Cedric Jones

63 11 5
                                    

Hola, me llamo Cedric Jones, tengo 19 años, vivo con mis padres y mi hermano mayor en un pueblo no muy grande, nunca he destacado en muchas cosas. Mi vida ha sido normal y monótona, y sin embargo me ha pasado algo que mucha gente no podría creer o vivir por decisión propia. El día que fui a la librería empezó como todo día normal en ese verano, mamá y papá estaban fuera y mi hermano solo estaba dormido, como ya había terminado los libros de la colección familiar, que consiste en muchos libros mas míos que del resto de la familia, fui a comprar nuevos libros; la ciudad parecía normal y los vecinos seguían sus rutinas, la librería no estaba tan vacía y los libros me llamaban como de costumbre. Pero lo que fue muy diferente ese día fue el presentimiento de que pasará algo inusual, en un principio me sentía emocionado pero después me sentía incómodo sin razón aparente. 

Intenté ignorar eso y fui por la tienda recogiendo libros que me interesan mientras los ponía apartados en una mesa, escuché la campana de la entrada pero no le di importancia y me concentré en los libros. Los libros son extraños, si alguien analiza la idea de los libros es que son solo palabras compuestas de diferentes combinaciones de entre 26 o más letras dependiendo del lenguaje; sin embargo esas palabras llegan al subconsciente del lector y lo afectan de alguna forma, es magnífico.

Me tomó mi tiempo el recolectar los libros que quise, justo iba por los demás para llevarlos a pagar cuando un cuerpo más alto que yo se interpuso en mi camino y tomó uno de mis libros ¡Mis libros! Pensaba hablar con el civilizadamente así que me acerqué a él y lo llamé varias veces hasta que volteó a verme. Lo primero que noté fue su pecho ya que él era más alto y que traía una camiseta color borgoña, mas arriba noté un cuello muy blanco como para ser saludable, al seguir arriba note que su rostro es maduro y tiene una pequeña cicatriz en la mejilla, ojos color marrón, obscuro y no parecían expresar nada, el no tenía cabello largo como yo y este era rubio castaño, llegué a la conclusión de que esta persona era atractiva, siento que es alguien con quién se puede razonar. En el poco el tiempo que estuve pensando esto él me había hecho una pregunta, ¿Cual era? Aah si, no encontraba mi voz aún por lo que solo señalé mi libro en sus manos, pude formar una oración coherente pero él se negó, varias veces. Se que tengo 19 años y como toda persona madura me retiré de ahí mientras planeaba mi venganza antes de irme.

Creo que nunca había sentido tanta adrenalina como cuando me acerqué a quitarle MI libro y escuchaba una risa contenida, la risa en mí cabeza solo me daba ánimos para seguir corriendo hacia mi casa con mis libros, después de pagarlos claro. El largo camino a casa se hacía más largo mientras caminaba con mis libros, ¿Por qué habré comprado tantos? Pero ya no hay vuelta atrás. Suspiré de alivio cuando entré a mi casa y dejé mis libros en la mesa de la biblioteca, creí que doble una de las esquinas del libro cuando lo recuperé por lo que lo tomé para revisarlo. Tenia una sonrisa de triunfo mientras abría la portada del libro y...

El libro estaba rayado...

El libro esta rayado con un nombre...

EL. LIBRO .ESTA. RAYADO. CON. UN. NOMBRE. EN. TINTA. AZUL

Escuché un "oh rayos" muy bajo dentro de mi cabeza mientras yo murmuraba un "¿Pero que?"

"David."

"xxx-xxx-780."

Bajé el libro lentamente mientras marcaba el teléfono con mi celular, el timbre de la línea me tiene esperando, pero no importa, la paciencia es una virtud y la serenidad igual. El otro lado de la linea fue contestado y volví a escuchar la voz de la librería. Al diablo con la serenidad.

-¿¡Eres estúpido o idiota!?, ¿¡Cómo se te ocurre rayar mi libro!?, ¡Sabes que, no contestes, seguro eres ambas! ¿¡Por qué lo hiciste!?- fueron las primeras palabras que dije, no podía parar- ¡Los libros son perfectos, y es una gran falta de respeto hacía ellos!- me pasé mas tiempo dando más insultos a él, a su cabeza, y quizás una mala palabra por ahí, pero no lo pondré aquí por que puede que haya menores leyendo estas memorias.

-¿Terminaste?- su voz sonaba grave y juguetona.

Mi garganta dolía, si alguna vez pensé algo bueno de él, lo retiro, él es seguramente una de las peores personas que habitan en este mundo y no porque sea atractivo y tenga una voz que hace que me tiemblen las piernas...¿Espera, qué? Olviden eso.

- Ahora que ya me has llamado- escuché una pequeña risa que me irritó- ya tengo tu número y también puedo pedirte una cita.

¿Qué?

'¿Una cita? Claro que no lo harás, ¿Cierto Cedric?' Mi cabeza daba vueltas y mis mejillas se calentaban, yo nunca he tenido una cita, y menos con un chico 'No, no, no, Cedric no lo hagas, él es un médium, no hay nada de bueno en eso, los médium siempre significan problemas' ¿Médium?

-Hey, ¿Sigues ahí?

-N...

-¿N?

-¡No gracias!

Colgué el teléfono en un ataque de pánico mientras mi cabeza se aclara y creo escuchar un suspiro de alivio en mi cabeza.

Okay, primero, un cretino me quiso quitar mi libro, luego ese mismo cretino rayó mi libro, al final, después de reclamarle vagamente por rayar mi libro él me invitó a salir.

Definitivamente no, ni siquiera lo conozco, solo su nombre y su teléfono y que le gusta rayar libros para invitar a chicos inocentes como yo a una cita con él. No. He hecho bien en rechazarlo. Me doy palmadas en mi espalda mentalmente y termino de organizar mis libros, todos y cada uno en su lugar por orden alfabético.

Cuando termino, Leo, mi hermano mayor, entra a la biblioteca con un tazón de cereal en las manos.

-Buenos días Leo- intento hacer conversación pero solo recibo una frase que no entiendo por que el tiene comida en la boca y leche saliendo por la esquina de los labios. Aveces me pregunto como es que estamos emparentados pero bueno, nadie puede escoger a su familia.

En esos momentos no sabia que tan cierta era esa frase en mi futuro.

Memorias InquietasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora