Prólogo

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¿En serio? ¿A quién coño se le ocurre llamarme ahora por teléfono? Con mi suerte seguro que son de alguna compañía que trabaja con teleoperadores de Colombia por lo
menos. Estiro el brazo para llegar hasta la mesilla, cojo el móvil, bueno lo intento, porque como resulta que anoche lo tuve que poner a cargar, al tirar de él he volcado la botella de agua, la cual ha colisionado frontalmente con la lamparita de ikea que se ha roto en el suelo, ¡mierda, voy a tener que pasarme todo el día en ikea para comprar otra! Me incorporo lo justo, lo desenchufo y ahora sí, sin incidentes, lo cojo lo pego a mi cara ya que soy miope perdida, para poder ver que pone en la pantalla. “Almu”. Tardo un segundo en decidir qué hacer. Podría ignorarla por completo, pero conociéndola si no se lo cojo tiene huevos a llamar a los geos para que se presenten en mi casa por si me ha atacado algún asesino en serie. ¡Mucho csi es lo que le pasa! Aunque pensándolo bien con la época de sequía que estoy pasando igual unos cuantos geos en mi habitación no son tan mala idea. En fin… respiró hondo, me armo de valor y…
- Ummm – es lo máximo que puedo articular.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡ Me casoooooooo!!!!!!!!!!
Me grita a pleno pulmón la muy hija de su purísima madre y yo me cago en todos sus parientes vivos. Seguro que me ha reventado el tímpano. Tras tocarme la oreja y comprobar que no me cae un hilillo de sangre, me quedo algo más tranquila, aunque no mucho, ya que a pesar de haber apartado el móvil de mi oreja, sigo oyéndola gritar como una posesa.
Miro de nuevo la pantalla. No hay duda, la que me llama a las 6:27 a.m. hora zulú, es la loca de mi amiga Almu. La misma con la que ayer estuve hablando más de hora y
media, y que me contaba entre hipos que su novio, Manu, iba a dejarla. Y ahora…
- ¡¿Adri?! ¡¿Me oyes?! ¡Qué me caso, nena! ¡Achaaaa! ¡Me caso, me caso, me caso, me caso…!
- Si, Almu joder, te he oído yo y todo mi bloque- intentó darme a mi voz un tono de severidad, pero como aún estoy algo grogui, no ha sonado como esperaba.
- ¿Te he despertado?
- ¡Nooooo, que va mujer! Justo ahora estaba terminando un cuadro de punto de cruz monísimo – le digo con sarcasmo. Sé que le molesta sobremanera que lo use con ella.
Dice que es una de las formas más bajas del lenguaje. Me meo con sus cosas. Sobre todo porque estoy segura de que lo ha sacado de algún libro-Odio cuando me hablas así- lo sabía y me relamo de gusto. Una pequeña venganza por su berrido
- Entonces no hagas preguntas tontas. ¿Cómo que si me has despertado? ¿Tú que crees? Son las – aparto el móvil para poder ver la hora de nuevo- las 6:32 de la mañana de un domingo, y tienes el santo conejo de preguntarme si me has despertado ¿qué esperabas
que te hiciese palmas?
- Ains, no te pongas así Adri. Es que estoy tan emocionaica, y quería que fueses la primera en saberlo. Bueno la primera no, porque la primera obviamente he sido yo. ¡¡¡Aaaaaahhhhh, me casoooooo!!!!- joder, ahora sí. Adiós tímpano, han sido 28 años maravillosos a tu lado. - ¡Sssshhhhh…! Haz el favor de bajar la voz o te juro que te cuelgo, llámame loca, pero le tengo aprecio a mi oído – digo mientras me incorporo me pongo las gafas y apoyo la espalda en la pared que hace las veces de cabecero - Vamos a empezar desde el
principio. ¿Cómo que te casas? Y lo que es más importante, ¿con quién? Porque se suponía que Manu te iba a dejar, y que seguro “que se estaba follando a otra con tetas, culo y labios de silicona”, pero que como es un “picha floja”, seguro que la siliconada en cuestión se aburriría de él y se quedaría más sólo que la una”- le digo recordándole sus palabras casi textuales. - No hables así de mi Manu. Él no es ningún “picha floja”, es todo un macho ibérico, además dentro de poco va a ser mi marido. ¡Así que un respeto guapa!- y ahora se me
pone digna, lo que me faltaba. Aunque la verdad es que odio criticar a Manu. Él siempre ha sido uno de los chicos de la pandilla, y a pesar de la distancia y del tiempo que ha pasado, Manu siempre ha ocupado un lugar privilegiado en mi corazón. Además no es que diga yo que es un santo, que un poco sí por tener que aguantar a mi amiga, pero es una gran persona. Y aunque esté feo que yo lo diga, el tío tiene un polvazo. Entiéndeme,
que eso no quiere decir que en algún momento yo me imagine en esa situación con él ni mucho menos, hasta un poco de grima me da pensarlo porque para mí es sólo un buen amigo y el novio de Almu, es decir, un sagrado, pero claro una tiene ojos en la cara.
Manu ha pasado de ser un chico delgaducho y desgarbado, sin nada especialmente reseñable, a un hombre con un cuerpo tonificado por su trabajo en la construcción,
siempre morenito y además es muy guapo. No obstante, todo lo que le he dicho sobre él lo dijo ella hace unas horas, así que no pienso quedar como la mala en esto y pienso dejárselo claro. - ¡Oye guapa, no te ofendas tanto, porque te recuerdo que esas palabras las dijiste
literalmente tú!
- Joder, que buena memoria tienes cuando quieres.
- No soy Carrie Well en “Imborrable”, pero no me quejo, desde luego.
- ¡Tú y las series!
- Bueno, ¿me vas a contar o no lo qué ha pasado? Pero… sin gritos por favor- le advierto mientras pienso que lo mejor será levantarme y hacerme un café. Total seguro que ya no vuelvo a pillar el sueño.
- Está bien. Nada de gritos. Pues verás, no sé si te acordarás que te llamé para decirte que creía que Manu me iba a dejar por otra. – no puedo más que poner los ojos en blanco. Cómo cojones no me voy a acordar cuando habían pasado ¿cuánto? ¿Diez horas
desde esa llamada? Pero como la conozco prefiero no entrar al trapo y la dejo continuar, asintiendo con un monosílabo, para hacerla saber que la escucho mientras meto un vaso
de leche al microondas y me voy al baño- Pues el caso es que yo creía que me iba a dejar porque últimamente estaba muy rarico. Miraba mucho el móvil y estaba nervioso perdío. Además era sábado y no había querío quedar conmigo. Así que tras hablar
contigo, he decidío que, como tú me has dicho, tenía que coger el toro por los cuernos y enfrentarlo. En el momento en el que te colgué le llamé y a pesar de que me puso muchas excusas, que si ya era muy tarde, que si no se encontraba bien, que si no le
apetecía salir, que si estamos a fin de mes y va justo de pasta…al final me puse firme y acabamos quedando.
- ¿Y?
- Lo primero que hice fue meter dos cucharas en el congelador…
- Dos cucharas – no pregunto, afirmo. Total para qué preguntar si me lo va a contar igual. - Si nena, es que leí en el Vogue que si has pasado mala noche y tienes ojeras metes dos cucharicas al congelador, después te las pones en los ojos y se baja la inflamación. Y yo mala noche no, pero lo que es la tarde con tanto llanto...
