de Todo.

—Príncipe Thor, se nos fue dada la orden de escoltarlo ante el Rey. —Habló uno de los doce con ronca y profunda voz. —Se nos permite usar la fuerza si se niega a cooperar. —Agregó empuñando con firmeza una espada. Por su lado, Thor elevó una ceja, incrédulo, y por un momento sintió la poderosa necesidad de reírse. Al parecer no tendría que usar la fuerza bruta, aunque el tono usado por aquel hombre le crispó los pelos, esa soberbia no le gustó para nada. ¡Como si pudiera vencerlo! Apretó los puños y elevó las manos en señal de rendición. No pronunció palabra alguna, simplemente se dejó arrastrar por los guerreros, los cuales intercambiaban miradas de desconfianza de tanto en tanto. Y en contados segundos ya estaba de pie frente a la doble y pesada puerta. Sus escoltas quedaron neutrales allí en la entrada, sin intenciones de entrar. Luego de mirar a su alrededor, prosiguió a atravesar el umbral y cerrar sin cuidado las dos hojas de madera. Sentado, al final de la sala se encontraba el anciano que tanto dolor y sufrimiento le había y le estaba provocando a la persona que amaba. ¡Debía pagarlo! Al pie de las escaleras elevó la mirada para reflejar su odio y rencor. Odín mantuvo su mentón en alto y con gracia majestuosa comenzó a descender peldaño por peldaño hasta quedar a un solo escalón de altura, superando a Thor.

— ¡Has traicionado a tu propia gente, Thor! —Vociferó con una templanza que distaba claramente. —Eres culpable de atacar a guardias inocentes. ¿Cómo te declaras? —Preguntó golpeando su báculo con fuerza en el suelo.

—Solo he venido a decirte una cosa padre. —Puso un pie delante del otro y apretó los puños de forma retadora. —Libera a Loki. ¡YA MISMO! —El longevo lo observó con sorpresa muy bien contenida, no estaba dispuesto a demostrarle ningún signo de debilidad a su propio y rebelde hijo. Pero no permitiría que siguiera hablándole de esa forma.

—¿Cómo te declaras? —Volvió a cuestionar ignorando la orden de su sucesor.

—Eres mi padre y mi Rey. Pero te has metido con algo más valioso que mi propia vida y eso no lo puedo permitir. Si no lo liberas y lo eximes de cualquier cosa que haya hecho antes de nacer, tu crueldad te llevara a mi rebelión. ¡Loki no hizo nada! No lo puedes condenar a una vida miserable solo por capricho. LIBERALO INMEDIATAMENTE, no lo repetiré otra vez.

—Por el bien de Asgard y los nueve mundos que protejo, ese bastardo no será liberado jamás. —Sentenció tajantemente mientras se inclinaba hacia adelante. —Será mejor que lo olvides. Por esta vez perdonare tu tono altanero y la amenaza quedara borrada. ¡Pero no volverás a hablarle de esa forma a tu Rey! —Dijo golpeando con más fuerza su báculo. —No seré indulgente una segunda vez, respeta tu posición y la posición de la persona a la que te estas dirigiendo. —Y el Rey dio por terminada la charla con su hijo. Thor lo supo, su padre no cambiaría de parecer, no dejaría libre al joven del que se había enamorado y jamás podría ser feliz a su lado. Y tal vez nunca sabría la razón de porque su padre condenaba a Loki.

El Espejo. [Thorki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora