[D o r i a n] IX

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Los rayos de alguna ventana a su alrededor le dieron la bienvenida a un nuevo día, abrió los ojos lentamente y rápidamente notó que ese era su departamento. Suspiró de alivio pero cuando intentó incorporarse un agudo dolor de cabeza se lo impidió, hizo una mueca de dolor y se quitó la cobija que envolvía su persona. 

Aun conservaba sus jeans, lo cual la reconfortó de sobremanera, ¿Se había quedado a dormir Hal? ¿Ella aceptó? Sus dudas se vieron disipadas por el olor proveniente de la cocina. Sabía que él aun ahí estaba en su casa, al parecer cocinando.

Se puso de pie poco a poco, achicando los ojos por los rayos del sol, ella nunca corría las cortinas pero al parecer Hal era amante de la luz. Llegó hasta la cocina y lo vio de pie bailando con "Giving Me Life" de Mariah Carey. Guardó ese momento en su corazón, no sabía como personificar la alegría hasta que lo veía, y se sintió feliz. Con resaca, pero feliz. Él sintió la presencia de alguien más en la habitación y la vio de pie en el marco de la puerta.
—Hey, oso durmiente. Pensé que te tendría que llevar a urgencias o algo— bromeó Hal con la cuchara de madera en la mano. 
—¿No tienes resaca?— fue lo único que pudo articular, se sentó en una de las sillas de su pequeña mesa para comer y apoyó su cabeza sobre sus brazos. 
—Estoy entrenado para eso. ¿Quieres una pastilla o algo?— Le sirvió un vaso con agua y ella inmediatamente lo bebió completo. —El secreto está en beber agua cuando estás tomando, sin vómito, sin dolor de cabeza. 

Dorian apenas escuchaba lo que decía el chico, se sentía aturdida y desubicada, quería que el dolor parara y poder admirar al chico frente a ella, que parecía una visión. 

No era su plan de como acabaría esa noche, sinceramente. 

Él puso frente a ella un vaso con agua y esperó a que lo bebiera. A pesar de su resaca,  no podía evitar sentir pena por su estado porque la viera así. Esperaba no haber hablado de más, o haber dicho cualquier cosa fuera del lugar, sabía que a veces podía ser un tanto inesperada con el alcohol vagando por su sistema, pero también le daba vergüenza preguntar. Se quedó callada por unos segundos y él bajó el volumen de una canción que no conocía. 
—¿Te molesta que use tu Alexa? A cambio te hice el desayuno y limpié tu baño. 
—Dime por favor que no lo vomité— Ella lo miró a través de sus dedos y él se rió.
—Si eso te hace sentir mejor...— dejó salir un lamento de sus labios ahora deshidratados. —Nos sucede a todos, de verdad. 
—Pero no es lo mismo si te caigo mal.
Hal se quedó en silencio un momento, en el cual la realidad lo sobrepasó, ¿qué hacía ahí, para empezar? Ella lo miró a través de sus dedos, su silencio la incomodaba un poco. A veces le gustaría que su mente tuviera un traductor y poder entenderlo, no es como si supiera que la situación se repite una y otra vez. 

No sabía que simplemente estaba de frente a una persona complicada, lo cual suponía un problema porque ella también lo era. Nadie se lo había dicho explícitamente, pero ella lo entendía. Quizá era imposible estar con personas así. Quizá por eso era un buen comienzo. 

Ella bebió el líquido que él le ofreció anteriormente y tomó la pastilla de un jalón. Se quería sentir mejor para saber qué estaba pasando, no podía estar con la guardia baja todo el tiempo. Él siguió usando su cocina, y también su alexa, puso una canción que no conocía en francés, algo de los 60's y lo cantó con sentimiento, eso hizo sentir mejor a Dorian de alguna forma. Le sorprendía tanto que alguien la llenara de emociones de todo tipo, parecía que simplemente estuviesen unidos de una manera diferente pero decirlo  en voz alta era aterrador. 

Respiró profundo y se dio a sí misma cinco minutos mentales. Quería estar en su lugar privado, sin el palabrerio francés, ni el dios griego, ni su cabeza ruidosa analizando todo. 
—Si me permites... — Se levantó y no dijo mucho, solo salió de la habitación para entrar en otra y tumbarse en su suave colcha. 
Él la vio salir y se quedó un momento en silencio. ¿Debería irse? Quizá podría hacerlo después de que limpiara lo que hizo de desayuno. Era una lástima porque, no era por presumir pero Hal era buen cocinero, él se moriría de cualquier cosa menos de hambre. Sirvió un poco del desayuno para sí mismo y lo comió en silencio. A veces le gustaba la paz que era capaz de tener, le gustaba estar solo pero no sabía si era un defecto o una virtud. 

