Hola:) Bueno, creo que ya dije todo en la nota anterior a este capítulo, así que... disfruten en capítulo. En Multimedia podrán encontrar una canción acerca de la amistad (Si, a partir de este capítulo comenzamos a hablar de un nuevo personaje) y una foto de este nuevo personaje :')
No olviden comentar su opinión y votar por el capíitulo, en realidad es muy importante para mi <3 Gracias por leer, los quiero :D
Relevé. Pointé. Grand Battement. Arabesque. Pointé en tercera posición. Pasé. Giro. Demiplié. Andeor de brazos. Pointé. Tras realizar esto, salgo corriendo del escenario moviendo notoriamente mi tutú rosa. Zvetlana me felicitó por mi gran trabajo, y unos quince minutos después de hablarnos acerca de la producción, dinero que debíamos pagar para el montaje y ensayos extra que habrían durante la semana, yo estaba en el vestidor, quitándome el uniforme y poniendome la ropa con la que había llegado al estudio: unos jeans azules algo ajustados, una blusa blanca con tirantes, y unas sandalias del mismo color. Salí del lugar, para mirarme en el espejo del tocador del baño, concentrando mi mirada en mis propios ojos. Después de más de una semana sin haberle hablado, comencé a pensar en él. Me había cargado un par de veces en el ensayo del día anterior, y había notado sus miradas en el espejo hacia mi a lo largo de la semana, pero no había ocurrido nada más. No había asistido al ensayo de hoy, y me preguntaba a mi misma por qué. Tal vez había llegado tarde, o algo parecido. Seguí mirando mis ojos sin concentrarme realmente, hasta que sentí una mano sobre la mía, lo que hizo que diera un ligero brinco, volteando mi cabeza hacia aquella persona.—Hola.
Era Allyson, mi mejor amiga. Allyson interpretaría a Maléfica en la obra, por lo que había estado tan ocupada como yo, lo que nos impedía reunirnos después del estudio. Le dediqué una sonrisa, y me volteé hacia ella para abrazarla, rodeando sus hombros con mis brazos.
—¡Hola!— exclamé, mientras la soltaba y dejaba mis brazos a los lados, sonriéndole ampliamente. En ese instante noté que había dejado de hablar con ella como antes, no sólo por la obra y los ensayos, sino porque había estado muy ocupada pensando en Alexander.
—Soph, en realidad te he extrañado, y quería decirte que deberíamos ir a comer algo esta tarde, ya que mañana tenemos el día libre.
Tras pensarlo unos segundos, decidí que sería una buena idea descansar un poco, ya que no salía hace mucho con ella. A decir verdad no salía hacía un buen rato con nadie.
—Claro— respondí mientras tomaba todo mi cabello con una mano para hacerme una cola de caballo rápidamente con un elástico que había puesto en mi muñeca mientras me miraba al espejo. Tras haber hecho esto, ambas salimos del baño, y caminamos hacia las escaleras para salir del estudio. Una vez en la calle, decidimos ir a una heladería cercana, para olvidar un poco el estrés con el azúcar.
Recorrimos las calles que nos separaban de aquel lugar hablando todo el tiempo sobre anteriores presentaciones de ballet realizadas por nosotros, recordando la primera, hacía unos cinco años: Sueño de una noche de verano. Reímos ante aquella divertida anécdota, diciendo que nos veíamos hermosas bailando detrás de todos los demás, anhelando algún día ser principales en el ballet. Hacía un año no podía creer que era una de las principales, y estaba siempre tan emocionada y ansiosa. Ahora las cosas habían cambiado un poco. Obviamente era muy feliz con mi puesto de principal en el estudio, y vivía por y para el ballet, pero me había acostumbrado a estar frente a los demás bailarines. Por primera vez en mucho tiempo surgió uno de mis temores en medio de mis pensamientos: El poco tiempo que me quedaba como bailarina. No había registro de nadie que se hubiera retirado después de los treinta y cinco años. Hacía algún tiempo había pensado en ello, pero no le había dado demasiada importancia. Traté de llenar mi mente con otras cosas, y lo primero que salió a relucir fue su rostro. No podía dejar de pensar en él. Bueno, probablemente me gustaba un poco, pero... no podía ser así. Nunca iba a interesarle, porque era un idiota.
Un idiota muy lindo, a decir verdad.
Allyson estaba pronunciando algunas palabras, pero no pude entenderlas bien.
—¿Qué?— pregunté, esperando que repitiera lo que acababa de decir.
Y entonces ocurrió.
Alexander apareció en tres lugares a la vez: Mi cabeza. La boca de Allyson. Mi teléfono.
Su rostro se abrió paso por sobre todo en mi cabeza, y después, como si hubiera leído mi mente, Allyson preguntó que había ocurrido con él después de tanto tiempo sin mencionarlo.
Y por último, llegó la llamada.
Noté que mi teléfono vibraba en el bolsillo de mi pantalón, así que me acerqué al cristal de una tienda, y saqué el artefacto de mi pantalón, mirando a Allyson, quien comenzaba a hablar de nuevo.
—Disculpa— le dije, mientras oprimía el botón con la opción de contestar.
—¿Hola?
—¿Señorita Rose?— pude escuchar preguntando si había marcado al número correcto a una voz masculina.
—Sí, soy yo.
—¿Conoce al señor Matthews?
—¿Matthews?— fruncí el ceño ante aquella pregunta, realmente confundida.
—Alexander Matthews.
—Ah, sí, lo conozco— Fruncí el ceño nuevamente, preguntándome de qué se trataba todo esto, pensando si había escuchado la voz proveniente del teléfono alguna vez antes de esa llamada.
¿Usted es... su novia?
¿Qué?
—No, claro que no lo soy... Por supue...
—Señorita Rose— me interrumpió el hombre —El señor Matthews ha tenido un accidente automovilístico, y se encuentra en...
Solté un jadeo, y noté como Allyson me miraba confundida, preguntando algo que no pude entender. Lo siguiente que recuerdo fue como mi teléfono caía al piso antes de que perdiera la conciencia.
