La persona que crea que es muy divertido y emocionante el montar una motocicleta a toda velocidad, déjeme decirle que necesita ir al psiquiátrico con urgencia.
Definitivamente, NO es divertido ni emocionante.
—¡Señor, no quiero morir todavía! –Grité con voz en cuello. Apuesto a que mi cara estaba como obra cubista.
Desfigurada, por si se lo preguntan.
El miserable de Leo solo carcajeaba mientras escuchaba mis alaridos.— Oh vamos, Blake, ¡andar en motocicleta es una sensación emocionante!
¡No! ¡Definitivamente no es emocionante, por un pepino!
«Señor, perdóname por ser tan quejumbrosa a veces, también por huir a veces de la gente como la pobre asocial que soy y perdóname por haberle jugado esa broma a mi hermana de pintarle el cabello de púrpura cuando éramos adolescentes...»
Era mejor sincerarme con Dios antes de morir.
—¡En absoluto! ¡No me vuelvo a subir en este vehículo del diablo! –Bramé en lo que podía contener todo el desorden que era.
—¡¿Vehículo del diablo?! ¡Dios me libre, Blake! –Respondió jocoso en medio de una larga y ronca carcajada.– ¡mejor sujétate bien! ¡Tus pequeños dedos de pollito no aguantarán mucho en el asiento!
¿Qué clase de...?
—¡No tengo dedos de pollito, tú, simio! –Chillé enrojecida de la rabia, ¡no tenía permiso de hacer ver mis manos pequeñas como algo que señalar!
Leo solo negó con la cabeza.— Qué tierna, ya me diste un apodo, aunque es uno muy simple lo tomaré. Somos amigos ahora.
¿Amigos? ¿Nosotros? ¡Nada que ver!
—¡Frena ya, frena ya! ¡Ya estamos aquí! –Señalé tratando de evitar enojarme más. Visualicé nuestro vecindario y nuestras casas frente a la otra.
Cuando por fin me creí salvada de este viaje-tortura, al señorito le pareció divertido hacernos girar en su moto en medio de la calle. Haciendo que mis gritos histéricos como de mujer a la que se le adelantó la menopausia, despertaran a los vecinos en el proceso.
Dios, dame fuerzas o lo...
—¡Ya déjame bajarme! –Exclamé apretando los ojos, queriendo salir de esa pesadilla de dos ruedas.
El ojiverde rió entre dientes, frenando al fin aquel objeto del mal de una vez por todas frente a mi casa. Aseguro haber bajado y corrido como si viniera Faraón por los israelitas hasta la puerta de mi casa después de devolver el casco a su dueño antes de que quisiera insistir con cualquier cosa.
No estaba de humor para tolerar más apodos raros ni vueltas en motocicletas. No más Parnell hasta mañana que sea inevitable ver.
—Fue divertido el paseo, ¿verdad, Blake? –Dijo con total sorna y diversión cuando estuve por abrir la puerta. Juro que las ganas de lanzarle lo que tuviese a la mano no me faltaban.
—¡Ni loca subiré contigo allí otra vez! Gracias por traerme, adiós. –Y cerrando con broche de oro, entré a la casa cerrando la puerta de un portazo.
Cuando creí que Leo Parnell ni tendría más nada que decir y que podría quitarme los zapatos, escuché sus últimas palabras de esa noche.
—¡Que Dios te bendiga también, hermanita Blake!
Era un payaso sin duda.
Al día siguiente solo pensé en quedarme en casa, era hora de darle algo de cariño a mi precioso Apolo y lo mejor para eso era con un baño.
Claro, si tan solo el malvado animalillo cooperara con eso.
—Apolo~. –Canturreé desde la sala, buscándolo por todas partes porque sabía que se estaba escondiendo el muy ingrato.
Todo lo que hacía por él, ¿y me pagaba de esa manera? ¿Huyendo de su necesitado baño? En fin, la hipocresía.
—¡Apolo, ven ya! –Exclamé con más seriedad esta vez, buscándolo por toda la sala.
Y oh, enorme sorpresa me llevo cuando el enorme perro Samoyedo saltó de la nada hacia mí, provocando que cayera de trasero al suelo mientras él llenaba de baba toda mi cara, provocando chillidos y risas en mí.
—¡Te tengo, amiguito! –Reí tras tomarlo en brazos y llevarlo a la tina de plástico que le compré para sus días de baño.
Obviamente, el perro empezó a aullar como el enorme bebé dramático que era cuando usé la manguera para mojar su bello pelaje blanco, ¡parecía una oveja trasquilada! Era algo gracioso.
Me reía de su actitud infantil mientras le colocaba su champú antipulgas.— Oh, vamos, eres un adulto ya y deberías ser más maduro.
Pero, solo recibí un lloriqueo dramático de su parte, y bueno, no puedo negar que los perros se parecen a sus dueños con el tiempo. Al final, el resultado fue excelente cuando lo sequé con su toalla y secadora, quedando mucho más reluciente y brillante con aquel pelaje precioso que tenía.
En verdad que mi hijo era precioso sin duda alguna. Sonreí viéndolo jugar en el patio mientras me iba a revisar mi celular, concretamente el grupo de las chicas y yo.
Las lluvias de preguntas sobre cómo fue mi venida con Leo abundaban, así que les expliqué la caótica y terrible experiencia que tuve en motocicleta, recalcando que no volvería a subirme en un vehículo como ese jamás de los jamáses.
Sí, hablaba en serio.
Alelassa🤪: Hey, reina del drama~, tu dulce hermana mayor irá de visita pronto ✌🏻😎
Alyssa Duran, mi hermana mayor, me había olvidado de su presencia sin querer (estoy siendo sarcástica, mi hermana está loca y por eso a veces hago que no la tengo). Sonreí tecleando la respuesta.
Yo: Ay, no, creí que te raptaron los alienígenas 😱
Alelassa🤪: Gracias al Padre que no existen 🤪 en fin, nos vemos pronto, encantadora de perros~
Me reí para mis adentros por sus palabras porque sí que lo era, pero estaba feliz. Vería a mi hermana mayor luego de tanto tiempo.
Ay bueno xD Blake es un caso y Leo también 🤣 hago lo que puedo para hacerlas reír~, gracias a una amiga que me ayudó a editar lo primero 🤣🤭❤️, comenten y voten! 🤭
¡Dios les bendiga!
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ℕ𝕠 𝔸𝕡𝕝𝕚𝕔𝕒 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕄𝕚 🔛 novela cristiana
EspiritualLa vida de Blake es diferente a la de cualquier mujer de veintisiete años, es escritora de novelas cristianas y en sus tiempos libres fotografía paisajes, aparte de ser maestra de jóvenes en su congregación. Sus libros de romance cristiano han hecho...