Capítulo 4: "Surrender the night"

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Golpes, sangre, nieve y un arma entre dos cuerpos heridos. Frank observaba la escena desde tan cerca pero tan lejos a la vez. Cuando el disparo fue escuchado rogo al cielo que el sobreviviente tuviera piedad de su vida, el chico jamás le desearía mal a nadie, pero deseaba con todo su corazón que Gerard sobreviviera y no Bert.

El tiempo se congelo hasta que el cuerpo de Bert fue arrojado a un lado de Gerard, dejando ver la herida de bala en el pecho del rubio, el pelinegro permaneció aun recostado en la nieve, respirando pesadamente producto del dolor en su costado izquierdo.

El chico de ojos avellanas se puso de pie mirando el camino hacia la carretera vacilando sobre lo que debía hacer, tenía el camino libre, Bert estaba muerto y Gerard herido, podía correr al automóvil y sabía uno que otro truco para encenderlo sin usar la llave, gracias a las series de televisión. Después de meditarlo unos instantes y aun con la vista hacia la carretera, camino hasta Gerard y se hinco a su lado analizando la gravedad de la herida.

-¿Estas bien?

Gerard lo miro sorprendido ¿Por qué no se había marchado cuando vio oportunidad?, en vez de huir se encontraba frente a él, preguntándole sobre su bienestar.

-¿Estas bien?- Repitió, Gerard asintió.

-Deberías irte hay un pueblo a un par de kilómetros atrás- Comenzó, mientras desataba las manos del chico –Ahí podrás llamar a tu familia y… explicarles lo que paso.

Volvió a dejarse caer en la nieve dándose por vencido si no se desangraba, el frio lo mataría o Frank lo delataría y la policía vendrá por él, pero esta noche había perdido toda esperanza de seguir. Frank sobo las marcas en sus muñecas, producto de las anteriores ataduras en estas. Se quitó la chaqueta dejando su torso expuesto al frio invernal solamente cubierto por la camiseta, coloco la prenda sobre el costado de Gerard y presiono la herida, el pelinegro hizo una mueca de dolor y miro al chico sin comprender sus intenciones.

-Presiona aquí- Ordeno, mientras se quitaba el cinturón –La presión detendrá la hemorragia.

Enrollo el cinturón en la cintura de Gerard, haciendo un torniquete, para sostener la chaqueta que adsorbía la sangre que salía de la herida del pelinegro.

-Así está mejor- Susurro, más para el que para el contrario.

-Deberías irte tú no tienes nada que ver en esto- Intento nuevamente, mientras el chico terminaba de ajustar el torniquete –No te iras ¿Cierto?- Pregunto con resignación.

-No te dejare solo, no así- Apunto con su quijada la herida y el cadáver de Bert a su lado.

Dio un profundo suspiro cuando Frank le extendió la mano para ayudarlo a levantarse. El pelinegro se puso de pie haciendo múltiples muecas de dolor en cada movimiento repentino. La herida no era muy profunda gracias a que la navaja no era muy larga y carecía de filo, no había tocado ningún órgano, solo era un hueco en su costado izquierdo del cual no dejaba de brotar sangre.

-Tenemos que sepultar el cuerpo- Dijo con voz ronca –Hay un par de palas en el maletero del auto.

-¿Voy por ellas?

-Vamos- Corrigió Gerard, después de todo el menor jamás las encontraría en el doble fondo del maletero.

Ambos caminaron hasta la carretera donde se hallaba estacionado el automóvil, el pelinegro abrió el maletero y rebusco en este mientras Frank permanecía a su lado observando el suelo. Gerard saco dos palas y le extendió una a Frank, este la tomo y dijo:

-Es mi culpa ¿No es así?, yo soy quien causo esto- El chico de ojos avellanas comenzaba a dejarse llevar por el miedo y la culpa de algo que no había hecho –Yo fui quien causo su muerte, ¡Yo fui quien lo mato!- Rompió en llanto.

Dust in the wind (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora