Prólogo

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Quizá nos habíamos pasado un poco con el alcohol esa noche. No deberíamos haber subido al coche. Moví un pié para sacarme el zapato y luego el otro para tirarlos a la parte posterior, odiaba los tacones, ni siquiera sabía por qué me los ponía. Recoloqué mi vestido púrpura.

Cuando volví a subir la vista una luz me deslumbró, grité.

Un frenazo, luego un choque. Los cristales se rompieron. Después lo único que recuerdo es sangre, la mueca de horror en su cara, que todo se volvió negro y luego todo blanco al abrir los ojos de nuevo en aquella habitación de hospital, donde, a pesar de que pensé que todo lo malo iba a acabarse, todo cayó en picado cuando giré mi cabeza y le vi.

blind [a.i.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora