blind [a.i.]

5.

Despierto y me doy cuenta de que ellos me siguen abrazando, reprimo las ganas de echarme a llorar de nuevo, cosa que estoy haciendo mucho estos días, y les despierto con delicadeza. Abro la persiana y bajo a hacer el desayuno. Un tazón de leche y cereales para él y uno de leche con galletas para ella y para mí. Aún lo recuerdo de aquella vez que dormí aquí, fue cuando Ashton me presentó oficialmente como su novia. Subo a cambiarme y cuando vuelvo a bajar ellos ya están sentados en sus sitios y mirando la televisión en la que están puestas las noticias, informando sobre un accidente automovilístico entre dos coches, cambio rápidamente de canal y empiezo a comer. Soy la primera en acabar, puesto que ellos se han quedado mirando un concurso que echan en la tele.

-Vamos, apuraos, que tengo que irme -les digo-.

-Pero no queremos que te vayas -contestan mirándose sorprendidos por haber hablado a la vez-.

Oigo pasos y voces por las escaleras y sonrío, "te pillé" dice Ashton revolviéndole el pelo a su hermano. Anne me sirve un tazón con leche y coloca un frutero y un paquete de galletas en medio de la mesa. Lo haría yo misma pero me ha insistido en que soy la invitada y no va a permitir que haga nada. Ash se sienta a mi lado y me da un pequeño beso el la mejilla para luego centrarse en la comida que tiene delante.

La charla es amena y pese a que acabamos pronto, aún nos quedamos un rato más hablando todos juntos. Poco después nos levantamos y Ashton sube a cambiarse la camiseta.

-Vamos niños, apuraos o no podréis despediros de Heather -dice Anne al fondo de las escaleras-.

Miro a Ash, que me sonríe y junta sus labios con los míos ahora que estamos solos.

-Antes no fue un beso en condiciones -dice mientras se ríe-.

Los dos pequeños bajan las escaleras corriendo y casi se tropiezan el uno con el otro.

-Pero no queremos que te vayas -contestan mirándose sorprendidos por haber hablado a la vez. Les sonrío y les doy un abrazo antes de salir camino a clases-.

La historia se repite. Me quedo mirándolos un rato y no puedo evitar abrazarles.

-Me quedaría, pero tengo que irme.

-¿Vas a junto Ash? -me pregunta el pequeño-.

-Sí.

-¿Podemos ir contigo? -pregunta ella esta vez-.

Es obvio que no voy a negárselo aunque en realidad tendrían que ir a la escuela, así que asiento y ellos corren escaleras arriba a cambiarse y bajan poco después, ella aún se pasa las manos por el pelo. Pido un taxi y le digo al conductor que nos lleve al hospital. Pago mientras ellos bajan del coche y luego entramos al edificio. Subimos por las escaleras ya que hay demasiada gente esperando el ascensor y al entrar en la habitación veo a Anne dormida, que se despierta cuando cierro la puerta pese a que la he cerrado con cuidado.

Abraza a sus hijos y suelo se levanta para envolverme a mí en sus brazos y susurrarme un "gracias". Desvío mi mirada hacia los tres hermanos, la escena es demasiado y rompo a llorar. Mientras una se tapa la cara y su cuerpo se sacude con los sollozos sobre el sillón, el otro aprieta la mano de Ashton y le pide por favor una y otra vez que despierte. Unos segundos después no se escucha nada más que nuestras respiraciones dificultosas por el hecho de estar llorando.

A las once Anne decide irse y llevárselos a ellos a clase para que intenten distraerse un poco. Una hora después Mike entra en la habitación con un café y un chocolate caliente. Me da el descafeinado y me abraza antes de sentarse en el sillón y hacerme un sitio para que me siente yo también. Se acaba su bebida y pasa su brazo sobre mis hombros apretándome contra él intentando tranquilizarme mientras sujeto la mano inerte de Ashton con las gotas saladas rodando por mi cara.

Pero pronto vuelvo a quedarme sola con él de nuevo, Michael tiene trabajo y no puede faltar. El dolor se filtra por cada uno de mis poros, y no precisamente saliendo, cada vez se hace notar más, cada vez aumenta, la angustia es cada vez mayor, algo en mí ha muerto en el accidente, algo se ha perdido con el brillo de sus ojos.

Cojo una gran bocanada de aire intentando tranquilizarme y luego lo suelto, vuelvo a coger otra y vuelvo a soltarla, así muchas veces hasta que me calmo. Acaricio su mano delicadamente con el pulgar, me da la sensación de que si hago un gesto demasiado brusco puede romperse en pedazos, o cortarse con los míos. A mi mente viene una imagen de mí misma acariciándole la mano y colando el pulgar por debajo de su jersey, tirando de su pulsera de cuero para molestarle un poco, lo recuerdo fingiendo enfadarse cuando aproveché esa distracción para quitarle el mando de la televisión y como luego acabamos los dos tumbados en el sofá después de una reconciliación a base de besos, él abrazándome como si en cualquier momento yo pudiese levantarme e irme corriendo y yo con esa estúpida sonrisa que tienen los enamorados en la cara.