Capítulo 8: Noche de delirio

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REGRESE!!!!!!!!!!!!! WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

Al fin pude terminar este capítulo. Se leerá muy simple pero no saben lo que me costó terminarlo e.e pero aquí está por fin listo. Espero les guste, y no olviden comentar n.n

ADVERTENCIA: este es el último capítulo tranquilo, ¡y luego se vienen puros problemas! Siiiiii, no iba a hacer todo cuento de hagas, claro que no :v


-Tienes talento para atrasarte por las mañanas-se escuchó el reclamo de Evie, quien estaba pulcramente maquillada y con su vestuario del día. Esperaba junto a la puerta con las manos firmes en su cintura.

-Se supone que tú debes despertarme -. Al contrario de su amiga, Mal apenas se subía los pantalones a trompicones. Usaba la chamarra algo chueca y la mochila le colgaba en el codo. Teniendo en cuenta que se acababa de levantar hace 8 minutos, en realidad no se veía como un total desastre... como un "más o menos" caos de persona pero nada muy grave.

Antes de poder salir a su primera clase, la puerta se abrió apresuradamente, casi golpeando a Evie en la nariz. Era Lonnie y se veía alterada.

-¡Vengan rápido, Kiah está grave!

Rápidamente Mal pasó de Evie y Lonnie y salió disparada al cuarto de su amiga, seguida de las chicas quienes trataban de seguirle el paso.

Apenas había tocado el pomo de la puerta cuando escucho un gimoteo dolido, como si un animal lastimado estuviera en la habitación.

Y se veía peor de lo que sonaba. La princesa estaba tapada con una mullida cobija hasta el pecho, dejando sus hombros descubiertos. Por la camisa de tirantes que usaba se podía ver la piel transpirando de forma alarmante; su cuello, mejillas y frente estaban empapados en sudor y su cabello se pegaba a su piel estoicamente. Se retorcía pausadamente, y su respiración era errática y pronunciada.

Mal casi se tiró sobre ella, entrando en pánico al rozar su piel increíblemente caliente. Hirviendo no era la palabra correcta, más bien su estado era de ebullición.

-¿Qué podemos hacer?-cuestiono algo desesperada, sosteniendo a su enferma amiga por los hombros, sintiéndose impotente por no saber una manera correcta de actuar.

Igualmente Evie debía aceptar lo poco entendida en situaciones parecidas. Una cosa era leer y otra muy distante ponerlo en práctica, y más cuando la persona en cuestión te importaba tanto. La garganta se le seco con la imagen de la princesa, y se le estremecían las manos con desosiego.

Sólo quedaba que Lonnie las guiara en ese momento. Menos mal estaba lista para la tarea.

-Evie, ve a la enfermería y diles que una alumna está ardiendo en fiebre-. Apenas dejo terminar a Lonnie cuando salió vertiginosamente de la estancia para cumplir la diligencia-. Iré a traer agua fría y paños para tratar de bajarle la temperatura. Cuídala entretanto, Mal.

Eso sería sencillo; toda su atención estaba dirigida a Kiah. Pasaba delicadamente sus dedos por la piel expuesta de su amiga, alarmada de que irradiara tanto calor. Estaba asustada... No sabía si la leona estaba dormida, desmayada u otra cosa. Sus músculos se tensaban y retraían en espasmos que ponían peor los nervios Mal.

Sin saber qué hacer, presiono un poco una de sus manos en la clavícula de Kiah mientras le acariciaba el cabello con la otra. Nunca la cuidaron cuando se había enfermado y no tenía claro que hacer con una persona enferma. No podía adivinar si su amiga necesitaba algo, pero como mínimo podía intentar mostrarle que no estaba sola... no como ella lo estuvo tantas veces antes.

Ojos Dorados - Descendientes FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora