penguin necklace. ½

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El desastre en su habitación era inminente, buscaba en las cajas que decoraban su armario, debajo de él y encima del mismo. Revolvía la ropa de sus cajones con desesperación, debía de estar por ahí, claro que estaba ahí. A menos su madre lo haya tomado y se dedicará a reír por los escritos dentro de ese cuaderno, no eran más que quejas y quejas.

Buscaba su diario.

Cuando era pequeño, su madre le había regalado un pequeño cuaderno donde podría escribir cuando quisiera contarle algo a alguien y ninguna persona estuviera cerca. No era secreto que el pequeño hablaba hasta por los codos, así que fue un regalo muy acertado de su parte.

Dentro de una caja que tenía escrito con marcador negro «Tesoros» se encontraba aquel cuaderno de tapa gruesa, lo soplo un poco para quitarle el polvo y colocó en el suelo donde el yacía sentado.

Leía cada una de las páginas que estaban compuestas de nada más que una letra desprolija y muchos tachones, como antes habíamos mencionado, eran miles y miles de quejas del pequeño SoonYoung.

«¡WonWoo ha llevado el mismo abrigo al colegio! ¡Le diré a mamá! Mamá me ha respondido que es normal que otras personas usen la misma ropa, ¡Ella no lo entiende!»

«He visitado a JiHoon y ahí estaba WonWoo, ¡Tenía la misma camiseta del Rey León! Sólo que la mía era de Timón y la suya la de Pumba.»

«¡Tiene los mismos guantes!»

«WonWoo ha venido a casa hoy con su mamá, hemos jugado juntos y fue muy divertido. Antes de irse, me dijo que era lindo. Mamá y papá también me han dicho que soy lindo, ¿Es parte de mi familia?»

«JiHoon me ha dicho que se ha mudado alguien nuevo al vecindario, ¿Debo ir a visitarlo?»

«¡No lo puedo creer! Tiene el mismo collar que yo, ¡No puede ser coincidencia!»

Y muchas otras historias dormían dentro de las páginas, todas y cada una de ellas tenían que ver con WonWoo.

¿Por qué?

Esa pregunta resonaba en su cabeza, golpeaba cada una de las esquinas de su cerebro y le hacía tener un pequeño dolor de cabeza. Al colocar de nuevo el cuaderno en la caja, se percató de algo brillante al final de las paredes de cartón, lo tomo y vio como una pequeño collar giraba.

Le causaba gracia pensar que el dichoso collar del que una vez se había quejado, era un pequeño dije en forma de pingüino, río un poco por la inmadurez del pasado y para ahuyentar el pensamiento que tanto lo atemorizaba. Lo miro un rato más y se lo colocó, ¿Que podía decir? Quizás podría marcar una tendencia.

Empezó a guardar las cosas que había tirado por toda su habitación, por que claramente, esto no se iba a arreglar por arte de magia y su madre tampoco lo haría.

Cuando metió el último calcetín en uno de sus cajones, se sentó en la silla para la ropa que ahora estaba desocupada por la limpieza. Subió sus piernas en la misma y...

No supo que hacer.

Parecía que su subconsciente no lo iba a dejar tranquilo hasta que encontrará la respuesta a su incógnita.

WonWoo siempre había estado ahí, de forma directa o indirecta. Odiarlo era más fácil que amarlo, y por eso se quejaba tanto de su existencia. Pero había ciertas cosas que lo contradecían. Y podemos enumerar las:
1. Pasaba sus recesos con él.
2. Lo seguía a casi todas partes.
3. Podía jurar que compartían todo su guardarropa, porque la vida era así de injusta con las pobres almas que habitan la tierra.

Pero eso no significaba nada, ¿Verdad?

¿Verdad?

Bajo de la silla y se lanzó hasta la cama dejando que su cara impactará con la almohada.

s a m e  c l o t h e s;soonwoo {Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora