La vida de Kim Seok jin había estado llena de decepciones pero, la que lo dejo en el suelo fue ser plantado en su propia boda.
Un alfa de ojos azules, con un olor embriagante. Estaba en la misma situación llego a el proponiendo algo extraño, un ma...
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Después de hacer una pequeña maleta para irse por un día, no miró atrás. Quería pensar. JungKook tenía que aprender que no era simplemente un omega que cargaba a su cachorro. No era un omega que podía presumir en la calle por obvias razones. No tenía dinero, no tenía belleza. Él solo era él.
Sosteniendo su maleta, en todo momento JungKook lo siguió hasta el auto, él sostuvo su mano todo el camino. Llegaron frente al edificio y miró a alguien que creía no volver a ver jamás. Después de tantos años, él seguía teniendo la misma sonrisa brillante.
Este HoSeok era el mismo HoSeok. Vaya coincidencia de la vida. Cuando HoSeok lo reconoció, su rostro mostró sorpresa para luego sonreír hacia él y abrirle la puerta.
JungKook no pudo evitar soltar un gruñido por la interacción de ambos. Solo volteó a verlo.
—Te quiero, debes saberlo — la puerta del auto se cerró.
"También te quiero, JungKook," pensó mientras miraba al frente, evitando voltear a verlo y bajó del auto. El auto arrancó y sonrió cuando su mirada conectó con la de HoSeok.
—Así que, Jeon JungKook — preguntó HoSeok con una sonrisa.
—Con que, Kim TaeHyung — ambos soltaron una risa ruidosa.
Todo el camino hacia la playa más cercana, que estaba a dos horas en auto, no fue tan largo. El camino le permitió ver cosas que no había visto por trabajar toda su adolescencia y juventud. Era entretenido.
Platicó con ese viejo amigo, ese viejo amor. No sabían nada el uno del otro desde esa vez que él se fue hace años.
—Sabes, no te lo pude decir hace mucho tiempo, pero perdón por que tu madre te encerrara esa vez, enserio no quería morderte. Bueno, tal vez sí, pero no de ese modo. Al menos ya sabes éramos adolescentes y hormonas, ya sabes.
—Lo comprendo, lo comprendo, hace años, no te culpo, éramos jóvenes — sonrió, tocando su estómago. — Verdad, mi cachorrito, el joven HoSeok no tiene la culpa.
—Felicidades, por cierto — señaló — la última vez que supe de ti fue que estabas con un Wang, exdueño de una de las compañías de tecnología importantes que quedó en bancarrota. Eso fue lo que me dijo Hun la última vez que lo vi.
—Sí, estaba con Jackson Wang, hasta hace dos meses. Pero hasta donde sé, él vendió la compañía.
—En realidad, el señor Jeon fue el que irrumpió y saboteó las acciones y bum. Jeon Company ganó una vez más — rió.
—Ahora entiendo por qué su odio hacia el apellido Jeon — suspiró — Creí que era el correcto, sabes, en su momento, claro, pero ahora — miró su anillo — estoy casado con un alfa de la edad de Hun. Un alfa tonto que escogió mi lobo, el cual tiene un amante — eso último lo susurró, tapando su rostro con las manos.
—Pero él tenía tu olor por todas partes — estoy seguro de que hubo algo.
—No, él se empeñaba en abrazarme siempre — rió un poco. — Estoy felizmente divorciado, tengo una linda cachorrita alfa de siete añitos. No necesito compromisos.
—Tienes una hija — exclamó sorprendido — ¿cómo? ¿cuándo?
—Ya sabes, la abejita y la florecita — le arrojó un pañuelo riendo — perdón, jaja, cuando tenía no sé, dieciocho años, un celo, alcohol y mi novia de ese entonces, la que tuve después de ti, antes de salir de la escuela.
—Oh, Luna, tienes una hija de Irene, esa omega era hermosísima.
—Exacto, una de las chicas populares y lindas de la preparatoria, pero no funcionó. Ahora estoy divorciado — volteó a verlo.
El silencio se volvió un poco incómodo, y no volvieron a hablar lo que restó del camino.
Cuando llegaron a la playa, bajó del auto, quitó sus zapatos para sentir la arena en sus pies y caminó sin notar a la persona que estaba en frente de él.
Un alfa de mirada gatuna y tez blanca lo miraba intensamente.
—Nos volvemos a encontrar de esta manera — dijo.
—Perdona, ¿te conozco? — preguntó.
—Sí, tal vez algún día te diga mi nombre, lindo — sonrió y se alejó rápidamente del lugar. Miró confundido hacia el lugar donde se fue.
Y pudo ver cómo un auto deportivo se estacionaba rápidamente, y ese lindo y joven alfa de piel aperlada azotó la puerta y caminó bruscamente hacia su dirección.
Solo un día le pidió, solo un día. Lo miró con un puchero en los labios.
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