S I E T E ( V E R S I Ó N - D O S )

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Sexto mes.

— Pelos de mierda, no es necesario que hagas esto. —habla Katsuki caminando a su habitación por las escaleras. Eijirō va detrás suyo con lo que parecen ser dos maletas de lo más gordas.— Puedo encargarme de esto solo.

— ¿Con ese mal que te cargas? Oye, no lo sé. —contesta Eijirō tratando de no estropear las maletas. Después de todo, eran suyas. Había pactado con los profesores para poder cuidar de Katsuki por su supuesta gastritis. Como había asegurado no tener segundas intenciones, aceptaron dicha petición. Y es que no solo la gastritis venía jodiendo a Katsuki. Mareos, vómitos, sensibilidad y un humor inestable. Necesitaba bastante atención y sin Recovery Girl, quien se encontraba aún resolviendo asuntos en otro país, no podían cuidar de Katsuki por encima de los demás, aparte, el presupuesto había caído desde que Toshinori había dejado de invertir en la escuela, lo cual era un buen sostén para esta.

— Déjalo, no es necesario que me cuides. —Katsuki se sentía solo. Las clases eran aburridas, no le dejaban salir a prácticas y solo sabía lo teórico. ¿De qué servía que tomara el curso de héroes si no podía salvar a alguien? Que les dieran. Si intentaba hacer algo, los profesores le detenían lo cual le estresaba bastante.

— Claro que sí, te vi vomitar en el baño, Blasty, lo que tienes no es normal. —comenta Eijirō. Katsuki maldice que el jodido elevador se haya descompuesto, sentía que las escaleras eran infinitas.

— El doctor dice que es por el dolor. —pero es que ya no sentía dolor. O sea, la acidez estaba ahí pero era muy poca, de plano solo en las mañanas sentía aquella agrura en la garganta. Lo que sucedía ahora eran unas increíbles ganas de tener sexo. Y es que sí, con Shōto, aunque no eran de hacerlo todos los días, sí que lo hacían a menudo.

Y era placentero, vaya que sí. Ahora era cuando más extrañaba a su ex.

— Normal sería tener una buena salud, no vomitar por dolor o tener una gastritis de casi medio año. —reclama Eijirō. Katsuki suspira al ver que ya mero llegan a su habitación.

— Pelos de mierda, ya basta. —vuelve a suspirar. No desea pelear. La segunda razón por la que habían dado la aprobación para que Eijirō viviera prácticamente con él era para evitar un pleito con otra persona.

No era su culpa que Monoma siempre haya acabado con su paciencia y le haya roto la nariz en el proceso. Se lo merecía. Siempre enchinchándole la vida.

— Pero, Blasty, necesitas mi ayuda. —Eijirō chilla tan varonilmente como suele hacer con él. Todo esto tenía segundas intenciones por este singular amigo.

Y si las cosas en el sistema de Katsuki seguían así, a lo mejor y sí se daba solo por mera calentura.

La poca "llamarada" de pasión que pudo existir en ellos dos quedó completamente congelada al ver quién estaba delante de la puerta de su habitación con dos maletas a cada lado. Su ex novio con los brazos cruzados, utilizando unos simples jeans y una camisa blanca, recargado en la pared con una pose de bad boy es una de las fantasías sexuales de Katsuki.

Y él, en esos momentos, no era del todo él.

— ¿Qué haces aquí? —pregunta tratando de no sonar brusco. Shōto lo mira con seriedad.

— Vengo a cuidarte, dijeron que alguien que no resultara ser tu confidente resultaría mejor, de otra manera te estarían encubriendo cuando hagas algo. —responde. Sigue cruzado de brazos. Nota algo de molestia en su voz. Katsuki recuerda que es su ex y que una simple calentura no va a hacer que él ceda ante el caprichito del niño Todoroki.

— No me digas. —rueda los ojos con ironía tras subir y bajar las cejas en un claro desdén. Aprieta los labios y arruga inconscientemente la nariz. Aquellos pequeños detalles son totalmente percibidos por Shōto, quien entiende que él también está molesto.

Katsuki tiene gastritisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora