Capítulo 16

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– Amor ya me voy – mi princesa llego a mí besándome – regreso en unas horas

– Está de más decirte que te cuides ¿Verdad? – La sostuve del rostro para besarla por más tiempo – si algo pasa o necesitas me llamas de inmediato

– Amor estaré bien – de nuevo nos besamos – todas las mujeres de esta casa y la de tu madre iremos a la prueba de vestidos para la boda de Janees y Daniel, iremos con los guardaespaldas

– Lo sé pero no puedo evitar preocuparme

– Estamos y estaremos bien

– No estaré del todo bien hasta que Jerry me diga que atraparon a los responsables de los atentados

– Amor dejemos de pensar en eso y enfocarnos solamente en lo bueno que nos está sucediendo

– ¿Así? – La atraje hacia mí rodeando su cintura – dime que son esas cosas buenas

– La boda de nuestros hermanos, porque sabes que Janees es una hermana para mí – beso castamente mis labios – además me siento más que feliz que nuestras familias se lleven tan bien

Comencé a besar sus labios con más demanda, mis manos recorrieron su espalda hasta posarse en su trasero el cual apreté, sus manos viajaron a mi cuello y comenzó a acariciar mi nuca, acción que me encantaba que hiciera, poco a poco comencé a subir su falda

– ¡Sean! – Ginger comenzó a reír cuando la jale hasta llevarla a la cama

– Joder quiero estar dentro de ti

– Amor no tenemos tiempo, me esperan abajo

– Seremos rápidos

Desabotone y baje el cierre de mi pantalón, agradecía que mi princesa llevara falda pues se me facilito el trabajo, corrí su braga hacia un lado e inmediatamente me adentre en ella ganándome un grandioso gemido, comencé mis movimientos haciéndola jadear más

– Amor...

La bese evitando su gemido fuera en un tono alto, no quería que nadie nos interrumpiera; comencé a acelerar mis estocadas, escondí mi rostro en su cuello donde succione parte de su piel, me gustaba dejarle una marca en la parte trasera de su oído

Subí su trasero acercándola más a mi pelvis, sus manos se aferraban a mi cuello y llenaba de besos mi rostro, sus jadeos y leves gemidos me prendían más, mordía mis labios al besarme con el afán de silenciar los sonidos que nuestra actividad le robaba, la sentí temblar bajo mi cuerpo

– Dámelo – aumente el ritmo de mis embestidas para que solo en segundos ambos llegáramos al clímax – joder cada vez es mejor estar contigo

– Fue bueno ponerme de nuevo la inyección – mi princesa jadeo cuando abandone su interior – amor basta

– Princesa por favor

– No amor – se levantó y tomo varios pañuelos desechables comenzando a limpiarse – tengo un compromiso, dime ¿Qué harás mientras no esté? ¿Te quedarás en casa?

– No, nosotros iremos con el sastre – de nuevo la bese por largos minutos

Tras limpiarnos y acomodar nuestra ropa bajamos a la sala, gracias a las fisioterapias ahora ya no necesitaba la silla de ruedas, caminaba con la ayuda de un bastón, estaba a mi 85% de mi recuperación, aún faltaba poco para recuperarme totalmente porque sé que lo lograre

Hacía ya cuatro semanas que los Valdez habían llegado a nuestra casa, me gustaba ver que ambas familias nos acoplamos muy bien y más me alegra ver la pronta recuperación de la señora Carmen, mi princesa tomo en brazos a Tania y camino hacia la salida

– Cuídense – bese sus labios – te ves maravillosa con un bebé en brazos

– Algún día será nuestro hijo el que cargue

– Eso es lo que más deseo – le deje un nuevo beso – vayan con cuidado

Mire como los autos se alejaron seguidos de la camioneta donde iban más guardias; junto a mis hermanos abordamos el auto yendo a nuestra cita, tanto los Black como los Valdez nos acompañaban, ver a todos ellos rodeándome me llenaba de una alegría inexplicable

Por años me sentí solo y sumido en un mundo frió pero ahora me siento mejor que nunca, tengo a mi princesa, una familia excepcional aunque no estaré completamente bien hasta saber quién o quiénes están detrás del atentado de mi princesa y su familia

– Buenas tardes – esa voz me saco de mis pensamientos

– ¿Qué haces aquí? – Daniel se levantó de inmediato – vete...

– Hijo...

– Usted no tienes hijos – Yhojan se colocó al lado de Daniel – así que señor retírese, por favor sáquenlo

Mi pequeño hermano le hizo señas a los guardias quienes de inmediato se acercaron a mi padre, al verlo ya no parecía él mismo hombre que vi la última vez, ahora estaba más viejo tal parece que en él pasaron años y no meses, esa apariencia de hombre importante ya no existía

– Sean hijo – me levante del sofá y camine hacia mis hermanos, él miro mi bastón – lo lamento tanto...

Levante mi mano interrumpiéndolo de inmediato guardo silencio, acomode mi saco y con pasos lentos salí de la tienda, él me siguió hasta la cafetería enfrente de la sastrería, tome asiento acción que Nicolay imito de inmediato un mesero nos atendió

Ambos pedimos café, solo lo observe por largos minutos, el silencio era denso y solo compartíamos ciertas miradas pero inmediatamente él desviaba la mirada de la mía, al tener mi bebida solo me dedique a tomarla, Nicolay se aclaró la garganta

– Lamento todo lo que sucedió... – su voz se entrecorto – yo... yo estaba confundido y ella... esa mujer llego diciendo que era especial y que me amaba, tu madre y yo estábamos mal pero se empeñaba en estar juntos – sus lágrimas abandonaron sus ojos – Sean hijo perdóname

– Mi madre te dio toda su vida, ambos me tuvieron cuando apenas tenían 17 años, se casaron a temprana edad y compartieron una vida completa...

– Hijo yo amo a tu madre...

– Si la amaras no te hubieras buscado a otra lastimándola como lo hiciste, no solo la decepcionaste a ella sino a todos nosotros

– Sean yo quiero recuperarlos

– Te habríamos perdonado si la mujer con la que te hubieses metido fuera otra que no conociéramos, es más hubiésemos perdonado tu infidelidad con Karla tu secretaria – sus ojos se abrieron – sé todo de ti y de tus aventuras, hay Nicolay eres un hombre que no vale la pena...

– Por favor hijo...

– Aun no termino – di un último sorbo a mi café – quiero que te mantengas alejado de mi madre y mis hermanos, nosotros no te queremos a nuestro alrededor, cometiste un grave error – me levante de mi asiento, deje unos billetes sobre la mesa – espero tengas un poquito de vergüenza y no te presentes en la boda de Daniel

– Pero...

– No arruines el día más especial de mi hermano

No le dije nada más, solo me dispuse a regresar a la tienda, en cuanto entre mis hermanos me llenaron de preguntas a las que solo dije que todo estaría en calma desde ahora, afortunadamente pudimos continuar con nuestro día sin sufrir ningún otro tipo de contratiempo    

SEAN: Rosseu #2 [COMPLETO ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora