Capítulo 27

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Todo el día espere con ansias que llegara el atardecer, volver a ver su rostro, escuchar su voz, oler su perfume es... sencillamente lo mejor que me puede brindar el universo.

-hola- exclamo con cierto nerviosismo, sonríe con tranquilidad mientras abre la puerta de su coche

-¿a donde quieres ir?- la paz con la que habla me produce escalofríos, ¿acaso le da igual estar conmigo que sin mi?

-hay un lugar nuevo, cerca al edificio Hendricks- asiente, enciende el motor y nos incorporamos en pocos minutos a la carretera -¿que... hay de nuevo?- tengo mi vista puesta en la ventana, tratando de ignorar las vibraciones que recorren mi cuerpo

-nada, lo de siempre... mucho trabajo- siento una presión en el pecho al escuchar su voz -¿y tu? ¿que has hecho todo este tiempo?- pienso en lo poco que he realizado desde que mi mejor amiga me abandono y deje de salir con el hombre que tengo al lado

-pues, estudiar, trabajar en la galería, hace unos días fui modelo para unas fotografías y ya... todo se ha vuelto muy aburrido- se tensa un poco al escuchar lo ultimo

-si, se que trabajaste con el francés- volteo a verlo sorprendida -te vi con el... en una discoteca. No pienses que te estaba espiando-  recuerdo a la perfeccion como esa noche escuche su voz pronunciando mi nombre, pero supuse que era el alcohol que inundaba mis torrente sanguíneo 

-¡mira, ya llegamos!- desvío el tema de conversación, entramos al lugar, uno muy grande y armonioso por cierto, nos toman el pedido y nos quedamos en un profundo silencio 

-Maggie yo... Lamento mucho haberme ido así nada mas.- me remuevo incomoda en mi asiento

-nunca atendías mis llamadas, deje de intentarlo hace tiempo- los dos sabíamos muy bien a que me refería

-yo no supe asimilar bien las cosas, comprendo que hayas dejado de buscarme, yo no lo hice nunca- admite avergonzado -en mucho tiempo no me había pasado algo tan bueno como lo eras tu y que te hayas besado con Erik fue... no se, me sentí traicionado- abro mis ojos como platos

-¿como sabes que fue Erik?- Dios, que vergüenza

-estaba demasiado ebrio, así que el mismo lo confeso todo- siento el calor subir a mis mejillas -pero esta bien, no pasa nada... creo que ya lo supere todo y estoy feliz de verte de nuevo, realmente te extrañe- ahora mismo no encuentro palabras para expresar lo que siento y si las tuviera, no saldrían de mi garganta -... anoche estuve pensando un poco las cosas y si tu estas de acuerdo nosotros podríamos...- piensa lo que va a decir

-volver a empezar- digo de repente y espero que sea eso, porque moriría de la pena si el esta pensando en algo diferente

-si, eso mismo- mi sonrisa se vuelve cada vez mas grande -¿eso es un si?- asiento invadida de felicidad, si esto es sano no lo sé, lo único que importa es que todo va a ser como antes otra vez.

Pasamos un rato realmente increíble, reímos todo el tiempo y nos dedicamos miradas llenas de amor. Resulta que Thomas estuvo viajando a Estados Unidos para firmar alianzas con empresas importantes y de este modo ir expandiendo su marca al rededor del mundo, lo único que espero es que no haya nada relacionado con los Walkobich.

-¿quieres algo de beber?- reviso mi desolado refrigerador 

-no gracias- escucho su voz tras de mi, doy vuelta lentamente y conecto mi mirada con la suya -Maggie eres hermosa- coloca un mechón suelto tras mi oreja -¿puedo besarte?- asiento levemente mientras veo su manzana de adán subir y bajar con dificultad, acerca su rostro al mio lentamente uniendo nuestros labios con delicadeza, sonrío en medio del beso recordando viejos tiempos; envuelvo mis brazos en su cuello profundizando aun mas, acaricia mis piernas con parsimonia antes de alzarme en brazos -me encantas- riega besos en mi cuello que logran sacar un gemido del fondo de mi ser 

-te extrañe demasiado- vuelve su atención a mi boca un poco mas agresivo, necesitado. Camina hasta la habitación sin ningún tipo de dificultad, se sienta en la cama, dejándome esta vez a horcadas sobre el, en un santiamén nos encontramos desnudos y con la sangre hirviendo en excitación.      

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