- Ah vale, prosigue- llego a la cocina, pongo el altavoz y saco el vaso quemándome las yemas de los dedos. Ahora mismo podría robar un banco sin problemas, creo que me he
quedado sin huellas dactilares de por vida. Nunca le voy a pillar el punto al microondas joder. ¡Me da una envidia más insana la gente que hace hasta huevos fritos en él! Yo soy incapaz de calentar un puto vaso de leche. Y mientras yo me soplo los dedos y los
meto debajo del chorro de agua la otra sigue a lo suyo. - Pues eso, me di una ducha y estaba tan nerviosa que “no sabía ni qué vestió ponerme”-
canta al más puro estilo Niña Pastori, provocándome muy a mi pesar una carcajada– No te rías que no sabes el rato que pasé sentada delante del armario en plan indio. Llegué a
pensar en salir con el pijama de la Monroe, es decir en bolas y con una gotas de Chanel, pero ya sabes tú que yo soy más de Don Algodón, así que al final me decidí por el conjunto que compramos juntas la última vez que te visité. ¿Te acuerdas?- como
siempre no espera contestación para seguir con su monólogo- Esos vaqueros tan monos y la camisa negra de encaje, con mi cazadora de cuero color camel y unos taconazos de
infarto del mismo color, que cuando me los calzo me siento como si trabajase en el circo del sol, pero que me estilizan que te cagas. Pues eso, me peiné, me puse las cucharicas durante dos minutos en los ojos, lo cual no sé si lo he mencionao antes pero
funciona, y por último decidí maquillarme, sin waterproof ni nada, así me aseguraba de no llorar delante de él si me dejaba. ¡Antes muerta que permitir que un ex me vea con
chorretes por la cara! - lo peor de todo es que es verdad. Ésta tía iba para diva- Bueno, el caso es que cuando salí de casa, él ya me estaba esperando apoyado en su coche tan
guapo como siempre. Llevaba esos vaqueros que le quedan tan bien, bajicos de la cintura y la cazadora de cuero atada, estaba para comérselo. Y cuando me vio aparecer… ¡Ay Adri! ¡Deberías haber visto su cara! Me miró de arriba abajo y de abajo
arriba, se lamió los labios lentamente y terminó por morderse el inferior. En ese momento justo, desapareció mi tanga por combustión instantánea, y casi se me olvida el motivo por el cual habíamos quedado- y aquí es donde me vuelvo a descojonar. Almu
espera que se me pase para seguir con su historia, supongo que no quiere que me pierda ningún detalle – Pues eso, aproveché que me miraba así para contonearme un poco más
hasta que llegué al coche junto a él, que seguía embobado. Me cogió de la cintura, y me acercó a él para besarme y arrimarme cebolleta. ¡Estaba más duro que las piedras el tío cochino! ¡Y sólo de mirarme! Así que a pesar de que no dejé que me besara y me separé de él en seguida, mi autoestima subió y me relajé un montón.
A estas alturas ya me he bebido el café con leche, gracias a que lo he cambiado dos veces de vaso, todo hay que decirlo, y como siempre no encuentro el mechero para
encenderme el cigarrito de después. Y sí, este es el único cigarrito de después del que gozo últimamente, así de triste es todo.
- ¿Ya estas fumando?
- Esto… ¿me estás viendo? - Pregunto mientras miro a mí alrededor – Porque ya sabes que estas cosas me dan miedo – y es cierto, desde que vi el “Show de Truman”, muchas veces me pregunto si no seré vigilada constantemente con cámaras y todo el mundo sabrá lo que hago.
- No, no te veo pava, pero te oigo.
- Pues me dejas mucho más tranquila. Bueno sigue. Te encontraste con Manu más caliente que la parrilla del mcdonal el día del padre y…
- Pues nada. Él como de costumbre no dijo nada al montarnos en el coche, y el silencio provocó que otra vez me pusiese nerviosa. Y es que a pesar de que sabes que mi Manu no es hombre de muchas palabras y que a mí nunca me ha importao, anoche sentía que
me iba a dar un parraque si no decía algo. Pero aguanté como una jabata sin decir ni esta boca es mía, y ya sabes tú el esfuerzo que eso supone para alguien como yo.
- No me lo puedo ni imaginar…
- En fin, el caso es que cuando vi que nos metíamos por un camino de tierra alejado del pueblo por el que yo no había pasado en toa mi vida, no puede más y le pregunté donde íbamos. El me miró, sonrió de una manera muy rara y me dijo que era una sorpresa. Y claro, paso lo que tenía que pasar.
- Y ¿qué es según tú, lo que tenía que pasar? – le pregunto al ver que no sigue con su historia.
- Ay nena, es que imagínate, ¿Manu dándome una sorpresa a mí? Ese hombre que lo más romántico que ha hecho por mí en cuatro años de relación, es mandarme un whatsApp con un emoji con dos ojos de corazón mientras cagaba… - y yo no puedo
dejar de reírme.
- No te rías nena.
- ¿Cómo pretendes que no me ría con las cosas qué dices? Venga, que ya me pongo seria – respiró hondo me concentro y al fin paro de reírme - ¿Qué fue lo que pasó?
- Pues eso, que mi imaginación me jugo una mala pasada y ahí fue donde todo se convirtió en un desastre Adri.
El tono lastimero de Almudena podría haber sorprendido a otra persona, y más teniendo en cuenta que lo que se supone que iba a contar era que se iba a casar, pero a mí que ya conozco sus giros teatrales no me ha impactado demasiado, la verdad sea dicha. A pesar de eso no me hace ningún mal darle un poco de coba, así que pregunto fingiendo estar muy preocupada:
- ¿Qué ha pasado Almu cariño? ¿Cómo se convirtió todo en un desastre?
- Ay Adri, es que imagina la situación por un segundo: un novio que ya no sabes si es novio o no. Que no quiere quedar contigo, pero que al final a regañadientes accede. Que te mira raro. Y que para colmo de males te mete por un camino de tierra intransitado y te dice que te va a dar una sorpresa. ¿Tú que habrías pensado?
- Pues habría pensado que quería echar un quiqui en el coche. Pero seguro que tú no pensante eso – concluyo al oír el bufido que me suelta. - ¡Pues claro que no! Nosotros siempre que queremos hacerlo en el coche vamos al mismo sitio, un descampado que queda en justo frente…
- Vale, vale, vale...- o la corto o me explica la ubicación exacta del descampado, y la postura en la que se ponen dentro del coche - Entonces, ¿qué pensante alma de cántaro? - Pues pensé lo único lógico que cabía en esa situación: que me quería matar y enterrarme en mitad de la nada. Porque eso es lo que era esa carretera, ¡la Nada absoluta!
- Pero ¡¿qué dices?! ¡Estás como una cabra! - me meo. Esta tía está como una regadera- ¿Me estás diciendo en serio que pensar que tu novio, ese que parece un osito de peluche gigante, te iba a matar, es lo más lógico que podías pensar en ese momento?
- ¡No estoy loca! Y claro que es lo más lógico. Piénsalo vale. Todos los días en la tele salen los vecinos y familiares de asesinos que aseguran que eran personas muy cariñosas y normales, y callaicas para más señas. ¡No me digas que esa descripción no casa a la perfección con mi Manu!
- Visto así, es muy lógico sí- consigo decir entre carcajadas y lágrimas varias. Sé que le está molestando que me ría, parece que puedo verla entornando los ojos, pero no lo puedo evitar. Como no sigue contándome, hago un esfuerzo sobrehumano por
contenerme y le pregunto qué pasó entonces.
- Pues ya te lo he dicho, ¡pasó lo que tenía que pasar! - me dice enfadada.
- Y lo que tenía que pasar, es…
- Pues que me tiré del coche en marcha y casi me mato por un terraplén.
- ¡¿Cómo?
- Si ya sabes ¡Esa, esa, esa pendiente era un poco trambólico! - me suelta imitando el famoso video de youtube que tan buenos momentos nos sigue haciendo pasar.
Y en ese momento las dos rompemos a reír durante al menos cinco minutos. Me duele la barriga, la mandíbula y tengo la cara empapada de lágrimas, por suerte no tengo las
lentillas puestas, si no las habría perdido entre tanta lágrima.
- Ya, ya tía, no te rías más de mí, que en la caída me he fracturado la muñeca y me han tenido que dar cinco puntos en la ceja derecha, y aunque me han asegurado que no me quedará cicatriz no veas el ratico que he pasao. Además de tener las rodillas que parezco el Ecce Homo y todo el cuerpo aporreao. Tengo tantos cardenales, que parece que se está celebrando un cónclave en mi cuerpo. Ahora mismo estoy aún en urgencias esperando que me den el alta.
- ¡Madre mía! ¿Pero cómo estás? ¿Necesitas que vaya? Puedo cogerme unos días libres si me necesitas.
Se me corta la risa en el acto. Menudo bajonazo me acaba de dar el cuerpo. Pobre Almu. Es verdad que no está bien de la cabeza, pero esto…
Yo odio profundamente los hospitales después de haber pasado tantos días en ellos por la enfermedad de mi padre, pero lo cortés no quita lo valiente y si Almu está hospitalizada pues allí me planto la primera.
- No qué va, mi futuro marido ha dicho que se va a hacer cargo de mí, ya sabes para ir practicando eso de en la salud y en la enfermedad… Además, prefiero que te reserves esos días libres para que te vengas a ayudarme a organizar mi boda.
Con tanta historia casi se me olvida que se supone que lo que iba a contarme es
precisamente eso, que se casaba.
- Primero, ¿seguro que estás bien? Que si no cojo el coche y un plis me planto allí.
- Que si en serio. No te preocupes.
- Ok. Entonces vamos a recapitular que me he perdido. Primero pensaste que Manu te dejaba, te citaste con él, y te tiraste de su coche en marcha porque pensaste que te iba a matar y decidiste ahorrarle el trabajo suicidándote tú. ¿Bien?
- Hija dicho así… pero vamos básicamente si.
- Y por eso ahora estás en urgencias esperando que te den el alta para irte a casa. Hasta ahí perfecto. Entonces… ¿Lo de la boda en que posición queda?
- Es que como no me dejas hablar…
- Seguro que ese es el problema. Que no puedes expresarte libremente. ¡Manda cojones!
- El caso es que mi pobre Manu- dice ignorando por completo mi comentario- cuando llegó hasta mi y al ver mi cara llena de sangre, por la herida de la ceja, y al no dejar de
quejarme, que ya sabes tú, que mi tolerancia al dolor es muy limitaica, se asustó tanto que rompió a llorar. Y entonces la que se asustó fui yo. Jamás había visto a mi Manu llorar. Cuando nos calmamos un poco y Manu comprobó que mis heridas no eran de gravedad, me pidió explicaciones de por qué había hecho algo tan insensato. Sabes que en cualquier momento se me habría ocurrido cualquier historia disparatada del tipo, “es que se metió por la ventana una abeja asesina, igualita que las que salen en las pelis de sobremesa de la sexta, y pensé que me iba a picar”, pero estaba tan agotada que no pude
más que decirle la verdad. Le conté que pensaba que quería dejarme y por eso había insistido en quedar con él, y que al meternos por ese camino pensé que había cambiado de opinión y no se iba a conformar con dejarme y por lo tanto quería matarme y le dije
que la culpa era suya por estar tan raro. Y Manu, mi Manu, me dijo que estaba loca si pensaba que él podría hacerme algún daño. Ains nena, me dijo que me quería, que era la
mujer de su vida y quería casarse conmigo. Me explicó que por eso me había llevado por ese camino, porque resulta que mi Manu, le había pedido prestada la casa al “Rubio” para darme una sorpresa al día siguiente y pedirme matrimonio, pero claro al insistir tanto en quedar con él esa misma noche, pues tuvo que adelantar la pedida. Así que ya ves- dice con un sonoro suspiro- Me caso. ¡Y tú, y Marta vais a ser mis damas
de honor y las encargadas de organizarlo todo!

NO HASTA QUE ME DIGAS TU NOMBREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora