Capítulo 7: Una mala decisión

299 33 18
                                    

― ¿Gerard? A pasado tanto tiempo―La puerta principal se abrió y el pelinegro sonrió, al notar que había sido reconocido.

 La mujer de poco más de sesenta años le devolvió la sonrisa mostrándole todos sus dientes, caminó en dirección a la oxidada reja, la abrió con rapidez e inmediatamente Gerard se lanzó a sus brazos, intentando reprimir sus sollozos.

―Tranquilo querido, todo está bien ―Susurro en su oído mientras acariciaba su espalda― Estoy tan feliz de verte de nuevo ―Agrego rompiendo el abrazo, observando atentamente a su pequeño nieto, que después de todos los años transcurridos seguía siendo su pequeño.

―Creí que no me reconocerías.

― ¡Tonterías! Me resultaría imposible no reconocer a mi pequeño Gee, además no has cambiado mucho, es verdad que eres más alto, más delgado y más guapo ―Elena, su abuela, le guiño el ojo haciendo que el pelinegro rodara los ojos levemente ruborizado por el hecho de que Frank pudiera oír eso.

―Abuela… ―Comenzó el ojiverde pasando una mano por su desordenada cabellera y mirando de reojo hacia el auto para  corroborar que  efectivamente Frank había oído eso, pero inmediatamente fue interrumpido por la mujer.

―Abuela nada, es verdad además como olvidar esa maraña de cabello.

Frank observaba dicha escena desde el interior del automóvil con la sombra de una sonrisa en sus labios, le hacía feliz ver a ojiverde feliz, no lograba comprender el motivo pero le agradaba estar con él. Su mente viajo lejos, de vuelta a Nueva Jersey, ¿Qué pensaran sus padres de su desaparición? ¿Creerán que huyo o se habrán enterado del asalto al banco? ¿Lo estarán buscando o se habrán olvidado de él?, una mueca de horro sustituyo el intento de sonrisa, pero las suaves palabras de la mujer en el exterior del auto lo hicieron salir de sus pensamientos.

― ¿Quién es el chico que viene contigo? ¿Estará bien luce un poco pálido?

―Él es… Es mi compañero de viaje ―Contesto en un susurro.

―Amigo ―Corrigió la mujer

―Compañero de viaje ―Afirmo el pelinegro, se giró hacia el menor, quien observaba atento la escena, y con un movimiento de mano le indico que bajara.

El chico obedeció, bajo del auto sonriendo de lado, miro a Gerard con decepción y aparto la vista inmediatamente, se sentía herido y no sabía bien porque, y aunque él no quisiera aceptarlo quería ser considerado como amigo por parte del mayor.

―Abuela él es Frank, Frank ella es Elena, mi abuela ―Anuncio el pelinegro, una vez el chico estuvo parado frente a ambos.

―Mucho gusto señora ―Extendió su mano en dirección a ella y esta lo abrazo.

―Dime Elena ―Contesto rompiendo el abrazo, sonrió maternalmente y agregó― Deberían entrar, es tarde y está helando. Además deben estar hambrientos.

Se apartó para dejar pasar  a ambos chicos, la mujer cerró la reja y se giró para caminar al interior de la casa, siendo seguida por Gerard y Frank. Una vez dentro, se dirigieron a la sala de estar y el instinto maternal de Elena despertó.

― ¿Qué quieren cenar? ¿Hot cakes?, a ti te fascinan Gee ―El aludido miro de reojo a Frank y se sonrojo al notar que este sonreía tímidamente ante el comentario de su abuela.

―No es necesario abuela yo no tengo ham… ―Sus palabras fueron interrumpidas por un gruñido proveniente de su estómago, la sangre volvió a subir a su rostro, haciendo que la mujer sonriera triunfalmente.

―Hot Cakes serán ―Anuncio, antes de comenzar a caminar en dirección a la cocina.

― ¿Puedo ayudar?  ―Pregunto Frank con cierto entusiasmo en la voz.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 30, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Dust in the wind (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora