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Habíamos salido ya del restaurante de Hope y Lincon ya nos esperaba afuera, tal y como dijo. Los 3 subimos al auto de Della y ella condujo hasta el centro comercial mientras tarareaba una canción desconocida para mi pero conocida para Lincon porque él golpeaba levemente el asiento al ritmo de la melodía.

—¿Cuál es su plan chicas? — nos pregunta al terminar la melodía.

—Ir al centro comercial a comprar ropa, tengo una reservación en el spa al que iremos los 3 y después...

—¡Yo no iré al spa! — le interrumpe Lincon y hace una mueca graciosa.

—Ya hice los cambios, así que te aguantas — le reprende mi amiga y estaciona el auto a las afueras de un comercio.

—¿Y dónde queda mi hombría? — exclama mientras bajamos del auto.

—La puedes dejar en el asiento trasero — le digo y mi amiga ríe.

—Ja ja, muy graciosa Weeks — mete las manos en los bolsillos de su chaqueta.

Comenzamos a seguir a Della por todo el lugar, entrabamos y salíamos de los locales tras probarnos la ropa que más llamaba nuestra atención y nos tomábamos muchas fotos. No había salido con Della desde hace ya mucho y en serio extrañaba a mi mejor amiga.

Estábamos en una tienda de ropa deportiva y Lincon se probó una camiseta, parecía gustarle así que me acerque.

—Se te ve bien — agregué tras mirarlo detenidamente.

—Gracias Weeks, tal vez algún día la compre — sonríe y camina de nuevo al vestidor.

—Comprala ahora — le dije antes de que entrara.

—Es un gasto innecesario Weeks.

Me alejé y busqué a Della, a quien encontré mirando un conjunto deportivo muy lindo. Me acerque y toque su hombro un par de veces para que girara a verme.

—¿Qué sucede?

—¿Crees que sería buena idea comprarle una camiseta a Lincon?— le pregunto de manera rápida y mirando a los lados para que nadie me vea haciendo esa pregunta.

—¿Por qué quieres comprarle una camiseta? — me pregunta alzando una ceja.

—Lo vi probándose una y le gustó, le pregunte porqué no se la compraba y dijo "es un gasto innecesario Weeks" — le respondí e imité la voz de él en la ultima frase, y ella rió por eso.

—Solo comprasela, pero que él no lo note — respondió tras recuperar el aliento.

Corrí y tome la misma camiseta sin que él me viera y la entregué junto con otras prendas para que el joven que trabajaba ahí me las cobrase. Salimos y fuimos al auto, la hora de la cita en el spa ya casi llegaba y debíamos darnos prisa.

—Vete despojando de tu hombría Bercovik, ya casi llegamos al spa — le dije con burla.

Della rió a carcajadas y yo la seguí, por el espejo retrovisor pude ver que él sonreía intentando contener la risa. Al llegar al spa, acomodamos las bolsas de las compras en el maletero y bajamos del auto, caminamos tranquilamente hasta el establecimiento y entramos.

La sala de espera tenía grandes ventanales donde la luz natural invadía el lugar y hacía perfecto contraste con los muebles oscuros y sofás color crema, habían algunas personas en ellos a los costados y en el fondo estaba un escritorio grande hecho de piedras donde se hallaba la recepcionista. Lincon y yo nos fuimos a sentar en uno de los sofás mientras Della iba a hablar con la chica a cargo.

Tomamos un asiento en un sofá frente a una pequeña casaca artificial, totalmente hermosa.

—¿Qué harán después? — me pregunta Lincon, sacándome de mi pequeño embobamiento por la cascada.

Enamorada en una pausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora