Frío. Sentía mucho frío, sentía como el dolor se iba apoderando de mi y como empezaba a consumirme. Abrí los ojos y estaba nevando. Fruncí el ceño y caminé por aquel bosque nevado. A lo lejos pude divisar un cuerpo tendido sobre la arena.
Me acerqué un poco mas, era una chica, una chica pelirroja.
Mi ceño fruncido se convirtió en una mueca de dolor cuando vi que esa chica era yo, y que estaba muerta.
Tenía un disparo en la pierna, y llevaba la misma ropa que llevé a la bolera, el día que casi me matan.
Por alguna razón sentí que quería arrodillarme junto a mi cuerpo. Tal vez era un fantasma y agonizaría durante el resto de mi vida, pero, ¿y qué? Estaba muerta
Acaricié la cara de mi cadáver cuando a lo lejos divisé una silueta, otra persona, pero, a diferencia de mi cadáver, esta estaba viva. Me acerqué con sigilo cuando el rostro de Tayler apareció frente a mi.
Estaba dispuesta a echarme sobre él, y llorar.
Llorar como nunca lo he hecho en toda mi vida, pero me quedé paralizada cuando vi un arma en sus manos.
-Tayler. -Acaricié su mano, pero él me ignoraba. O tal vez no me escuchaba. -Tayler, ¿me oyes? -Seguía sin hacerme caso.
Caminó hasta mi cadáver y yo le seguí. Una vez junto a el cadáver, lo miró desde arriba, sus ojos no reflejaban tristeza, solo ira, rabia, y asco.
Se arrodilló junto a el y susurró.
-Ya era hora. -Acarició la cara del cadáver y sonrió con arrogancia. -Lo siento, Ali, pero no lo siento.
Me desperté de golpe, y mi primer movimiento fue asegurarme a mi misma que seguía viva.
Solo ha sido una pesadilla.
Respiré hondo y cerré los ojos para abrirlos de nuevo, junto a una sonrisa forzada. Tayler apareció con una bandeja repleta de comida por el pasillo, directo a la habitación. Sonrió y suspiró cuando me vio despierta.
Se acercó a mi y depositó la bandeja en la mesita de noche, luego besó mi frente de forma cariñosa.
-El desayuno era una sorpresa, pero veo que me la has arruinado. -Sonreí.
-Vaya, siento ser una madrugadora de primera. -Sonreí arrogántemente y heché un vistazo a la bandeja.
Un vaso de leche, otro vaso de zumo. Dos magdalenas, una tostada, y dulces de chocolate.
Devolví mi vista a Tayler y alcé una ceja. Rió divertido y se alzó de hombros.
-No sabía que querías desayunar. -Sonrió de medio lado y me contagió la sonrisa.
Deslicé una mano y alcancé la tostada, luego me la llevé a la boca inocéntemente. Tayler no apartó la vista de mi, y casi que observó como le di el primer bocado, y el segundo.
Sonreí notando su mirada sobre mi y él me imitó. Llevé de nuevo la tostada a la boca.
-Y bien, ¿que has hecho durante los últimos seis meses? - Cuando dijo eso, alejé la tostada de mi boca sin dar el bocado. Le miré con curiosidad y él se encogió de hombros. -No tienes que responder si no quieres. -Suspiré y me acomodé en la cama para contarle.
-Cuando llegué, he de reconocer que estaba asustada, es decir, ¿qué hacía una chica como yo allí, sola? -Reí con ironía. - Pero cuando llegué al hotel donde me alojé, conocí al chico que residía en la habitación de al lado. -Sonreí recordando cuando tropecé con Chris. -Él es Chris, mi... -Pensé unos segundos antes de contestar. - ¿Amigo? -Me encogí de hombros. Sabía perféctamente que era mas que eso.- Él me ayudó a integrarme y pasé demasiado tiempo junto a él, demasiado diría yo. Es un buen chico, la verdad. -Sonreí y mis ojos se encontraron con el ceño fruncido de Tayler. Lo ignoré y continué. - Trabajé en un bufete de abogados y realmente me gustaba ese trabajo. Mi tiempo allí se basó en eso, de casa al bufete, del bufete a casa. -Hice una pausa, pero no hablé mas.
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Don't judge me *COMPLETA*
RomanceSer la hija de un juez no es que sea de su agrado, pero nunca le molestó como para que fuese un problema. Ese problema llega cuando, por casualidad, su camino se cruza con el de Tayler, un joven de la calle, también conocido como delincuente. Casi...