s a m e c l o t h e s;soonwoo {Editando]

blue suit.

A SoonYoung le molestaba de sobremanera ver a otras personas con las mismas piezas de ropa que él poseía.

Sabía que era algo infantil de su parte, lo reconocía, pero aún así le incomodaba estar en la misma habitación con alguien que se atrevía a usar la misma camisa de cuadros.

Y esa era la razón por la cual odiaba a Jeon Wonwoo.

Bueno, no lo odiaba. Porque SoonYoung era incapaz de odiar a alguien por usar las mismas Converse amarillas. Aquello había sido una casualidad, pensó el más pequeño.

Había sido casualidad muchas veces.

Conocía a Wonwoo, de hecho, cada individuo estaba consciente de la existencia del contrario.

Sabía que el más alto vivía a unas tres casas más arriba que SoonYoung.

Sabía que el castaño asistía al mismo colegio que él.

Sabía, incluso, que había comprado esa camiseta negra con el estampado de un girasol (que también tenía SoonYoung), el mismo día que él.

Podría sonar totalmente irracional, pero SoonYoung todavía se sentía molesto por aquel suceso.

Quién podía imaginar que Jeon Wonwoo aparecería a su lado para tomar la misma camiseta cualquiera, en una tienda poco conocida, en uno de tantos centros comerciales.

Pero también había dejado pasar ese momento.

Había tratado con Wonwoo demasiadas veces, más de lo necesario diría él.

Su primer encuentro se remontaba a hace un par de años.

JiHoon, su amigo y vecino, había invitado a todos sus vecinos a su séptimo cumpleaños. Su madre le había comprado ropa nueva y llevaba un lindo regalo para JiHoon, nada podía salir mal ese día.

Pero Jeon WonWoo apareció.

Nadie nunca supo el porqué, pero estaban vistiendo el mismo conjunto.

El pequeño de mejillas abultadas estaba que echaba humos por las orejas, cruzado de brazos para demostrar su enojo, se acercó a su madre y jaló suavemente su falda.

—Mamá, ¿Por qué WonWoo está vestido igual que yo? ¡Yo debo ser único!— dio unos saltitos para así poder expresar aún más su molestia.

—Bebé, es simplemente una casualidad.— Su madre le sonrió para luego revolverle el cabello y motivarle a jugar con lo otros niños.

Desde ese día, todo lo relacionado con Jeon WonWoo, era una casualidad.