Tres:
Me perdí, no sabía en donde carajos estaba, miré a mi alrededor confundida. Por suerte la sangre paró pero se secó en mis brazos mis pies dolían muchísimo y por lo tanto me los saqué y los llevé a mis manos cada uno.
Luego de unos diez minutos encontré una plaza, se me hacía familiar... ¡Ya lo sé! Ese parque está a tan solo unas dos cuadras de mi casa ¡Gracias dios! Suspiré mientras caminaba algo cansada pero feliz, en la calle no pasaba ni un alma por lo tanto caminé muchísimo más rápido para llegar a mi casa.
Luego de unos cinco minutos estaba abriendo la puerta de la mansión y respiré el olor a madera mezclado con naranja. Ese olor tan familiar que hizo que el alma volviera a mi cuerpo de nuevo. Di un suspiro y me encaminé en puntas de pie a mi habitación que estaba a una puerta de la de Jessica.
Sentía unos gemidos provenir de su habitación y fruncí el ceño intrigada. Haciendo menos ruido que mi sombra me encaminé encorvada a la puerta de su habitación y allí los vi. Teniendo sexo en frente de mi cara, Jessica gemía como una loca desaforada mientras Liam la penetraba. Al instante el corazón se me quebró en dos haciendo que me faltase la respiración, la cabeza daba vueltas y vueltas haciendo que me marease y me sintiera completamente enferma. Un nudo en mi pecho atravesó todos mis sentimientos y uno en mi garganta cortando la respiración, solté un sollozo y me tapé la boca rápidamente rogando a Dios que nadie me haya escuchado, y tuve éxito nadie me escuchó. Una lágrima se liberó y así todas cayeron en fila haciendo que mis mejillas se empaparan en menos de un segundo. ¿Cómo se sentirían si el amor de tu vida se acuesta con tu hermana? Bueno, peor. Los miré por última vez y corrí un poco a mi habitación y la cerré de un portazo sin importarme nada y la cerré con llave para que nadie me molestara.
Me acerqué a mi cajonera donde tenía todas las navajas y agarré una y con mucha fuerza la clavé en mi muñeca deslizándola profundamente y solté un grito ahogado bajo. La sangre no tardó en hacerse presente y así fue donde llené de cicatrices en los dos antebrazos, y así fue que me levanté el vestido y miré la parte de arriba de mis rodillas y no lo dudé y las marqué sin piedad deslicé la navaja cortándome completa. El líquido rojo no cesaba y mi cabeza se perdía en las imágenes que acababa de ver y así caí de la cama inconsciente perdiéndome en un lugar de mis sueños no reconocidos.
(*)
Me levanté debido al sonido de las puertas golpeando frenéticamente y miré a mi alrededor, estaba bajo un charco de sangre algo húmedo, me horroricé mientras sentía mi cuerpo débil y sin fuerzas de ni hablar.
-Merly- dijo Greta- El desayuno está listo querida- me dijo dulcemente y ni una sonrisa se asomaba a mi rostro.
-Ya... bajo- dije con una debilidad notable-
-¿Estás bien?- dijo al otro lado de la puerta <<No no estoy bien, estoy destruyéndome en mis adentros y nadie se da cuenta>>
-Sí estoy bien- mentí descaradamente- Ya bajo-
-Está bien- respondió alegre y sentí como bajaba las escaleras.
Como pude me arrastré hacia la ducha y la prendí. Me saqué el vestido lleno de sangre y lo puse en un lugar aparte para que lo lavara, y me miré de nuevo al espejo, mi cuerpo se cubría de cicatrices y una lágrima se derramó en mi cara recordando lo sucedido anoche. Jessica tenía razón soy una suicida, soy gorda, soy horrible y soy una desconocida, una invisible.
Y me entré a bañar y con una esponja con cuidado empecé a fregar mis cicatrices sintiendo el dolor punzante de mis muñecas sacando la sangre seca de todos lados. Luego me cubrí con una toalla y puse ropas en mi cuerpo que cubrían las marcas luego, dejé mi cabello castaño suelto y vi que tenía ojeras debajo de mis ojos y seguían hinchados, puse el collar que me regaló Steve y los pequeños aretes que me regaló Greta por mi cumpleaños y salí a buscar mi desayuno. Sentí risas y sonidos de besos abajo y supe que eran Liam y Jessica. Mi cara no tenía expresión alguna.
