La vida de Kim Seok jin había estado llena de decepciones pero, la que lo dejo en el suelo fue ser plantado en su propia boda.
Un alfa de ojos azules, con un olor embriagante. Estaba en la misma situación llego a el proponiendo algo extraño, un ma...
ESTA HISTORIA ANTERIORMENTE YA EXISTIA, PERO COMO UN REGALO POR LOS 100K, ESTOY CORRIGIENDO AGREGANDO COSAS NUEVAS Y INICIANDO DE CERO PRACTICAMENTE ESPERO LA LEAS CCOMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ ❤❤❤❤❤💍💍💍💍
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Diez minutos le llevó a JungKook llamar a un maquillista y un estilista para que atendieran al omega. Le quitaron el traje que había comprado con tanto esfuerzo. Lo dobló cuidadosamente y le pidió a la joven que lo atendió con desprecio si podría guardárselo, pero ella solo le hizo muecas y lo ignoró.
El alfa se dirigió al padre y arregló el asunto del nombre. Este último lo miró con desaprobación, pero aceptó cambiar el nombre del omega. Sin embargo, ya era demasiado tarde para comunicarlo a los invitados. Taehyung, aunque no era extremadamente famoso, sí era lo suficientemente popular como para que sus amigos y familiares fueran notificados de que la boda se cancelaba. La noticia llegaría tarde o temprano.
A pesar de su sentimiento de enojo, el alfa caminó hacia donde se encontraba el omega. Lo miró desde la puerta sin maquillaje ni cabello arreglado, y resultó el doble de hermoso.
Cuando el castaño sintió su aroma inundando la habitación, se volvió para mirarlo. El alfa había arreglado su corbata y tenía el traje impecablemente puesto. Su presencia irradiaba masculinidad y, al mismo tiempo, una especie de inocencia. Sus ojos azules eran un deleite para la vista. Por un momento, se sintió viejo y feo al verse reflejado en el espejo.
Pensó en Jackson, imaginando que lo estaría buscando en ese momento. ¿Se habría arrepentido? ¿Había cometido un error al escoger al alfa con el que estaba a punto de casarse? Instintivamente, tocó la marca apenas visible en su cuello.
JungKook se acercó para tomar su mano, y el castaño salió de sus pensamientos. Sintieron una descarga eléctrica, una conexión única que nunca habían experimentado antes. Caminaron juntos hacia el altar, un altar que había pagado con sangre, sudor y lágrimas, sin tener un centavo en el bolsillo.
El lobo del omega saltaba de emoción, como si, en un giro de los cuentos de hadas, hubiera encontrado a su luna. Pero él no era de nadie, y nadie era suyo. Ya no pertenecía a nadie.
Entraron juntos, tomados de las manos. La iglesia estaba llena de gente y algunas cámaras. Reconocía los rostros, pero no podía recordar de dónde. Nadie había visto su rostro bajo el hermoso velo blanco que lo cubría.
Volteó al frente para ver a su futuro esposo. Habían pasado menos de una hora desde que se conocieron, y aún le parecía una locura haber aceptado. Pero le había prometido todo lo que no tenía. Había perdido uno de sus trabajos, el dueño del departamento los había echado el día anterior, y Jackson, su única familia, lo había abandonado, como siempre.
Estaba tan absorto en sus pensamientos que no escuchó la primera vez que le hablaron. Fue necesario un segundo llamado.
—¿Estás seguro de esto, muchacho? — asintió lentamente, aunque en realidad se sentía muy inseguro. Sonrió, aunque nadie podía verlo bajo el velo.
—¿Estás seguro de verdad? Te prometo que tendremos una buena vida. - El alfa acarició el dorso de su mano, y el tacto le gustó. — Te haré feliz. —
Estoy seguro — sonrió, confiando en su lobo y en él. — Por alguna razón. No me decepciones. —El alfa no respondió.
La ceremonia comenzó, y el alfa parecía serio, observando a un hombre en particular antes de volver su mirada hacia él. Por alguna razón, esto lo hacía sentir aún más ansioso por haber dicho que sí.
Tenía la extraña impresión de que conocía al alfa de algún lugar, que su rostro y nombre le resultaban familiares. Sin embargo, el único nombre que le venía a la mente era el Heredero de la Compañía Jeon. Sería una tontería pensar que se trataba de la misma persona.
El resto de la ceremonia transcurrió en sus pensamientos.
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