Capítulo 13: La Batalla.

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Raquel volvió a casa llevando a Heiki inerte en sus brazos.

Durante el trayecto, Heiki se había abandonado dejándose caer de manera deliberada. Cada vez que Raquel intentaba transportarse, fingía sentir dolor. Y cada vez que Raquel intentaba volar más deprisa, se ponía a llorar con desesperación, simulando que estaba conmocionada por el ataque de las brujas. Raquel reaccionaba sosteniéndola con más fuerza y volando con suavidad  en medio de los vientos nocturnos.

Durante el viaje Heiki le transmitió algunos hechizos, ninguno de gran utilidad, solo para ganarse la confianza de Raquel. Esta, precavida, había hecho lo propio, pero a Heiki le pareció que no le revelaba sus armas o defensas más sutiles. Perfecto, pensó, pues tampoco deseaba que se lo pusieran fácil. Hizo todo lo posible por que el viaje de vuelta durara el tiempo suficiente como para permitir que el grupo de niños que llevaban a Eric y Morpet alcanzaran su objetivo. Los últimos kilómetros fueron difíciles...

Heiki estaba impaciente por ver la reacción de Raquel a la sorpresa que le tenía preparada.

El frío aire del amanecer penetraba a través de las ventanas rotas de la casa.

La madre estaba dentro, hablando con el niño y la niña que custodiaban.

-¿Qué hacéis?-les gritó Heiki-. ¿Es que no habéis puesto en práctica los castigos? ¡Es os había dicho que los aplicarais tan pronto desaparecieran Eric y Morpet!

-Han cambiado de idea-dijo la madre marcando las palabras. Llevándose a los niños con ella, se lanzó en dirección a Raquel, quien miraba fijamente a Heiki. El niño y la niña temblaban, intentando esconderse tras la espalda de la madre.

-Está claro que esta es Heiki-dijo esta sin consideración-. He oído todo tipo de cosas horribles acerca de ella. Ten cuidado, Raquel.

Heiki sonrió con una mueca... y su pelo gris rizado, así como sus pecas y su incesante lloriqueo se evaporaron, siendo sustituidos por unos inexpresivos ojos azules.

-La niña del cementerio-dijo Raquel con asombro. Se volvió hacia su madre-. ¿Dónde están...?

-¡No le quites los ojos de encima!-la previno su madre-. Se han llevado a Morpet y a Eric. Y estos pobres niños... -Cogió al niño y a la niña-. Yo no sé adónde se los han llevado, pero ella sí. -Miró a Heiki-. Ella lo ha planeado todo.

Raquel le dijo furiosa a Heiki:

-Si les has hecho daño...

-¡Por supuesto que les he hecho daño!

Raquel olisqueó el aire. La etiqueta de olor que le había puesto a Morpet conducía a la cocina, pero terminaba de forma brusca justo encima de la casa.

-¡Dime adónde se los han llevado!

-¿Crees que voy a darte esa información así como así?-dijo Heiki con sorna-. Tendrás que pelear conmigo si quieres obtenerla. Vamos: una batalla. Tú y yo solas. Las mejores. Sin brujas, te lo prometo.

Raquel examinó la zona. No había brujas, en eso Heiki no le mentía. Ello demostraba lo segura que estaba de su éxito. Escrutó los feroces ojos de Heiki, adiestrados por las brujas, y sintió miedo.

-Deja ya de jugar-dijo Raquel-. No puedo creer que de verdad quieras todo esto que está pasando. Son las brujas las que hacen que te comportes de este modo.

-Eso no es verdad-replicó Heiki-. Las brujas desean tu muerte, sí, pero yo estoy impaciente por luchar contigo de todas formas.

-¿Por qué?-Raquel la miraba con incredulidad-. ¿Qué te he hecho yo?

Trilogía Del Maleficio 2: El Olor De La MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora