Un recordatorio de mi motivación.

14 2 0
                                    

Quedé anonadado con la rapidez con la que Cedric se separó de mi al sonar su móvil. Me tomó un poco de tiempo el recuperarme, por lo que no noté a la chica fantasma acercarse a mi.

ーY pensar que los iba a dejar besarse...

ーEs adorable que creas que él necesita tu permiso para besarme- le respondí, sintiéndome confiable.

ーÉl no, tú, en comparación, sí. ー No me gustaba el tono de superioridad que tomó esa piba.

ーA nadie le importa la opinión de los muertos.

ーDe igual manera, no es como si hubiera pasado algo al final.

ーHabrá más oportunidades para jugar con él.ー Solo era cuestión de seguirle molestando por la cita prometida.

ー ¿Te escuchas a ti mismo? Tendrás suerte si él te quiere volver a ver con lo exasperante que eres.

Era curioso que ella hubiese dicho eso, tomando en cuenta que él ya me había propuesto una cita. Aunque lo dijo por agradecimiento, siempre se podía voltear la situación a mi favor. Pero antes de poder retomar la conversación, vi a Cedric regresar de su llamada. El chico se puso de rodillas y tuve una imagen mental muy R18, solo para volver a la realidad y verlo juntando la compra que había caído con mi acto heroico de hace rato. La imagen ridícula de la fantasma intentando empujar poco a poco la fruta magullada me recordó que en cierta forma sería mejor ayudarlo yo mismo con eso, en lugar de esperar a que alguno de los dos fuera mas rápido y yo quedara aquí parado en medio de la calle comiendo moscas.

Al terminar de recoger todo, Cedric no me dio tiempo de confirmar con él sobre la cita de lo veloz que se fue; llevándose con él a su fantasma inquietante. Mi propio celular vibró en mi bolsillo, miré la pantalla, era un mensaje de mi mamá. Fue un alivio el que encontrarla no fuera tan difícil, y disculparme por dejarla fue más sencillo al pensar en lo que había ganado ese día.

El camino a casa fue rápido y húmedo, no lograba acostumbrarme a vivir en ese clima donde llovía cada dos horas. Y, dicho y hecho, como si el clima estuviera programado, el sonido de gotas tocando el cristal me distrajo de poner las cosas en su lugar. Por un momento creí sentir un poco de preocupación por Cedric. Noté que se había ido caminando, pero realmente no era mi problema si llegaba a enfermarse, solo tenía que pasar al siguiente mozo que llamara mi atención.
Eso me recordó que, de camino a mi casa, vi un local que parecía divertido. Decidí que me daría una vuelta a pasar el rato en la noche, total, el nuevo semestre de la escuela no empezaba hasta dentro de un par de semanas, podía permitirme desperdiciar mi tiempo.
Varias horas más tarde, un par de golpeteos en la puerta hicieron que levante la mirada de mi móvil; la puerta se abrió, revelando mi madre indicándome que la cena ya esta servida. Mi humor mejoró al instante, al recordar que era día de lasaña.

ーDavid, amor, ¿No has notado algo raro en la ciudad? ーMe preguntó ella, una vez nos hubimos sentado a comer.

ー¿Raro como ver personas muertas? ー Respondí, con ironía y obvio escepticismo.

ーNo, amor, me refiero a que las cosas esas gigantes sin color, que son mas abundantes aquí que en otras ciudades en las que ya hemos estado.

ーNinguna idea, mamá.ーEstaba mintiendo, sabía perfectamente de qué estaba hablando, pero no me gustaba hablar de ellos, ni de lo frio que sentía a su alrededorー Pero de igual manera, esas cosas nunca hacen nada.

Excepto el hecho que se quedaban ahí parados como pilares oscuros, me daban escalofríos.

ーTienes razón, pero obviamente tiene que ver con nosotros como mediums, ya que somos los únicos que los pueden ver. Pero bueno,ー hizo una pausa para masticar adecuadamenteーya será cuestión de otro día para investigar.

ーA propósito, planeo salir mas tarde. Quiero conocer un poco mas los alrededores.

ー ¡Me alegra tanto que te estas esforzando en este lugar! Por la cantidad de trabajo que tengo aquí, estaremos en Londres por unos cuantos meses más. ー Se inclinó hacia mi delicadamente y tomó mi manoー Esta es una nueva oportunidad para nosotros; a pesar de toda la actividad fantasma de esta ciudad, tengo un muy buen presentimiento de que teníamos que estar aquí desde el principio.

Me ponía incómodo el pensar en los presentimientos de mi madre; una vez terminé con un corte de cabello horrible, no es algo que quiero repetir. Pero me dio un tanto de alegría el poderla ver así de relajada en un lugar después de tanto tiempo.

Terminamos de cenar en silencio. Ahora era tiempo de decidir que usar para esta noche. Quería algo que hiciera a mi trasero verse bien, y mostrar lo largas que son mis piernas. Además de una camisa y un poco de maquillaje para resaltar mis pómulos. Al poco tiempo estuve listo para salir.

La vida nocturna de Willow Creek era una cosa verdaderamente sencilla, molaba por un rato hasta que se acaba la novedad; pero luego era repetitivo. Había que encontrar lugares mas escondidos para que la diversión fuera renovada. Como el lugar que había encontrado más temprano, un ambiente muy relajado con colores cálidos como decoración y música tan ruidosa que apenas podías escuchar tus pensamientos. Un lugar ideal para quitarse las inhibiciones. Me encantaba.

ーOye, que lindo culito te traes, bello.ー Sentí una mano, y una bastante grande para variar, recorrer mi retaguardia. Bingo.

Volteé para ver un tío que era musculoso, apenas y tenía un poco de barba crecida y bien cuidada. Aunque claramente no era mucho mi tipo, servía por un rato. Puse una sonrisa coqueta, moví mi cadera un poco y deslicé mis manos por sus hombros como lo había hecho tantas veces anteriormente.

ーDeberías ver que tan lindo esta el resto, si quieres. ーEl haberme acercado tanto al rostro su rostro me permitió detectar el olor a cigarrillo en aliento, y una mancha fresca de cerveza en su camisa acompañaba la peste de alcohol en su persona.

Su mano conectó con mi trasero de nuevo, con un apretón que me hizo brincar un poco. Parecía ser que ese tío esta tan ebrio que al intentar acercarse más, se tropezó y no se estaba pudiendo levantar. Tuve suerte de quitarme a tiempo para que no me cayera encima de una forma dolorosa.

Eso había sido sin duda una decepción. Decidí mejor ir a la barra y tomar algo sencillo. O al menos mi definición de sencillo que, podríamos decir, era totalmente distinta a la de una persona normal.

ー¿Un día difícil? ー Sentí un roce en mi brazo. Un chico mucho mas joven y guapo que el anterior intentó conversar conmigoー Parece que no tuviste suerte con el Goliath aquél.
Intenté tomar detalle de los rasgos únicos del recién llegado, intentando memorizar alguna facción en particular de su rostro; pero cada vez que me concentraba mi visión se ponía borrosa.

ーNoー, algo tenía ese chico, un aire misterioso y simpático al mismo tiempo, mucho mas mi tipoー,pero siempre hay mas peces en el mar y soy muy buen pescador.

ーTendrías que tener cuidado, pescar peces pequeños no te da la oportunidad de que los peces grandes se acerquen a tiー me recomendó. Su flequillo caía sobre sus ojos increíblemente obscuros, y una delicada sonrisa en sus labios.

ー¿Y de qué tan grande estamos hablando? ー le pregunté, teniendo una idea clara de a dónde iba esta conversación. Algo de gracia le debió de dar mi comentario, pues le hizo reír con satisfacción. Interesante. ーMe llamo David, un gusto.

ーEstoy seguro que será un placer conocerte.ー respondió a mi presentación extendiendo su mano como saludoー Me llamo Oliver.

Tome su mano y pude sentir un choque eléctrico por todo mi cuerpo seguido por un momento de frio. Era curioso, generalmente el alcohol no me afectaba tanto como lo estaba haciendo ese día, aunque solo me estaba haciendo sentir un poco mas mareado de lo normal.

De igual manera, ese chico me hizo sentir bien al final de la noche, me hizo olvidar el hecho de que no pertenecía a ningún lugar en el mundo. Me hizo olvidar el que no podía confiar en nadie con mi corazón de nuevo, o el cómo es que él había jugado con mi cuerpo mas veces de las que debí haber permitido. Olvidé todo por unos segundos y me perdí en el éxtasis. Ignorando como mis alarmas interiores me decían que algo estaba mal con Oliver. Algo que no podía identificar del todo, pero en ese momento no importaba. Solo podía enfocarme en la imagen de unos ojos color miel en mi cabeza.

Amanecí el día siguiente solo en una habitación de hotel. Con el pequeño vacío en mi corazón aun presente como es usual desde hace años.

Memorias InquietasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora