¿Pero qué esto? Sera... ¿OTRO CAPITULO?
¡En efecto damas y caballeros! Dos días seguidos con capitulo nuevo :DD
Esperolo disfruten y no olviden comentar n.n
Era de madrugada cuando Lonnie apago su despertador. Las primeras clases estaban por comenzar, aunque tenía tiempo para prepararse ya que el maestro se retrasaría media hora ese día.
Se estiro perezosamente entre las sabanas. Bostezo antes de darse cuenta que Kiah ya estaba despierta, y más aun con un enorme caballete frente a ella, una endeble mesita a su lado donde descansaba una caja de madera llena de oleos. Estaba muy concentrada, sosteniendo un pincel firmemente contra el cuadro.
-¿Qué haces tan temprano?
-Preparo un cuadro para la exposición de arte de la escuela. Al final me convencí a participar.
Lonnie se levantó de la cama para ver el trabajo que estaba haciendo.
Una enorme sonrisa y una exclamación de ternura le indicaron a Kiah que iba por buen camino.
-Es hermoso.
-Aún faltan muchos detalles, pero espero tenerlo listo y perfecto para el evento.
-No sólo quedara perfecto, será el mejor cuadro de toda la escuela, te lo aseguro.
-Gracias-acepto un ligero abrazo de Lonnie sin tocarla para no mancharla de pintura-. Te agradecería mucho que no le dijeras a nadie en lo que estoy trabajando, quiero que sea sorpresa para todos.
-Juro por mi honor que no diré nada de esto a nadie-se inclinó ante Kiah con la mano en el corazón-. Y tú deberías dejar eso para más tarde, si mal no recuerdo tienes que atender a clase en 10 minutos.
Le hizo caso a su amiga, dejando las pinturas en el baúl de madera que el profesor de arte le regalo en aras de el gran talento que tenía, esperando que así pudiera empezar a explotarlo mejor. Movió el caballete hasta pegarlo a la pared, con el lienzo fuera de ojos curiosos.
Ya teniendo su obra lo más resguardada posible por lo fresca que estaba, se puso una camiseta negra de manga corta con un cráneo de búfalo estampado, la chamarra que Evie le regalo, pantalones negros rotos de las rodillas, sus cadenas en la cintura y unos botines gastados.
Se despidió de Lonnie tomando su mochila, y corrió al laboratorio para no llegar tarde.
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Evie y Kiah salieron de su clase de química. La leona tenía una fuerte jaqueca resultado de querer entender los problemas.
-No sé de qué me servirá todo eso-se quejó, masajeándose las cienes con una cara poco amigable.
-Fuera de hacerle travesuras a Chad, no creo que lo utilices mucho-le dijo Evie entre risitas.
Para Kiah era un inmenso alivio tener a Evie a su lado. No es que tuviera un humor de los mil diablos, pero la abyecta combinación de fórmulas químicas y Chad haría rechinar los dientes a muchos.
La risa contagiosa de Evie llego a Kiah, haciéndola sonreír a pesar del dolor de cabeza.
El gesto animado de la leona se esfumo completamente al ver algo por el pasillo.
-No... es... cierto.
Evie le siguió la mirada. Tuvo que hacer apremio de mucha fuerza para no reflejar su total asombro y descontento ante lo que veían sus ojos.
A lo lejos venia Mal. De no ser por su ropa no hubieran sabido quien era ya que su cabellera morada ahora era de un tono rubio platinado que se confundía muy incómodamente con el tono de su piel.
Kiah se aproximó a Mal con las manos extendidas, como pidiendo una explicación.
-¡¿Qué diablos te hiciste?!-hablo por lo bajo, exaltada, con la voz atorada en la garganta.
-Ben y yo tenemos una cena con Aladdin y Jasmine el fin de semana y pensé que sería bueno un cambio-dijo sin importancia, pasándose los dedos por su nuevo cabello.
-Se te ve hermoso, Mal-aseguro Evie, tocando sigilosamente la espalda de Kiah para calmarla.
-Sí... te ves... muy bien-. No le quedo de otra más que morderse la lengua y decir lo que seguramente todos querían escuchar.
-¡Mal!-. El rey llegaba trotando alegremente, con una sonrisa de oreja a oreja-. ¡Te ves preciosa! Me encanta lo que hiciste con tu cabello.
La ira se manifestó en cada fibra del cuerpo de Kiah de forma tan corrosiva hasta pareciendo veneno infiltrándose en sus venas. Ben la hizo explotar con esas palabras. Que idiota. ¿Cómo podía "encantarle"? Ya no era la mujer de la que supuestamente se había enamorado.
-El morado es más su color-se le escapo en un susurro audible, no sintiéndose orgullosa por la caída en la cara de Mal, pero sí un poco bastante por la expresión pasmada del regente.
El delicado toque de la mano de Evie en su espalda se convirtió en una punzada leve de dolor cuando le clavo las uñas con fuerza. Si bien mantenía su reluciente sonrisa, sabía por el fuego en su mirada que estaba a poco de abofetearla.
-Lo que dice es que el cambio nos tomó por sorpresa porque estábamos acostumbrados a verte con el cabello morado.
-Es cierto, pero no pueden negar que se ve fantástica-. La sonrisa en el joven volvió a hacer acto de presencia, abrazando a su novia.
-Nadie lo pone en duda-. Evie jalo sutilmente a su amiga por la chaqueta, queriendo alejarla del incomodo momento-. Los dejamos solos, Kiah me pidió asesoría en química.
Mal se cruzó de brazos, poniendo atención al piso, pareciendo más interesante que despedirse de sus amigas.
Kiah se dejó llevar sin rechistar, guardándose los reclamos y los comentarios soeces que tenía en la punta de la lengua.
Por todo el camino a la alcoba de Evie, está la guiaba con los dedos bien clavados en su espina, con su otra mano afianzada a su bícep. Sólo al cerrar la puerta la dejo en libertad.
-No pudiste quedarte callada.
-¡¿Tú estás de acuerdo con eso?!
-Claro que no, pero ya lo hizo. Démosle tiempo para recapacitar.
-¿Crees que lo haga?
Evie se encogió de hombros lentamente sin mirarla. Con eso lo decía todo, y Kiah resoplo con enfado.
-Pasando a un tema más animado, tengo algo para ti.
Del closet saco una abultada bolsa. Se sentó junto a la leona y abrió el cierre para mostrarle su vestido ya terminado. Faltaba poco para la Galería de Arte, y aun así Evie tenía la necesidad de tener todo preparado
-Esta precioso, Evie.
-Y se verá mejor cuando lo uses. Sé que el negro es tu color, pero creí...
-Me encanta, no lo dudes-aseguro Kiah, mostrando sus colmillos en una gran sonrisa-. El color me recuerda a la melena de mi padre.
Queriendo alentar a la princesa, Evie le paso los dedos detrás del oído. Ese pequeño estimulo fue suficiente para provocar que torciera el cuello hacia ella y meneara la pierna. Se preguntaba si en verdad era un felino y no un perro.
-Desde ahora debemos ser muy positivas, ¿de acuerdo?
Kiah no tenía nada que decir, no es que sus palabras cambiaran en algo todo lo que estaba pasando. Apenas logro gesticular a su amiga para demostrarle que estaban juntas en ese embrollo.
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Ojos Dorados - Descendientes Fanfic
Romance"Y su mirada verdosa se perdió en el deslumbrante color dorado de los ojos de la joven princesa. Un pequeño sentimiento de culpa floreció en Mal al pensar que ni el oro podría verse tan hermoso como esa mirada." Conozcan a la descendiente menor de...