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El sol se filtra entre los huecos de la persiana e impacta contra la pared blanca provocando una luz demasiado molesta, me levanto de la silla y la cierro, dejando la habitación bastante oscura pero aún se puede apreciar todo con claridad. Llevo mi cabeza a mis manos, mis brazos apoyados en mis muslos una vez que vuelvo a estar sentada.

Me vuelvo a preguntar por qué habríamos cogido el coche si él estaba borracho, fuimos demasiado inconscientes y estúpidos. Por culpa de unas copas y una decisión digna de puros gilipollas ahora Ashton yace en una camilla de hospital conectado a una serie de máquinas que me revuelven el estómago solo de mirarlas. Lleva dos semanas en coma y nadie sabe si va a salir de él. Le sujeto la mano y vuelvo a pedirle a Dios que me lo devuelva, que vuelva a abrir los ojos.

Un ruido se filtra por mis oídos y puedo escuchar unas voces a lo lejos, apenas veo pero siento que me sacan del coche y me posicionan tumbada sobre algo duro, se mueve y luego oigo un golpe, creo que han cerrado una puerta.

El vehículo se para, ahora percibo mejor los sonidos.

"Paciente muy grave"

"Preparen quirófano"

"Ha perdido mucha sangre"

No alcanzo a oír nada más, me quedo dormida. Me despierto desorientada y cuando me muevo para enderezarme me mareo y mi cabeza cae de nuevo sobre la almohada. Me giro hacia el otro lado y veo a Ashton dormido. Algo pita regularmente y paseo mis ojos por la habitación hasta que compruebo que es una máquina que marca sus latidos. Mis ojos pesan y caigo dormida de nuevo.

Su madre vino ayer y hoy ha tenido que volver a irse, me parece demasiado injusto que no le den una baja en el trabajo sabiendo que su hijo está en coma en un hospital, me ha dolido ver como el médico le ha dicho que es probable que no salga de esta o que salga con graves consecuencias.

Se supone que estábamos celebrando mi cumpleaños, esto no debería haber ocurrido así, cada maldito minuto deseo volver atrás en el tiempo y dedicar el día solo a él y a mí, sin fiestas, sin alcohol, sin toda esa mierda que nos llevó a tener el accidente. Cada segundo maldigo el momento en que le dije que no a su plan de quedarnos los dos en casa viendo una película tranquilos y ya si eso hacer la fiesta otro día. La culpa me corroe. Le quiero conmigo de nuevo. Creo que nunca me había sentido tan vacía, quiero volver a ver sus ojos hazel, quiero volver a ver como brillan, quiero volver a oír su voz y su risa.

Y lo más probable es que no vuelva a pasar.

Oigo un ruido en la puerta y me giro para ver entrar a Michael, siempre ha sido mi mejor amigo, desde que teníamos once años al menos y luego pareció encajar perfectamente con Ashton. Acaba con la distancia que nos separa y me abraza, sabe que no voy a decir nada y él tampoco lo dice, es demasiado duro para ambos, simplemente me estrecha entre sus brazos porque sabe que necesito eso, ambos lo necesitamos, es un mínimo consuelo para el hecho de que no pueda ser Ashton el que nos abrace, tan mínimo que ni se nota.

Las lágrimas se me escapan y mis hombros se sacuden con los sollozos, mis rodillas me fallan pero Mike sigue abrazándome impidiéndome caer, siempre ha sido así, Ash y él han evitado mis caídas, pero sin duda esta vez ya he chocado contra el suelo en lo más hondo. Puedo notar que sus mejillas también están humedecidas. Me separo de él y vuelvo a la silla, vuelvo a entrelazar mis dedos con los de Ashton, que no me responde. Mike se sienta en la esquina de la cama y se pasa las mangas del jersey por debajo de los ojos.

"Vale ya, gilipollas, deja la coña y despierta de una vez" su voz suena ronca y rota.

blind [a.i.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora