LADY Pendragon [EDITANDO]

Capítulo IV

Finalmente el pobre chico de nombre Merlín, terminó de alistar las cosas y caballos para Arturo, para el y ahora también para su nueva acompañante... La misteriosa chica de cabello rojo Selene.

Sir León esperó junto a él y otros caballeros la llegada del príncipe y la chica.

—“Es flameante... No es así Merlín?”— preguntó el caballero mientras revisaba la silla de su caballo.

—“No se de quien hablas León...”— contestó con inocencia aunque el ya sabía que hablaba de la doncella.

—“Por favor Merlín, tu también piensas igual que yo... Pero no quieres admitirlo por miedo a Arturo”— dijo con burla.

—“Quien yo? Miedo a ese malcriado, egocéntrico y...”—

El pobre no pudo terminar ya que el leve ruido de una tos a sus espaldas lo hizo callar hasta encarar a Arturo.

—“Que más Merlín? Me quedé en la parte de malcriado y egocéntrico...”—

«Tragame tierra» pensó al ver también a la pelirroja junto a Arturo.

Buscando las palabras Arturo terminó por arrojarle su bayesta y la de Selene así como sus cosas.

—“Mejor no hables, vamonos ya!”—

Selene se acerco a él y le quito unas cosas a Merlín para que no cargará de más.

—“Eso fue gracioso, me dio más risa porque se que es cierto...”—

—“Gracias Mi lady... No se preocupe yo puedo llevarlo!”—

—“Tranquilo Merlín también yo tengo dos manos y un caballo, no te sobre esfuerces mucho...”—

«Es un ángel, no como Arturo... Como desearía que al menos el tuviera ese tipo de personalidad» pensó Merlín.

Sin darse cuenta su mirada estaba centrada en la chica quien recibía ayuda de Sir León para subir a su caballo e ir al lado de Arturo.

—“Merlín!!!”—

El grito de Arturo sacó al chico de sus pensamientos de un brinco y se apresuró a acomodar todo rápidamente para alcanzarlos.

En el camino del bosque, Sir León entabló una conversación con la doncella esperando atraer su atención. Arturo iba al lado de su joven amo quien tenía una pelea en su cabeza sobre contarle la verdad a su leal sirviente.

—“Merlín... Yo tengo que decirte algo muy importante, pero primero debes jurar que no le contaras a nadie...”—

—“Am si si claro...lo juro”—

Merlín ni siquiera lo escuchaba pues estaba más centrado en la platica de la chica y el caballero que ignoro olímpicamente la confesión de su amo.

—“Verás Merlín... Ella no solo es una invitada de mi padre, Selene es en realidad...”— tomo algo de aire —“Mi hermana...”—

—“Vaya...”—

Arturo no entendió muy bien su respuesta y no le reprochó al respecto pues la chica se había bajado de su caballo llamando su atención.

—“Selene, que estàs haciendo?”—

—“Shh, allá...”— susurró la chica, quien tomó su arco y flecha y apuntó hacia unos arbustos.

Arturo no entendía nada, pensó que quizás se había vuelto loca.

Más para su sorpresa, la chica soltó la flecha dandole a un ciervo. Ella se adelantó junto a León y notaron que había sido un golpe justo.

—“Excelente puntería mi Lady! Tiene una buena vista, un buen oído y gran habilidad con el arco... Nuevamente estoy sin palabras”—

—“León no necesito muchos halagos, aun así te agradezco mucho...”—

Arturo y Merlín estaban perplejos, León cargo al animal y lo subió a su caballo.

—“Buen tiro mi Lady!”— esbozó Merlín con una gran sonrisa.

—“Gracias Merlín”— le respondió igual con una sonrisa en sus labios.

Arturo silencio a todos cuando a lo lejos miro algo extraño, bajo de su caballo y se acerco a donde provenía el ruido.

Selene, Merlín, León y los otros dos caballeros le siguieron a paso lento y silencioso hasta encontrar a lo lejos a un hermoso caballo blanco.

Selene miró atenta al animal que decidió acercarse más a él, Merlín la miro alejarse y estar frente a la criatura que resultó ser... Un mítico y bello Unicornio.

—“No temais, no os haré daño...”— decía la pelirroja mientras se acercaba a la criatura tranquila y lentamente para evitar asustarla.

Merlín hizo lo mismo, este sonrió cuando Selene acarició el gran hocico de tan bello ser...

Pero su sonrisa se esfumó cuando una flecha impacto en el cuerpo del unicornio haciendo que cayera al suelo. Selene se arrodilló junto a él, acariciandolo para calmarlo hasta que murió.

Arturo se acercó con alegría al ver que había dado justo donde quería

—“Es hermoso! Un unicornio!”—

—“¡¿Arturo que has hecho?!”— gritó con enfado.

—“Tu cazaste un ciervo! No veo la diferencia!”— se justificó.

—“Hay demasiada diferencia! El ciervo no se compara con un unicornio! Es un ser mítico! Un ser de magia! No debía morir se le debía respetar!”—

Selene trataba de defender la muerte del pobre unicornio, Merlín miraba atónito la pelea que comenzaba a llevarse a cabo.

«¿Ella estaba defendiendo la magia?»

—“Con más razón debía matarle, la magia está prohibida en Camelot... Lo hecho hecho esta, y nada puede cambiarlo”—

Arturo le dio la espalda a Selene y se regresó a su caballo.

—“¡¿Si yo tuviera magia me matarías?!”—

La pregunta no solo dejo estático a Arturo, sino también a Merlín... El príncipe no la miró y simplemente siguió su camino a su caballo para volver a Camelot.

El silencio fue respuesta suficiente para ella. León aún siguió con Selene y Merlín también. La pelirroja miro nuevamente al unicornio con tristeza en su mirada para luego irse también de regreso al castillo.

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—“Arturo mató a un unicornio?! Y La chica defendió la magia!?”—

preguntó Gaius aún sin creer lo que Merlín le acababa de contar apenas llegó a su habitación con el médico.

—“Yo lo vi! Selene ni siquiera temió en preguntarle o recriminarle en cara! Ella... Ella es increíble Gaius”—

—“Lo que más temo es el acto que Arturo acaba de cometer... Matar una criatura mítica y sagrada para la antigua religión no es algo que se pueda dejar así como así, hay graves consecuencias...”—

—“Esperemos que no las haya... Ahora que recuerdo, Arturo me estaba contando algo... ¿Habra sido importante? Supongo que lo fue...”—

Sin darle más vueltas al asunto Merlín se fue a dormir a su habitación, no sin antes recordar nuevamente a la valiente joven que alzó su voz por el... Por la magia...