—La puta madre... —susurra Katsuki, aunque aquello no pasa desapercibido por Eijirō. Caminando solos a los dormitorios del colegio en medio de la noche debido a pequeños atrasos en las duchas, Katsuki se acaricia el estómago.
—¿Pasa algo, Blasty? Te he visto quejarte todo el día —pregunta a lo que su mejor amigo hace una cara rara.
—No me pasa nada, supongo que algo me ha caído mal. —Se aprieta la "tripa" y deja que aquello que le está jodiendo, siga ahí.
—¿Cuánto tiempo llevas así? —Vuelve a preguntar Eijirō retomando el paso a la par de Katsuki. Este piensa un breve momento haciendo memoria.
—Sólo hoy, no entiendo qué sucede, tal vez sea por comer tanto picante ayer, pero nunca me había pasado. —Se encoge hombros quitado de la pena.
—Tal vez sea una simple acidez estomacal. —Palmea la cabeza de Katsuki y este le deja acariciarle los cabellos.
—Espero que sea eso, aunque si fuera algo más grave no dejaría de comer lo que me gusta. —Ve el edificio más cercano. Por fin, muere de sueño.
—¿Y que Blasty muera? ¡Ni hablar! ¿Qué haría sin mi mejor amigo? —Eijirō le abraza a lo que Katsuki lo hace a un lado.
—¡Hey, no hagas eso, pelos de mierda! —Le aparta sin llegar a ser muy brusco.
. . . .
. .Al llegar a su habitación tras haber mandado a volar más de una vez a Eijirō con su insistencia de quedarse a cuidarlo, abre la puerta para ver quién está adentro.
—¿Por qué tardaste tanto? —pregunta Shōto dejando a un lado el libro de dudoso título y autor que tiene en sus manos. Hasta hace un momento, estaba en la cama de Katsuki leyendo con las piernas cruzadas.
—Al idiota de Kirishima se le ocurrió hacer una guerra de jabones. —Gira los ojos, aunque se ha divertido bastante. Estar en poca ropa, la comodidad y la ligereza es mayor. Recuerda como atizó a Eijirō con su jabón y le da risa.
—Ese tonto. —Shōto sonríe un poco, imaginándose a Katsuki golpeando a Eijirō repetidas veces con jabones. No estaba tan alejado de la realidad aquella ilusión. Se levanta de la cama y anda al otro. Toma sus caderas con ambas manos. Katsuki envuelve su cuello con ambos brazos, cerrando los ojos. Shōto le da un pequeño y casto beso en los labios—. Aún me pone algo celoso, pero entiendo que sea tu amigo.
—Deberías tratarlo, no es tan malo. —Se encoge de hombros Katsuki, sonriendo de lado mientras le dirige una mirada juguetona.
—Ajá, tal y como Midoriya y tú son taaaan amigos. —Ironiza Shōto haciendo que Katsuki ponga los ojos en blanco.
—Bien, bien, cada quién con sus amistades. —Shōto vuelve a darle otro pequeño beso que es bien recibido por Katsuki—. Sí, sí, señor besuqueador, tenemos tarea que hacer.
—Eso no lo tenías en cuenta cuando jugabas a los jabones. —Shōto atrapa la nariz de Katsuki con su derecha. Él hace una mueca de dolor.
—No me gusta cuando haces eso. —Katsuki le aparta con suavidad. Va por su mochila, la cual ha llegado primero que él. ¿Motivo? Shōto se encargó de hacerla llegar sana y salva al regresar al dormitorio—. Hay que repasar cálculo diferencial.
—Aún no entiendo porque seguimos viendo todo eso. —Shōto se sienta en la cama de nuevo a la par de Katsuki. Este tiene una libreta, un lápiz y un borrador en sus manos—. ¿Haremos el mismo juego?
—¿Cuál? ¿El que me gusta o al que a ti te gusta? —Un pequeño rubor se colorea en ambos rostros.
—Sé que te gusta mi juego favorito —dice Shōto tras tomar su mentón—, mas no te gusta decirlo. —Besa su mejilla, dejándola roja.
—¡Cá-cállate! —Gira el rostro y da un manotazo, haciendo sonreír a Shōto—. Será mi juego.
—Pero me duele tu juego —susurra Shōto inflando las mejillas.
—Bien, combinémoslos —sugiere Katsuki—: si uno responde bien, recibe un beso; de no ser así, un golpe del otro. —Aquello le encanta a Katsuki. Golpear a Shōto le parece divertido.
—¿Y si respondo bien varias veces seguidas? —Shōto se aproxima al rostro de Katsuki de nuevo. Esta vez hace a un lado la libreta junto con el lápiz y el borrador.
—¿Varios besos? —Siente los labios de Shōto recorrerle el rostro y se muere de ganas de que aquello llegue a más.
Pero primero está la escuela.
—¡Bastardo, atrás! —Katsuki se levanta rápidamente con el rostro rojo—. Escuela primero, besos después.
—¿Y qué tal besos y escuela al mismo tiempo? —sugiere Shōto.
—No te sabes controlar. Eres una bestia. —Gira el rostro Katsuki con las mejillas rojas. Y vaya bestia que era con él.
—Bueno, estudiemos. —Shōto toma la libreta y anota algunos ejercicios—. Si quiero ganarme a mis suegros, debo ser el mejor.
—A la vieja le vas a encantar. —Katsuki sonríe tontamente—. Eres el novio más lindo que he tenido.
—¿Has tenido más? —Shōto lo voltea a ver, confundido—. Creí que era el primero.
—Sí, unos que otros. —Miente Katsuki siendo tan obvio. Shōto se levanta y toma su cintura por la espalda. Besa su hombro y aquello hace suspirar a su pareja.
—Si dices que Midoriya es tu ex, no te lo perdonaré. —Besa su cuello, sonriente.
—Sobre todo porque tiene una picha enloquecedora. —Katsuki se gira y le toma las mejillas—. Sabes que bromeo, ¿no?
Shōto junta sus frentes—. Lo sé.
—Eres mi primer novio. —Katsuki besa sus labios en otro casto beso.
—Y procuraré ser el último. —Ahora es Shōto.
Tal vez... La escuela podría ir una media hora después.
***
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