CAPÍTULO V

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Desperté con una sensación de amargura, pensando que pude haber hecho algo si hubiera asistido a su cumpleaños, pude haberla defendido.

Decidí darme un baño y alistarme para ir a la Universidad, me acerqué a la ventana y me percaté que estaba lloviendo, me puse lo más abrigado que encontré en mi clóset y salí de casa.

Llegué a la Universidad y me dirigí al salón, me senté junto a la puerta, adoraba ese sitio y a mi costado se sentó Lucas que me saludó moviendo la mano de lado a lado. Sentí que las clases duraron una eternidad, cerca del mediodía llegó el momento de salir.

- ¡Sofía! – escuché un grito a lo lejos.

- Hola Lucas...

- Escucha, sé que estas mal por Bella, pero déjame animarte, invitándote a comer, es decir, si tú quieres...

- Claro – le sonreí.

- Conozco un lugar muy lindo ¡te encantará! - dijo muy emocionado.

Caminé junto a él mientras nos dirigimos a su auto, mientras a mi cabeza se le venían todos los recuerdos de mi corta vida, aunque nunca podré olvidar lo sucedido entre mi abuela y mis padres. Mi abuela nunca mencionaba la situación con ellos o le incomodaba y en toda mi vida solo me lo contó una vez.

Mi madre me tuvo a los veinte años y mi papá tenía veintidós, al inicio todo marchaba de lo mejor, al pasar los años papá se fue de casa sin ninguna explicación, mi mamá quedó devastada, con el tiempo fue empeorando le daba unos ataques muy fuertes, tanto así que ya no podía ni reconocerme y en ciertas ocasiones llegaba a agredirme. Al cumplir los tres años la abuela me llevó con ella, la enfermedad de mamá había se había agravado demasiado y mi abuela no tuvo mucho que hacer más que internarla en un centro psiquiátrico.

Desde entonces perdí todo contacto con ella y cada que trataba de averiguar dónde se encontraba la abuela me lo prohibía, con el tiempo dejé de intentar y de buscarla, creo que ella está haciendo lo correcto.

SOFÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora