silver ring.

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No había dormido en toda la noche.

La duda lo carcomia por dentro, su estómago estaba haciendo dentro de su cuerpo y el corazón estaba luchando fervientemente para salir de su pecho. Estaba ansioso, demasiado, así que se puso de pie en medio de la noche—Ni siquiera sabía la hora— para buscar entre sus cosas algo que le tuviera la cabeza distraída.

Y nada mejor que decolorarse el cabello.

Sus cabellos ahora eran de un rubio bastante llamativo, pero le quedaba sorpresivamente bien.

Ya saben, una nueva imagen, un nuevo yo.

Eso pensaba la pequeña cabecita de SoonYoung.

El camino hacia el colegio le pareció más corto de lo normal, el cielo se encontraba despejado y había pocas personas en la calle. Esta vez iba algo más tranquilo que el día interior, estaba bien de tiempo. Hizo una parada rápida en el pequeña tienda para recargar su tarjeta del autobús, debía ser más precavido la próxima vez.

El autobús estaba vacío, el conductor le había sonreído cuando subió y el pronunció un suave «buenos días». Tomó asiento y miro el asiento a su lado, su cabeza dolió un poco al recordar lo sucedido ayer.

Seamos sinceros, el asunto con WonWoo lo estaba matando.

No sabía que pasaba con él, acaso... Quizás... No, mejor no pensamos en eso.

Había estado tan metido en sus pensamientos que no se percató que había perdido su parada, no hasta que sintió una mano en su hombro y luego en peso a su lado.

—Lindo color.

Alzó su cabeza y miro eufóricamente a sus lados, luego miro al castaño y acto seguido se desparramo en su asiento pidiendo que la tierra lo tragara.

Estaba en la parada de su casa.

¿Qué sí SoonYoung era algo distraído? Sí, todos lo somos. Pero es que esto estaba a otro nivel.

—Buenos días.

—¿Es realmente un buen día?

—No.

El menor rió un poco antes de pasar una mano por los rubios cabellos del contrario.

—Se te ve bien.

El sonrió enseñando cada una de las perlas dentro de su boca. Recordó cuando, accidentalmente, le había quitado un diente cuando eran pequeños. Estaban jugando y él balón impacto en la cara de infante, siendo sinceros, SoonYoung pensó que lo había matado y entró llorando a su casa mientras tomaba a su madre, arrastrándola hasta el patio.

Era tan diferente a ese muchacho, siempre tenía las emociones a flor de piel y siempre era impulsivo con sus acciones. No entendía como el anillo de plata que reposaba entre los dedos del más alto, era el mismo que el poseía en su manos derecha.

—Oh, ¿Te puedo preguntar algo?— La voz de mayor lo trajo de nuevo a la realidad, asintió mientras empezaba a juguetear con el borde de su camisa. —Mañana es el cumpleaños de mamá, quiero hacer algo especial.

No era mentira que sus madres eran muy amigas, por lo que entendía que le contará tal cosa.

—Le diré a mi madre, aunque seguro ya tiene el regalo.

—Es lo más probable.

Los dos rieron recordando la última celebración, la madre de SoonYoung le había llevado serenata a la madre de WonWoo con la excusa de, «Todos queremos que nos hagan una serenata, Soon. Espero que tu padre capte la indirecta.»

—Algo más.— Ladeo su cabeza esperando que siguiera hablando.— ¿Puedes acompañarme a comprar las cosas?

Realmente lo último que quería hacer salir con la causa de sus colapsos mentales, pero, vamos, era la madre de WonWoo, no podía decir que no.

—Claro.— Su voz salió algo ronca por no haber hablando por un tiempo. —¿Cuando iremos?

—Mañana, si no es problema, en la mañana.

—No es problema, es más, es un gusto.

Sí, no valoraba su vida.

(...)

El canto de las aves decoraba la mañana, la lluvia había dejado su marca por toda calle. Abrió los ojos con dificultad y se estiró con pereza, sus pies tocaron el frío suelo de su habitación, se puso de pie y planeando su debía ir primero a desayunar o debía ducharse.

—¡Soon!— La puerta se abrió de golpe haciendo que diera un pequeño salto en su posición. El rostro de su madre nunca le había parecido tan terrorífico. —WonWoo ha estado esperando un rato, ¿Puedes darte prisa?

Se dio media vuelta mientras murmuraba cosas, seguramente se estaba quejando de porqué SoonYoung no era igual de ordenador que el castaño que se encontraba en la cocina de su hogar.

Por otro lado, el rubio había entrado en una especie de colapso mental, del cual salió rápidamente porque WonWoo lo estaba esperando desde quien sabe cuánto tiempo y él se encontraba totalmente desarreglado.

Luego de una ducha rápida, se encontraba frente a tu armario. Empezó una búsqueda exhaustiva, nada lograba llamarle la atención. Llevaba alrededor de 5 minutos combinando piezas de ropa, pero ninguna era digna de la ocasión.

—¿Por qué me estoy preocupando tanto? ¡Simplemente vamos a ir a la plaza!

Tomó un pantalón negro con una pequeña rotura en una de las rodillas y una camiseta blanca de toda la vida, se dio un vistazo en el espejo antes de salir. Arreglo su cabello, tomó sus cosas y algunos accesorios varios para correr a hacía la sala de su casa.

—Ya tengo su regalo, querido.

—Me alegra mucho que pueda asistir.—La mirada del castaño se desvió al rubio que entraba a la cocina.—Hola, Soon.

Alzó su mano lentamente y lo saludó, WonWoo se puso de pie y repitió su acción sólo que dirigida hacia la madre del más pequeño.

Salieron de la casa en completo silencio.

El más pequeño se encontraba jugando con el pequeño anillo que tenía entre sus dedos, por alguna razón que no lograba entender, estaba nervioso. Busco en su mente una manera de iniciar la conversación.

—¿Tienes algo en mente?

—¿Ah?— El más alto lo miro desconcertado. Fue cuestión de segundos para que entendiera sobre lo que le estaba hablando.—Oh, sobre la fiesta.

—¿Sabes que vas a comprar?

—Estaba pensando en un pequeño cartel de cumpleaños, un pastel y una tarjeta.

—Sé dónde podemos comprar el pastel.

El más alto negó varias veces.

—Yo lo preparare.

—¿Tienes idea de cómo hacerlo?

—No, pero he buscado un tutorial esta mañana.— el mayor abrió la boca en una pequeña "o", lucía algo preocupado.—¿Qué sucede?

—Yo te ayudaré a prepararlo.

s a m e  c l o t h e s;soonwoo {Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora