Capítulo IX

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Narra Merlín.

Me quedé con Gaius esperando que encontrara alguna otra forma de ayudar a la princesa.

—Merlín, deja de hacer ese ruido con los dedos en la mesa...— lo miré y bajé ambas manos sobre mis piernas.

—Lo siento, es solo que... Estoy preocupado— conteste

—Merlín, entiendo tu preocupación pero las pruebas serán la única manera de que ayuden a Camelot y a Selene, debes tener fe en Arturo—

Yo asentí un poco, tome algo de aire y salí de la habitación hacia los pasillos.
Arturo me llamó pues había notado algo extraño en el bosque.
Nos separamos por varios minutos

—Merlín!— corrí hacia dónde Arturo me llamaba, el estaba tirado en la tierra.

—Arturo! ¿Estas bien?— le ayude a levantarse, el miró al cielo y golpeó un pedazo de tronco con sus pies.

Su reacción era de enojo y tristeza al mismo tiempo. Me preocupé.

—Lo eh hechado a perder... La segunda prueba... Y no— sus labios temblaban, regresamos rápidamente al castillo.

El rey y sus hombres estaban en los graneros —Padre ¿Qué pasa?—

—Las provisiones se han podrido... Hasta el último grano— señaló Uther con molestia mientras se iba.

Arturo apretó ambos puños, se sentía culpable por fallar la prueba de Anhorra. De un movimiento alzó su rostro y corrió. Yo fui detrás de él.

—Arturo!— le grite desde las escaleras. La dirección a la que iba la conocía...

Selene

Ambos entramos a la habitación de la princesa, Gaius estaba con ella así como Gwen.

—Trae más agua, debemos bajar la temperatura...— le pidió Gaius.

Gwen pas por nuestro lado dándonos una mirada de preocupación. Arturo se arrodilló a un costado de la cama y yo me quedé frente a esta recargado mi espalda en la pared.

Su rostro estaba más pálido, no abría los ojos pero podía escuchar como trataba de respirar, tenía gotas de sudor por la frente. Estaba muriendo.

—Gaius ¿Qué le pasa?— preguntó Arturo, su voz temblaba.

—Empeora... Puede que no sobreviva— las peores palabras que Gaius podía decir.

Arturo se levantó y salió de la habitación furioso, yo me acerque a ella tomando su mano entre las mías, las lágrimas de mis ojos escapaban por mis mejillas.

—Arturo falló la segunda prueba... Significa que no habrá salvación para Camelot ni para ella— le dije a Gaius.

El solo bajo la mirada y se levantó hacia la ventana. Selene soltó un pequeño quejido y abrió los ojos lentamente, me miraba.

—Selene...— le susurre, ella señaló la piedra que tenía colgando en mi cuello y movía sus labios.

—Etedna... Signem... Lacus...— dijo, sonaba debilitada, nuevamente cerró sus ojos.

—Gaius! Gaius! Ella habló... Dijo algo sobre... Etedna Signem Lacus— repetí las palabras que ella había dicho.

—En el lago antiguo de Signem, debe estar guiandote...— el me contestó —Aún muriendo ella los está ayudando Merlín, debes ir, quizás aún haya una oportunidad—

Yo asentí y salí corriendo buscando a Arturo, el estaba arriba mirando a la entrada. Había personas reunidas muy molestas.

—No saben qué lo peor está por venir— dijo Arturo.

—¿À qué te refieres?— le pregunté sin entender.

—Mi padre dejara de repartir comida entre el pueblo. Morirán de hambre—

Volví a mirar a la gente, pensaba en los pobres niños, los ancianos, las mujeres, todos ellos que pagarían por nuestra culpa.

—Pude haber roto la maldición y les falle— dijo Arturo.

—Tu no sabias que eso había sido una prueba— le contesté mientras lo miraba.

—Mi pueblo se muere, Camelot desaparecerá, y mi hermana... Morirá con ellos— pase saliva sintiendo el nudo en mi garganta —y todo por mi culpa...—

Arturo se fue sin decir otra cosa, yo me quedé pensativo un momento mas. Si Selene había dicho eso quizás si había otra oportunidad.

Salí al bosque, fui al lago donde Gaius me había dicho, era un hermoso lago entre los árboles, un lugar que podía sentirse mágico. Mire a mi alrededor, era tan tranquilo, reinaba mucha paz.

—Temía que no llegaras... Merlín—

Esa voz, tan dulce que tanto anhelaba volver a oír. Me gire viendo a Selene vestida con una túnica hermosa jugando a la orilla del agua con su pie.

—Selene... Estas...— quise hablar pero sentía que si lo hacía volvería a llorar.

—No... Esta es mi forma espiritual, gracias a la magia de la piedra y este lugar pude proyectarme aquí—

Ella se acercó a mí, sus manos tomaban mi rostro y acariciaban mis mejillas. Estaba fría pero podía sentir su suave piel.

Me sonrió y se acercó a besar mis labios lentamente. Un beso frío pero dulce.

—Escuchame Merlín... Aun puedes pedir otra oportunidad con Anhorra, buscalo en el bosque donde mataron al unicornio... Debes demostrar cuanto confías en Arturo, Anhorra será duro pero no es malvado— ella tomó la piedra de mi cuello y sonrió —Confío en que lo lograrán...—

Iba a decir algo más pero ella se había desvanecido.

No había tiempo que perder, corrí a dónde ella me había dicho.

—Anhorra! Muéstrate!— grite en alto.

—¿Me llamabas?— el se apareció ante mi.

—Vengo a pedirte ayuda, el pueblo de Camelot sufre de hambre y la princesa Selene está en peligro— me acerque a él.

—Odio ver sufrir a la gente, pero yo no puedo levantar la maldición— me contestó.

—Entonces dale otra oportunidad a Arturo, el entiende su error y si se la das no dudará en tomarla... Por favor— le insistí.

Anhorra miró mis ojos y luego la piedra en mi cuello —Confías en Arturo?—

—Tanto que le confiaría mi vida— respondí.

El se quedó en silencio —Igual que ella, Selene me dijo lo mismo hace poco... Ya que ambos tienen fe en el le daré otra oportunidad. Arturo deberá ir al laberinto de Gedered allí enfrentará la prueba final—

Anhorra desapareció y reapareció atrás de mi —Si falla no habrá esperanza... Si falla destruirá Camelot y su hermana morirá—

Una última oportunidad, era ahora o nunca.

LADY Pendragon [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora