Parte XXXII: Resentimiento

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"¿Todavía no te hablás con tu Renato?" Andrés pregunta un martes por la tarde, después de más de una semana desde la última vez que vio al chico.

Gabi pudo encontrar algo de paz, aunque fuera negando firmemente todo lo que estaba sucediendo y centrándose obstinadamente en sus estudios. Cada vez que Renato viene a su mente, empieza a hacer algo, cualquier cosa. Editar fotos, estudiar, salir a correr, leer, incluso cocinar. Cualquier cosa con tal de simplemente no pensar en Renato, de no sentir nada.

Incluso así, cuando Andrés menciona su nombre, Gabriel se estremece, su corazón duele y anhela y su mente se queja con todos los pensamientos bloqueados que ha ignorado y se ha negado a tratar.

"¿Por qué estás preguntando eso?" Gabriel pregunta, negándose a mirar a los ojos a su mejor amigo.

Gastón no está cerca, son sólo ellos dos por fin. Andi lo invitó a comer, y ahora Gabriel se da cuenta de que probablemente era una trampa para conseguir que hiciera otra cosa, como hablar de Renato.

"Bueno, claramente algo pasó. Cambiaste muchísimo, y no para mejor. Es como si una parte tuya hubiera muerto y sólo estuvieras funcionando por una voluntad testaruda. ¿Te engañó? Si lo hizo, lo voy a matar a golpes y te juro que lo voy a-"

"No, no es eso," Gabriel se ríe de su amigo sobreprotector.

"¿Entonces qué pasó? ¿Por qué estás así? No quiero ser metido, pero estoy preocupado e incluso si no puedo arreglarte las cosas, estoy acá si necesitás hablar de eso. Vos siempre te guardás todo y odio recordarte que soy tu mejor amigo y que también podés confiar en mí."

Gabi se sorprende con el pequeño arrebato de Andrés y también se siente un poco culpable. No lo hace a propósito, sólo está acostumbrado a guardarse todo en lugar de compartir sus preocupaciones con sus amigos. Es por eso que abrirse a Renato fue algo tan raro que ni siquiera hoy puede entender cómo pasó.

Quizás porque Renato no es realmente una persona.

"Ya sé," sonríe Gabriel. "Y perdón por haberte preocupado, yo sólo... no me siento cómodo hablando de eso."

"Pero podría ayudarte," Andrés insiste y Gabriel aprecia la consideración de su amigo.

"Es difícil."

"Podés intentarlo," insiste. "Probame. Y ahí decidimos si necesito golpearlo o no."

Gabriel se ríe, agarrando una hoja de lechuga para poner dentro de su hamburguesa, pasándole una a Andrés para la suya, como una muestra de agradecimiento.

"Supongo que no estabas tan equivocado al cargarme con él y de verdad me estaba enamorando," empieza Gabriel, sin hacer contacto visual, esperando que eso le ayude a contarle a su amigo más o menos lo que le está pasando.

"¡Lo sabía!" Andrés festeja, más emocionado de lo que debería, haciendo que Gabriel vuelva a reírse.

"Pero Renato me ocultaba algo, algo demasiado grande como para dejarlo pasar y seguir como si nada. Y después descubrí más sobre el tema, lo que empeoró todo. Me... me sentí traicionado y no puedo forzarme a perdonarlo u odiarlo."

"¿Qué dice él al respecto? ¿Lo siente? ¿Te está rogando perdón todos los días?"

"Dice que está arrepentido," comienza Gabriel, mordiendo su hamburguesa. "Pero no insiste en arreglarlo. En un impulso por mi dolor, le dije que se fuera y no lo volví a ver. No sé dónde está, qué está haciendo... o si se fue para siempre."

Le tiemblan las manos, porque ése es el pensamiento que tiene que bloquear más a menudo. ¿Y si Renato se fue para siempre? ¿Y si nunca vuelve a aparecer? Este miedo paraliza a Gabriel, más de lo que está dispuesto a aceptar, porque le dijo al otro chico que desapareciera, ¿cómo puede ser tan hipócrita como para asustarse ahora? Eso es exactamente lo que hizo el otro joven.

Alturas. [Quallicchio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora