—Entonces andamos en eso, buscando una residencia para mi primo, y pensábamos que estaría bien la que queda en tu vecindario, Blake. –Ciara sonrió hacia mi dirección, como siempre de manera animosa.
Habíamos estado hablando de nuestro día, y Ciara metió el tema de su primo que venía por cuestiones de trabajo a Atlanta.
Me encogí de hombros ante sus palabras y asentí con la cabeza, no me parecía nada grave si el joven primo de ella vivía en mi vecindario, solamente esperaba que no fuera ése tipo de chicos de dieciocho años que amaban perseguir a mujeres adultas.
Porque por la forma en que Ciara hablaba de él, parecía que era un chico joven amante de las motocicletas y las guitarras.
—¡Genial! Le avisaré cuando llegue a Atlanta, debe estar llegando en unas horas. –Aplaudió alegremente nuestra amiga.
Lana rió divertida.—No puedo creer que un crío vivirá cerca de Blake por unos meses, va a tenerla loca a la muy pobrecita.
—Oh, vamos, sé lidiar con jóvenes, es decir... soy maestra de ellos. –Sonreí con seguridad mientras ajustaba de forma cool mis anteojos de pasta negra.
De repente, Ciara carraspeó hacia nosotras por lo que giramos nuestra mirada en su dirección.
—Eh... mi primo tiene treinta años. –Confesó sin dejar de mirarnos, algo confundida de que creyéramos que su primo era un joven.
—¡¿Qué?! ¡¿Treinta dijiste?! –Exclamó asombrada la morena frente a nosotras, yo estaba igual o peor que ella.
Era un hombre, rayos, que era un hombre y mayor que yo.
Esto era malo, tenía mala experiencia con los hombres de mi edad.
Y no crean que en el sentido de que estuve con muchos, no, nada de eso. Sino que la mayoría terminaba obsesionándose conmigo y pues, digamos que no eran príncipes azules.
En teoría, eran exagerados, otros maleducados o incluso machistas. A veces hasta faltos de inteligencia, no escudriñaban las Escrituras como Cristo ordenaba.
Así que el saber que el primo de Ciara tenía una edad superior a la mía me aterraba.
No quería interactuar con hombres, ni nada parecido en ese aspecto.
—Oh... eso cambia mucho las cosas... –Murmuré ida completamente.
¿Cómo iba a tratar a ése tipo? ¿Y si no era cristiano y era el típico chico malo de las novelas?
¿Y si quería pasarse de listo conmigo?
De acuerdo, estaba metiéndome en el mundo de las historias demasiado, tanto que ya comenzaba a creer que mi vida era una.
Las consecuencias de ser escritora, supongo.
—Vamos, Blake, sé una buena vecina. –Rogó la castaña haciendo ojitos de cachorro en mi dirección.
Detestaba que hiciera eso, porque terminaba convenciéndome de alguna forma.
—Además... capaz y es guapo, señorita B. –Guiñó divertida Lana a mi dirección, provocando que mis ojos se voltearan de fastidio.
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ℕ𝕠 𝔸𝕡𝕝𝕚𝕔𝕒 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕄𝕚 🔛 novela cristiana
EspiritualLa vida de Blake es diferente a la de cualquier mujer de veintisiete años, es escritora de novelas cristianas y en sus tiempos libres fotografía paisajes, aparte de ser maestra de jóvenes en su congregación. Sus libros de romance cristiano han hecho...