Los meses transcurrieron, junto a las fechas decembrinas y Año Nuevo tomando paso cuando había acabado el anterior, todo había ocurrido en un nanosegundo.
Y aunque sonase exagerado, para mí se sintió de esa forma cuando comencé con mi plan de enmendar el daño colosal que había generado, todo partiendo desde el teclado de mi computador; las letras se conectaban para crear palabras, y dichas palabras se juntaban para crear oraciones, hasta el punto de que tales oraciones crearan párrafos completos.
Mis dedos presionaban con destreza la última página del libro que había escrito, esta vez palpando cada uno de los sentimientos que plasmaba en las hojas digitales, las emociones, todo aquello que antes no sentía al escribir.
Pero, ahora podía dar fe de ello de haber experimentado lo que era el amor verdadero, la decepción causada por mi persona a otra inmerecida, la sensación agonizante del arrepentimiento genuino por fallarle al Ser que cambió y restauró mi corazón y, al hombre que no dudó en desenvolver el suyo al sentir amor hacia a mí.
Todo eso, fue escrito con desbordantes sentimientos y emociones genuinos, junto a una dedicatoria especial para la persona que esperaba que leyera esto cuando se publicase.
Porque sí, el esposo de Alyssa había conseguido el contacto de una editorial importante en Nueva York que deseaba saber qué escrito podía tener listo para Enero, y no dudé en intentarlo.
Me había rendido, pero ya no más.
Fue entonces que con el paso de los días, mi historia había sido aprobada con creces para ser publicada de inmediato, ganándose la aprobación de críticos literarios por tan realista y emotiva obra literaria, cargada de sentimientos y emociones, y sobretodo de lo buen Padre que era el Señor incluso si le fallábamos a veces.
La gente comentaba en redes sociales, e incluso influencers de distintas plataformas (especialmente cristianos) hacían reseñas y daban opiniones sobre mi libro de forma equilibrada, buenas y malas que solo eran constructivas.
Todo el mérito era para Dios, por supuesto, sin embargo... a pesar del buen recibimiento nacional, yo solo esperaba que alguien en particular lo leyera.
Y ese alguien era Leo Parnell.
───Blake... en verdad que esto es... increíble, es una historia preciosa y... muy impresionante, de verdad. ───Ciara y Lana pasaban las páginas una y otra vez de aquel libro, cosa que me hizo sonreír mientras tomaba mi café mokaccino.
Estábamos en la cafetería de Gwen, mientras escuchaba las opiniones de mis amigas respecto al libro.
───Me alegra saber que pudiste lograrlo, Dios ha sido bueno contigo, por cierto... ───Lana me miró fijamente, cerrando el libro después.─── ¿lo leyó? ¿Has recibido algún mensaje en particular?
Ante esas palabras, no pude evitar sonreír levemente.
───No, nada de eso... pero voy a Chicago mañana a buscarlo y entregarle un libro en específico que no fue publicado, sí realizado más no lanzado a las ventas... es uno que solo puede tener él.
Ambas se miraron entre sí, no comprendiendo mis palabras en lo absoluto. Ciara releyó el principio del libro antes del prólogo, y fue que entendió a lo que yo me estaba refiriendo.
───Cierto que la dedicatoria dice «Con amor, Blake Duran», y pensé que te estabas refiriendo a los lectores pero... ¿acaso ese libro que dices es una dedicatoria especial para Leo? ───Expresó la castaña con curiosidad, porque por la dedicatoria estándar del libro no pareciera dedicada especialmente a su primo.
Y tenía razón, la dedicatoria personal estaba en el libro que saqué de mi bolso y que intentaron arrebatarme, pero no las dejé.───Nadie más que él puede leer esto, es... muy personal y créanme que pedí demasiado valor a Dios para escribir algo tan emotivo, así que solo él puede leerlo.
Aunque soltaron sonidos y expresiones desanimadas, solo pude reír con ligereza mientras pensaba que ya debía irme a preparar mis cosas.
Mañana temprano iría a Chicago, y ya no vacilaría más al respecto.
Observé a Apollo acostado en mi cama, con una expresión triste en sus ojos al verme colocar piezas de ropa dentro de mi maleta, cosa que me hizo mella en el corazón.
Lana lo cuidaría bien, de eso estaba segura, pero igualmente dejarlo siempre me iba a causar pesar porque lo amaba como a un hijo.
───Mamá debe irse por unos días, bebé, pero prometo que volveré pronto y con papá. ───Era sorprendente cómo Apollo se ponía contento cuando mencionaba a Leo, asociándolo ahora como si fuera su padre.
Leo siempre lo trató como yo, de forma cariñosa y de seguro porque pensaba en su perro difunto que me mencionó tiempo atrás, y por eso se hizo tan apegado a Apollo.
Tras terminar de empacar todo lo que necesitaba, dejé encima de toda la ropa aquel libro especial para Leo, y sonreí suavemente.
«No aplica para mí»
Pero ya no más, ahora el amor eros sí aplicaba para mí luego de entender el amor ágape a profundidad.
Dios entregó a Su Hijo por nosotros de forma inmerecida, y así también debíamos amar de forma inmerecida a los demás, amigos o enemigos, Jesús nos pedía amar a todos.
Y Leo tenía más que merecido que lo amara, porque era un hombre de Dios completamente.
Así que, era hora de enmendar el daño de la forma que solo sabía hacer muy bien: a través de papel y tinta.
Lamento de nuevo tanto retraso, pero este es el penúltimo capítulo así que se viene el final 🤍 gracias por seguir leyendo y esperando pese a mi procrastinación.
¡Dios les bendiga!
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ℕ𝕠 𝔸𝕡𝕝𝕚𝕔𝕒 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕄𝕚 🔛 novela cristiana
SpiritualLa vida de Blake es diferente a la de cualquier mujer de veintisiete años, es escritora de novelas cristianas y en sus tiempos libres fotografía paisajes, aparte de ser maestra de jóvenes en su congregación. Sus libros de romance cristiano han hecho...