[H a l] V

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Hal estaba tan emocionado por ser parte de un proyecto profesional como este.

Siendo un estudiante de penúltimo año, esta oportunidad era oro. 

Oro puro. 

Se sentía tan honrado de maneras inexplicables, porque realmente le apasionaba esto. Amaba sentirse parte de una producción con personas importantes. 
Sabía que por lo regular, esa clase de oportunidades siempre llegaban después, mucho, mucho después. Y al él se le estaba presentando ahora, que era un feto cinematográfico, como decía Moore. 

La verdad es que ni siquiera había leído el libro, porque él no era mucho de ese tipo de lectura, pero su exnovia del momento sí.
Cuando le avisaron que harían la versión de ese libro, una parte de su mente se congeló por un momento. Recordó cuando su ex le habló a las tres de la mañana llorando, diciendo que así no es como debería acabar el libro. Él le prometió que le haría una película con un final feliz, ella se limpió la nariz y sonrió a través del teléfono. Hal no colgó hasta que ella se durmiera. 

Era de los pocos recuerdos que guardaba como un buen momento, de los pocos momentos que le gustaba recordar. No es que siguiera pensando en ella, al menos no de esa forma; es sólo que a veces se le aglutinaban los pensamientos en la cabeza y no podía manejarlos... terminaba con una jaqueca impresionante. 

Aunque ya todos sabían que las rubias eran su debilidad.  

Por eso no entendía cómo es que actriz principal estaba tomando terreno en sus pensamientos. La primera vez fue cuando todos bajaron de los trasportes que habían contratado, cuando llegaron a Brujas. Ella bajó, despeinada, desorientada, distraída. Y aun así se veía divina. 

Todos sabían que la debilidad de Hal eran las rubias, pero el oxígeno se esfumó cuando vio a Dorian. 

Le gustaba verla sobre el escenario y fuera de este, le gustaba verla el comedor, en la escaleras del complejo donde vivía y en las reuniones del equipo. 
No es que fuese un acosador, pero con una cara así era imposible no verla, de una buena manera, claro. 

Cada vez que grababan le gustaba la magia que desprendía de ella. 

Y entristeció porque sabía que probablemente las expectativas sobre los muchachos estaban tan altas como el empire state. Su tipo, pensó, debe ser como esos seres famosos, como Dobv, o Douglas, su otro compañero de escenario, de seguro tiene un crush con alguien de una banda famosa o algo así que haga que él quede a la nada de posibilidad en la escala de Dorian. 

Dorian, la repetía una y otra vez; le gustaba el recorrido que hacía su lengua al pronunciarlo, le gustaba la sonrisa que le daba a la cámara de vez en cuando y cuando improvisaba también, parecía que sabía exactamente lo que le hacía falta a cualquier escena. Le gustaba que a ambos le apasionara la misma cosa. 

Pero se sentía tan estúpido a su alrededor que era grosero. Le asustaba de sobremanera esa chica, siendo tan apasionada, tan fuerte, tan ella. Estaba intimidado con la idea de salir de su zona de confort, el hecho de que estuviera tan expuesto ante ella y ni siquiera lo notara le hacía sentir miserable y lo único que podía hacer es tratarla mal.

—Ya no la veas tanto o ella pensará que eres de esos enfermos que quiere cortar un mechón de su cabello para venderlo en amazon o e-bay.— Jesse lo tomó por el brazo mientras reía.

—¿No piensas que es preciosa en lo que hace?—Él estaba disfrutando mucho de la escena en donde estaban en la fiesta de los de artes y se veía deslumbrante. Habían hecho un excelente trabajo y todos, a decir verdad estaban más que bien. 

D is for Dorian | t.c.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora