Creo que una de las sensaciones más mágicas que existen es, sin duda, el primer beso con la persona a la que tanto deseas. Los nervios, las risas tontas, las miradas cómplices, el momento en el que ambas personas se dan cuenta de que por fin va a suceder, el primer roce de labios, las innumerables mariposas revoloteando por los estómagos, el primer choque de lenguas, los mil latidos por minuto, las sonrisas a dos centímetros de distancia con las frentes pegadas al terminar...
Sí, todo eso fue lo que sentí en ese primer beso con Ana. Sinceramente, nunca un primer beso había sido tan especial.
–¿Y ahora qué?
Seguíamos sentadas en la arena. Llevábamos casi media hora envueltas en besos y caricias, devolviéndonos todo lo que nos debíamos desde hacía meses, cuando decidí romper el momento. De todas formas, iba a tener que hacerlo en algún momento.
–Mimi... creo que no hay nada más que hablar –volvió a besarme.
–Ana... –dejé que el beso se quedara en un simple pico y me separé para poder seguir hablando– ya sabes cómo está la situación ahora mismo y no sé si esto acabará bien. ¿Estás segura?
–Podemos intentarlo –me miró inclinando la cabeza, un gesto que me enterneció– en cuanto veamos que algo no está yendo bien, lo cortamos.
Desvié la mirada hacia el mar y reí.
–¿Sabes qué? –volví a mirarla, divertida– a tomar por culo todo, quiero estar contigo.
Me lancé hacia ella y volví a besarla. El beso fue escalando rápidamente, con una mano acariciaba la mejilla de Ana y con la otra la empujé suavemente haciendo que se tumbara del todo en la arena para después colocarme encima de ella, sin separarme de sus labios en ningún momento. Ana se separó poco después para mirarme con la sonrisa más bonita que había visto en la vida.
–Deberías haberme avisado de lo adictivos que son tus besos. Cómo besas, cabrona –se mordió el labio inferior, mostrándose tímida por mis palabras. –A ver cómo consigues separarme ahora, porque, por mi parte, no voy a hacer ningún esfuerzo por intentarlo. Yo si fuera tú estaría preocupada.
Soltó una carcajada y se acercó a mi boca para dejar un leve mordisco en mi labio inferior y tirar de él teniendo cuidado de no hacerme daño.
–Lo dices como si fuera a quejarme por ello –sonrió sobre mis labios y yo me derretí por dentro. –Déjate de tonterías.
Volvió a lanzarse a mis labios y esta vez introdujo su lengua en mi boca sin ningún aviso, algo que me pilló por sorpresa pero a lo que apenas tardé en responder. Mis labios se fueron desviando lentamente hacia su mandíbula, dejando un par de besos allí para después seguir su camino hacia el cuello, donde se dieron el gusto de recrearse durante un mayor tiempo. Ana cerró los ojos y suspiró, supuse que acababa de descubrir una de sus debilidades. Mis manos se atrevieron a acariciar tanto su vientre como sus costados mientras mi boca cambiaba su dirección esta vez hacia sus clavículas para seguir dejando besos húmedos por aquella zona. Ana cerraba los ojos y entreabría los labios de vez en cuando.
Quizás me vine demasiado arriba, porque en el momento que mis dedos continuaron bajando hasta llegar al interior de sus muslos para comenzar a acariciarlo, ella se tensó.
–Mimi... para... –dijo en un susurro, abriendo los ojos de golpe.
Me sorprendí durante unos segundos pero reaccioné rápidamente.
–Vale, ya está. Lo siento –me incorporé un poco, apoyando cada brazo a un lado de su cabeza, y la miré a los ojos. –¿Estás bien? He ido demasiado rápido sin darme cuenta pero ten claro que nunca haría nada que no...
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Apricity | Warmi
RomanceAna queda en coma tras un grave accidente y la única manera que tiene Mimi de contactar con ella es a través de sueños.