sex.love.proof. ; larry stylinson.

10

Habían entrado su equipaje a la casa del rizado, porque sí, la casa en dónde se quedarían pertenecía especialmente a Harry y estaba ubicada justo a unos metros de la arena. No se habían preocupado en ordenar su ropa en el armario, simplemente tomaron sus bañadores y se dirigeron a la playa.

El resto del día se la pasaron recostados en la arena. Louis había estado en el agua un tiempo, disfrutando lo cálida que era y relajandose con la hermosa vista. Harry en cambio había preferido quedarse en la orilla bebiendo un licuado de frutilla que había comprado en un bar que había en la playa.

Habían decidido que por ese día se quedarían allí, simplemente descansando y tirados sobre una manta en la arena, el sol se había ocultado y ahora las estrellas bañaban el cielo acompañadas de la luna y había unas antorchas prendidas que le daban al lugar un toque cálido y acogedor que le había agradado a ambos. Harry se las había ingeniado para para cocinar algo rápido y sencillo mientras que Louis se había quedado en el agua un rato más, acordaron que se turnarían para cocinar.

Cerca de la medianoche decidieron entrar y darse una agradable y relajante ducha para luego ir a la cama a dormir.

-Hay dos habitaciones, puedes elegir la que más te guste.- dijo Harry mientras se secaba sus rizos con una toalla. Louis lo observó desde el sofá de la sala.

-O puedo dormir contigo si quieres.- sugirió con una sonrisa y Harry asintió.

-De acuerdo, aún así puedes elegir la que desees.

[🌼]

Al día siguiente Louis se había despertado temprano, Harry aún dormía abrazando su cintura y con su rostro escondido en su cuello. Se había volteado para poder observar a Harry dormir, era simplemente algo que jamás iba a dejar de hacer porque le encantaba ver al rizado tan relajado, con sus rizos alborotados callendo por su rostro, sus labios rojos descansando en una fina linea y sus ojitos cerrados. Podría pasar horas y horas acariciando sus mejillas con la yema se sus dedos, delineando cada detalle de su rostro.

A veces se preguntaba como hubiesen sido las cosas si no se encontraran en la posición de folla-amigos. Harry era como el chico perfecto para cualquier otra persona, Louis jamás había conocido a alguien tan atento, cariñoso y delicado como el y sabía que cuando la persona indicada llegara, sería la más afortunada de todo el planeta. Aquel pensamiento hizo que algo en su interior se revolviera, porque si aquello sucedía, estaba más que claro que se vería obligado a tomar distancia del rizado, y el aún no quería eso.

Antes de que sus pensamientos lo torturaran aún más, Harry comenzó a removerse en su lugar mientras lo atraía aún más hacia su cuerpo, Louis rió y fué entonces cuando los ojos del rizado se abrireron por primera vez en el día, encontrandose con la vista más hermosa de todas. La sonrisa de Louis.

-Buen día.- dijo bajito Louis dejando un pequeño beso en la punta de su nariz. Harry podía jurar que despertar así podría fácilmente convertirse en una de sus cosas favoritas.

-Hola Lou.- dijo con la voz ronca que mandó un escalofrío por todo el cuerpo del ojiazul. Harry debía ser alguna clase de dios griego, alguien así de perfecto, caliente y hermoso no podía ser una persona real.

Harry comenzó a dejar un camino de besos en su cuello, moviéndose hasta que quedó sobre el pequeño cuerpo del ojiazul. Louis no se negó, sino que hizo su cabeza a un lado para que Harry estuviera más cómodo. Repartió besos y mordidas en su cuello, mandíbula y sus clavículas también, sientiendo como el castaño soltaba suaves suspiros en su oído.

-Ven aquí.- pidió Louis con la respiración agitada y sus manos en las mejillas del rizado para atraerlo hacia sus labios.

Se unieron en un beso algo desordenado y Harry soltó un gemido al sentir los labios de Louis buscar con desespero los suyos, lo beso hasta que el aire les hizo falta y se separó quedando tan solo a unos centímetros de su rostro.