Cuando despertó, el cristal de su recamara le indicó que era tarde, pero la luz del día no se iba aún. Se levantó y limpió su mejilla que tenía algo de saliva. "¡Qué sed tengo!" se dijo y pensó en el chico de ojos verdes, ¿seguiría allá afuera? Se arregló un poco el cabello y se quitó la apariencia de almohada que llevaba adherida a la cara. Salió de la recamara blanca y entrecerró la puerta, los pies descalzos hacían juego a las baldosas de madera del suelo. Un sonido lejano hacia eco por todo el departamento. Su larga figura apenas cabía dentro del sofá, sostenía su cabeza con su mano y estaba cobijado con la cobija ancha que tanto le gustaba. Podría ver esa misma imagen en su mente una y otra vez y no se cansaba. Podría verla diario también. 

—Pensé que te habías ido ya— él se incorporó del sillón de terciopelo y le sonrió. 
—Me distraje viendo netflix— Se rascó la cabeza y le puso pausa a una serie que estaba viendo. La mayoría de las cosas del departamento donde vivía ya estaban ahí, así que no hubo problema con eso. 
—Pensé que solo los adolescentes usaban esa excusa ya.— le sonrió y él enrojeció cuando entendió lo que trataba de decir. 
Se sentó en el otro sofá y cerró los ojos un momento. 
—¿Te sientes mejor?
—Fue una buena siesta la verdad, ¿y tú?— Aun con los ojos cerrados sabía que él la seguía observando casi sin parpadear, la hacia sentir casi sagrada. 

—Hice maratón de Breaking Bad y me comí casi todo lo que había en tu refrigerador, lo siento—. Ella no dijo nada, solo lo miró por poco tiempo y volvió a cerrar los ojos, así que continuó. —Así que ahora tendrás que venir a comer conmigo todos los días—. Dorian abrió los ojos y lo miró, después soltó una risa. 
—O puedes comprar mi super de esta semana— ahora él era quien reía. 
—Me gusta más mi idea, te perderías de buenas comidas por la módica cantidad de tu compañía, pero está bien. 
—Podrías venir a cocinar si gustas, no es problema.
Él se quedó callado y quito la pausa de la serie que veía, eran los últimos minutos del capítulo por eso es que Dorian calló y volvió a cerrar los ojos, se acurrucó en el sofá de la habitación. 
—¿Tienes hambre? 
—No realmente— respondió ella, se sentía en un limbo fisiológico, solo quizá sed. 
—Debería irme ya, de cualquier forma te dejé la cena preparada en tu mesa y limpié un poco por ti, gracias por dejar quedarme todo el día. 
—No fue nada, mamá.— Ella sonrió y lo miró. Él le sonrió de vuelta y se levantó cuando los créditos salieron por la pantalla negra. Ella se levantó también y esperó a que él tomara sus cosas, aunque solo era su chamarra. 

—Espero que no haya causado muchos problemas.
—¿Qué dices? Para nada, fue lindo tenerte aquí, ya sabes, no conozco a mucha gente. 
Él asintió, sabía que Dorian disfrutaba de su espacio pero no sabía que no tenía conocidos para pasar el rato. Se puso su chamarra encima y salió hacia el atardecer de Brujas mientras se despedía con la mano. 

Una vez encerrada y sola, pudo respirar todo el aire que se había contenido, todavía podía oler la loción de Hal, que era más a su olor personal a almistle y limón. Pensar en él la hacía sentir extraña, fueron muchas cosas para un solo día; quería silenciarse a sí misma y descansar. Su celular sonó desde la alfombra. 

Hal

Gracias por dejarme pasar la noche
De nuevo una disculpa por tus víveres
te lo recompensaré (:

Yo

No te preocupes, fue lindo tener visitas (-:
Nos vemos mañana! 

Tecleó una respuesta rápida y la envió sin pensarlo porque se conocía y si se ponía en un plan crítico, no hubiera mandado nada nunca. 



D is for Dorian | t.c.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora